Colombia: Obispos, importancia del diálogo ante la crisis

Jornada de oración el 11 de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús

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Protesta en Colombia © CELAM

Los obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia, frente a la crisis social que sigue afrontando el país y ante los encuentros que se vienen dando entre el Gobierno y el Comité Nacional de Paro, para buscar caminos de salida, ofrecen una reflexión de nueve puntos en torno a la importancia del diálogo, basándose en la enseñanza de la Iglesia.

Igualmente, animan a todos los católicos a perseverar en la oración, pues esta, “infunde ánimo y sostiene a quien quiere promover el entendimiento y la fraternidad”. En este contexto, convocan para que el próximo viernes 11 de junio, en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se unan a una jornada de plegaria para pedir por la paz y la reconciliación del país.

En su reflexión, los prelados explican que el diálogo exige, en primer lugar, “un cambio interior o una nueva disposición personal en la búsqueda del bien común, porque la paz nace de un corazón nuevo”. Es preciso, por tanto, “renovar el ‘corazón’ del hombre, para renovar los sistemas, las instituciones y los métodos”, se trata de “reencontrar la clarividencia junto con la libertad de espíritu, el sentido de la justicia junto con el respeto a los derechos humanos de todos, el significado de la equidad y de la solidaridad, el valor de la confianza mutua y de la fraternidad”.

También consideran que es necesario “creer que el diálogo es posible, aunque las posturas tensas e inconciliables, a primera vista, pareciera que no dan lugar a acuerdos”. El diálogo “no es una utopía; hay que apostarle a esta herramienta, vencer los obstáculos y dejar que tengan prioridad las causas justas que están en juego” y “aunque es difícil, es el único camino humano para la solución de los conflictos y su fruto más valioso es la paz”.

Asimismo, el diálogo “debe manifestar apertura y acogida, es decir, ha de permitir que cada parte exponga sus puntos de vista, pero que escuche también la situación que presenta la otra” y “pide disposición para ceder o conceder por el bien común, pues implica abrirse al intercambio sincero de pareceres, para alcanzar la comprensión mutua y avanzar hacia los puntos de contacto que ofrecen soluciones a las divergencias”.

Por otro lado, el comunicado remarca que “en el diálogo hay que establecer como fundamento la búsqueda de lo bueno y justo, deponiendo los intereses egoístas o parciales”, el diálogo “no se orienta a que haya un vencedor y un vencido, sino a que venza lo que promueve la dignidad humana”.


Además, el diálogo “supone siempre la verdad, esto es, un acercamiento objetivo a la realidad, excluyendo todo apasionamiento que lleve a visiones equivocadas de las situaciones que se abordan”. Es preciso “evitar la llamada mentira táctica, que sólo enrarece la comunicación y exaspera los ánimos”.

El diálogo “debe poner en el centro las necesidades de los pobres y vulnerables, de los marginados y excluidos, de las víctimas de la violencia, de los que han sido vulnerados en sus derechos fundamentales”. Así, “no se puede olvidar a los enfermos y a los profesionales de la salud que siguen enfrentando la pandemia del COVID-19, sin los recursos necesarios; a los que han perdido sus empleos o no han podido reactivar sus negocios; a los campesinos que ven perdidos los frutos de su trabajo, a los servidores públicos, en fin, a todos los que se han visto afectados por las situaciones que estamos viviendo”.

El diálogo “necesita apuntar a lo fundamental y prioritario, de modo que resulte fecundo y pueda avanzar hacia los acuerdos que se necesitan. El diálogo es estéril cuando sólo se queda en lo superficial o se bloquea por intereses egoístas”, aclaran también

El diálogo “requiere la decisión de perseverar, pues exige paciencia y empeño, y se apoya en la voluntad decidida de recurrir a todas las fórmulas posibles de negociación, de mediación o de arbitraje, esforzándose en que los puntos de encuentro prevalezcan sobre los de división o ruptura”, agregan.

Finalmente, subrayan que “el diálogo reclama la participación y el aporte de toda la sociedad, pues construir el país que soñamos no es responsabilidad de unos pocos, sino que, como nos recordó el Papa Francisco en su visita a Colombia, es una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos”.