Cocodrilos y jaguares

Coger la mano que Dios me tiende

Cocodrilos y jaguares
Salvar de ahogarse © Canva

D. Antonio Ducay, sacerdote y escritor, ofrece esta reflexión sobre la aventura de vivir, de vivir con miedo y descubrir a Dios en cada éxito, fracaso, alegrías y decepciones.

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Hace un tiempo leí y me atrapó la aventura de alguien que iba tranquilo en su avioneta y el motor empezó a fallar. Se paró y se cayó sobre las selvas de Brasil. El piloto era experto en dos cosas: en planear en casos de emergencia y en sobrevivir en la selva. Vivió una aventura de 36 días. Sus peligros eran los cocodrilos, los jaguares y las lluvias nocturnas. Nunca se había acordado de Dios, pero ahí, cuando se vio perdido, recurrió a El y le gritó desde el fondo del corazón. Obtuvo respuesta: “¡aquí me tienes!”  Gracias a eso se salvó aunque tardó 36 días. En alguna entrevista comentó que en la selva nació Dios para él. Ahí lo descubrió. Y que no pensaba soltarlo.


Cada uno descubrimos a Dios, si queremos, en nuestra vida, donde también hay peligros de cocodrilos y jaguares, aunque en formas distintas. Ver nuestra vida como una aventura no es fantasear, sino ser realista, los cocodrilos y jaguares son los éxitos y fracasos, alegrías y decepciones, estados de ánimo altos y medio depres. Es nuestra realidad. Quizá cuando más lo necesitamos también gritemos a Dios. Entonces El me tiende la mano.  Pero depende de mí. ¿Le grito ahora o lo dejo para más adelante?  Es pregunta esencial. Es la pregunta de mi vida. ¿Cojo la mano que me tiende hoy o la rechazo?

Os paso la experiencia de otros. Os va a parecer absurda. Es decir “¡gracias, te quiero!” y “¡ayúdame!” aunque no lo sienta. Puede parecer hipocresía, porque no está el horno para bollos.  Pero no lo es. Es coger la mano que Dios me tiende.  Es una experiencia vivida por muchos que les ha hecho encontrar una vida distinta. De las experiencias ajenas se aprende.