Esta mañana, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los miembros del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad en España, alcaldes de las 15 ciudades españolas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El interés “por el patrimonio, se lee en el discurso pronunciado, no puede quedarse en el ámbito artístico-cultural, sino que ha de tener una perspectiva más amplia, acogiendo la integridad de la persona que recibe este legado y de los pueblos que nos lo han trasmitido”.
Publicamos a continuación el texto de las palabras de saludo que el Papa había preparado para la ocasión y que fueron pronunciadas a los presentes durante el encuentro:
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Saludo del santo Padre
Queridos hermanos y hermanas:
Me alegra poder recibirlos en esta “Ciudad” del Vaticano, que al igual que las que ustedes representan, conserva un rico legado del que somos custodios. Es una gran responsabilidad, pero también una hermosa vocación.
En ese sentido, pienso que nuestro interés por el patrimonio no puede quedarse en el ámbito artístico-cultural, sino que ha de tener una perspectiva más amplia, acogiendo la integridad de la persona que recibe este legado y de los pueblos que nos lo han trasmitido. Las situaciones históricas —con sus luces y sus sombras— nos hablan de hombres y mujeres reales, de sentimientos auténticos, que deben ser para nosotros lecciones de vida, por encima de piezas de museo.
Son los sufrimientos y los anhelos de las personas que han construido a lo largo de tiempo sus ciudades, el mestizaje de culturas y de civilizaciones que se han ido sucediendo en ellas, y como no, su fe en Dios, lo que hace latir su corazón con pasión.
Pido al Señor que, junto a la belleza de sus ciudades, el Señor les conceda la gracia de trasmitir la fe, la esperanza y la caridad de sus gentes. Que la contemplación de los distintos monumentos permita recapacitar —tanto a quienes las habitan como a los que las visitan— sobre la prudencia y la fortaleza que hizo posible su realización. Que puedan sentirse interpelados por las lecciones de justicia y templanza que cada situación histórica recoge. Hablaremos así de pueblos, de personas, de una historia que no se contempla, sino que se realiza, con un ojo en el pasado y otro en el futuro, para tener siempre las manos en el presente que nos cuestiona cada día. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.