Audiencia general: María “nos indica el camino hacia su Hijo”

Resumen en español

Audiencia general María
Audiencia general 24 marzo 2021 © Vatican Media

En la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco ha señalado que María ocupa un puesto privilegiado en el itinerario de mediación “porque nos indica el camino hacia su Hijo”.

Hoy, 24 de marzo de 2021, el Santo Padre ha presidido la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico vaticano, transmitida en directo, de nuevo sin fieles, como medida de prevención frente a la COVID-19, y ha seguido con el ciclo de catequesis sobre la oración centrada en tema de “Orar en comunión con María”.

Cristo es mediador

En sus palabras en español, el Papa ha recordado que hoy “estamos en vísperas de la fiesta de la Anunciación y esto ya nos indica que la vía maestra de la oración cristiana es la humanidad de Jesús”. No podríamos, continúa, “entrar en esa intimidad con Dios si el Verbo no se hubiese hecho carne y no nos hubiese comunicado el Espíritu Santo para poder llamar a Dios ‘Padre’”.

También ha explicado que “Cristo es el mediador, el único mediador, el puente a través del cual llegamos al Padre”. Del mismo modo, sostiene que “nuestra oración siempre por Cristo, con Él y en Él, en la unidad del Espíritu”, y que “cualquier otra referencia encuentra en esta verdad su sentido”.

María, un “catecismo viviente”

Francisco destaca que “las manos, los ojos, los gestos de María son un catecismo viviente, que nos muestran cómo adorarlo en el pesebre, cómo seguirlo en el servicio a los hermanos y cómo acompañarlo en el extremo sacrificio de la cruz”. A los pies de la misma, prosigue, “Jesús quiso además extender la maternidad de María a toda la Iglesia, colocándonos bajo su manto”.


Así “comenzamos a pedir su intercesión con expresiones directas sacadas de la Sagrada Escritura: ‘Llena de gracia’, ‘Bendita entre las mujeres’, o con el título de ‘Madre de Dios’, proclamado por el Concilio de Éfeso”, añade. Ella “pide por nosotros pecadores en cada circunstancia, como en Caná, y no deja de estar junto a la cruz de su Hijo, al acompañarnos en la hora de la muerte”.

Por último, ilustra cómo “aquellos que, como durante esta cruel pandemia, se encuentran solos y desamparados, en ella hallan la ternura de la Madre que nunca nos abandona”.