17 mayo, 2025

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Carta a mis hijos

El matrimonio, el sacrificio y el verdadero amor que construye un "nosotros"

Carta a mis hijos

Esta estos días leí la carta que publicó Álvaro Villanueva en el periódico “El País” a su hijo de 17 años con discapacidad. El título lo resume perfectamente: “NO se trata de a cuánto renuncio, sino cuánto amo”. (Álvaro Villanueva, periódico El País, 16 de enero de 2025).

Su lectura, aunque hablaba sobre su relación con su hijo y consigo mismo, inevitablemente me ha llevado a considerar la relación en el matrimonio. El título es también válido.

Pensaba por qué se producen tantos divorcios y, probablemente por pasar tantos meses en México, me venía a la cabeza la expresión “quemar las naves”, que hace referencia al mito de que Hernán Cortés mandó quemar sus navíos tras llegar a Veracruz con el fin de evitar que sus soldados tuvieran la tentación de regresarse a La Española, hoy conocida como Cuba.

Pensaba que al casarse hay que quemar las naves.

¿Quiere esto decir que hay que cerrar toda posibilidad al divorcio?

Esa es la conclusión simple. Lo que quiero decir es que, literalmente, hay que quemar las naves.

¿Qué naves?

Dos. El buque llamado “yo” y el navío llamado “mi”.

Sí, los dos. En realidad es lo que los esposos afirman en la iglesia: “YO, …., te acepto a ti como esposa (es decir, te acojo tal y cual eres y llegues a ser, renuncio a cualquier objeción, como los padres acogemos a los hijos) y me entrego a ti”. Si te entregas ya no te perteneces, le perteneces a tu cónyuge y eso implica renunciar a tu “yo” y a tu “mi”, para convertirte en el custodio de su vida.

Acabas de entregar lo que tú deseabas, planeabas, esperabas … y también lo que puedas llegar a desear, planear o esperar en el futuro.

A partir de ese momento tendrá que ser lo que los dos deseemos, lo que los dos planeemos, lo que los dos esperemos.

Nuestras viejas naves, nuestros “YO”, ya solo deben servir para ser los soportes del “nosotros”.

Puede que suene muy radical, pero cuando amas – y si no amas no te cases – o eres radical o no amas.

Queda, cómo no, la tentación de reservarse una pequeña embarcación con la que salir a navegar en soledad: una cana al aire … un pequeño (o gran) vicio oculto.

El bote llamado “mi”: “mi tiempo”, “mi golf”, “mi gimnasio”, “mi pilates”, “mis amigas”.

Hay quien tiene hasta una fragata: “mi carrera profesional”, “mi sueño”.

Nada malo si se reconocen como concesiones del “nosotros” y siempre supeditadas a ti – a tu cónyuge -, nunca como prioridades.

Es evidente que el matrimonio implica la renuncia (título del artículo que me ha llevado a esta reflexión), pero ir en una dirección siempre implica renunciar a ir en la contraria.

En alguna ocasión he pensado qué hubiera sido de mi vida si no me hubiera casado, incluso si no hubiéramos tenido cinco hijos.

Lo primero que me viene al corazón es que hubiera escrito mucho más. Ya tendría varios libros publicados. También hubiera estudiado mucho más. Sería mejor profesional. Hoy en día creo que lo más probable es que estuviera viviendo en Estados Unidos.

¿Pero acaso hubiera merecido más la pena escribir unos libros, o tener más conocimientos, o más dinero, o vivir con más facilidades y comodidades, habiendo tenido que renunciar a cualquiera de vosotros o, más aún, a vuestra madre?

La respuesta es evidente.

Es cierto que el matrimonio es, en ciertos momentos, difícil. Pero la mayoría de las veces la dificultad está en las circunstancias, no en las personas que lo forman.

Para nosotros vivir con el agua al cuello económicamente nos supuso periodos de mucha tensión e incluso distancia. Y ver las cosas de manera diferente te hace pensar que el problema está en tu cónyuge, no en las circunstancias.

Y sin duda el demonio hace todo lo posible por destruir los matrimonios. Todos los matrimonios.

Nosotros también hemos sufrido.

Durante un tiempo a mí el demonio me convenció de que vuestra madre era una persona muy difícil, y de que eso no tenía solución. Fue un tiempo de enorme fragilidad.

Afortunadamente la Virgen María intervino, literalmente, y logró que aquello que me había alejado de ella se difuminara como la niebla y pudiera volver a ver a vuestra madre con toda su belleza. Creo que ella pasó por algo similar.

No hay mejor forma de destruir un matrimonio que haciendo pensar a los cónyuges – a menudo basta con que le suceda a uno solo de los dos – que hay algo más importante en su vida que su matrimonio.

Cada vez te fijas más en lo que “estás perdiendo”, y no aciertas a ver ninguna ganancia en todo lo que recibes. Más aún, te cuestionas si acaso recibes algo, o es que “¿Acaso no pongo yo todo?”

Es como si el “YO” resurgiera con más fuerza que nunca de sus cenizas, como el ave Fénix, y se hiciera imparable. “Yo, yo, yo”, “mi, mi, mi”, son las palabras que en ese momento más utilizamos en las discusiones. La palabra “tu” solo aparece para culpar o reprochar. La palabra “nosotros” desaparece.

Hay que quemar las naves. La del “Yo” y la del “mi”.

Hay que aceptar que hemos llegado a esta nueva tierra, a este lugar nuevo y desconocido que se llama matrimonio para quedarnos. Ni volver atrás y huir hacia adelante. Será, en realidad, lo que queramos que sea. Podremos hacer de él un paraíso o un infierno. Depende de cuánto amemos (a cuánto recíprocamente renunciemos).

Pero ya que he estado usando el símil de las embarcaciones, me gustaría terminar dándoos una brújula para vuestras travesías. No solo la del matrimonio, en realidad es una brújula para la vida. Como podíais esperar es una brújula que encontré en la biblia, de hecho son unas palabras de Jesús, que a mi me parecen tan sorprendentes como esclarecedoras: “porque allí donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo, 6, 21).

¿Queréis saber dónde habéis puesto el corazón?, pensar cuál es vuestro tesoro.

He conocido gente que su tesoro es el fútbol. ¿Os acordáis del pobre fallecido que estaba en la sala del tanatorio enfrente de la del abuelo, que pidió que se le enterrara con el uniforme del Atlético de Madrid? Ya sabemos dónde estaba su tesoro.

Hay gente que su tesoro es la caza, y vive para ello, o quien su tesoro son las ballenas o las tortugas, y viven para “salvar las ballenas”, o quién vive para el dinero, o para el trabajo, o para el juego o para cualquier cosa. También los hay que viven para sí mismos.

Si deseáis casaros, si llegáis a hacerlo, aseguraros siempre que vuestro tesoro es vuestro cónyuge y cuando nazcan, si llegáis a tener hijos, también ellos. Que vuestra familia sea vuestro hobby.

El padre Mendizabal decía: “los afectos son el lugar donde se va el corazón cuando lo dejas libre”. Allí donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón.

Y si algún día descubrís que vuestro afecto se va a cualquier otro sitio que no es vuestro hogar, entonces tomar las riendas, poneros al mando de vuestro barco y corregir el rumbo antes de que sea demasiado tarde. De lo contrario puede que lleguéis muy lejos, pero os aseguro que llegaréis cargados de soledad.

Nacho Calderón Castro

Nacho es el fundador y director del Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas (INPA) en Madrid, España y forma parte del equipo de Neurological Rehabilitation International Consultants, dirigiendo su centro en Laredo, Texas, tareas que compatibiliza impartiendo conferencias en centros de enseñanza, desde jardines de infancia hasta universidades. Ha sido colaborador con con el programa de radio La Mañana de COPE, dirigido por Javi Nieves durante los cursos 2012 – 2014 y es profesor del Instituto de Estudios Familiares – IDEFA. En el año 2013 fue llamado por el Dr. Unruh para continuar su labor en Estados Unidos. Para realizar tal tarea y en reconocimiento a su trayectoria profesional, el gobierno de aquel país le ha concedido el visado 01, otorgado a personas con “habilidades extraordinarias”. Desde mayo de 2017 Nacho ha trasladado esta consulta a Pachuca, en el estado de Hidalgo, en México, y de ese modo trabaja junto con Iliana Guevara Rivera, con quien comparte una trayectoria profesional desde noviembre de 1992. Nacho Calderón atiende por tanto a pacientes en México a lo largo de tres meses al año – febrero, junio y octubre -, dedicando ocho meses a la atención de pacientes en España. Licenciado en Psicología, comenzó su labor profesional en los Institutos para el Logro del Potencial Humano en Filadelfia, junto con Glenn, Janet y Douglas Doman, donde estuvo durante dos años completos. Durante este periodo atendió a familias en Filadelfia, Fauglia (Italia) y Tokio (Japón). A su regreso a España en 1995, fue co-fundador de la asociación Institutos Fay para la Estimulación Multisensorial. Nacho trajo el primer Audiokinetron (para el tratamiento Bèrard) que hubo en nuestro país. En 1997 comenzó su formación como evaluador con el método IRLEN, tras su paso por el IRLEN Center de Helen Irlen en California, se convirtió en 1999 en el responsable de dicho método en la península. En el curso de 1997-98, completó su formación en reflejos primitivos de la mano de Peter Blythe y Sally Goddar. Más tarde continuaría su formación junto con Kjelt Johansen, Harald Blomberg y Beatriz y Sonia Padovan. Ha sido instructor KUMON durante más de 10 años y ha dado conferencias en Bélgica, Italia, Alemania y Reino Unido. Nacho ha sido profesor en el Master de diseño infantil en espacio y producto del Instituto Europeo de diseño y en la actualidad compagina toda su labor clínica con la formación en el Master para la formación del profesorado de la Universidad Rey Juan Carlos.