Cuba: “Si hay diálogo”, posibilidad de “un país mejor”

Declaraciones del presidente de Signis Cuba, Xavier Carbonell, a ADN CELAM

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Bandera de Cuba © CELAM

Ante las protestas iniciadas en Cuba el pasado 11 de julio, Xavier Carbonell presidente de la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación Signis en Cuba apunta dos hipótesis: “Si hay diálogo y cambio, la posibilidad de un país mejor, de un futuro real para nosotros”, por el contrario “si se persiste en silenciar lo que ocurre dentro de la isla, si se nos deja solos, vendrá una ola de represión todavía más dura”.

Internet potenció las protestas

El joven periodista y escritor, en conversación con ADN CELAM, sistema informativo del Consejo Episcopal Latinoamericano, describe que lo sucedido tiene similitudes con la situación de los años 90, cuando la gente salió a las calles a protestar frente a la frustración e impotencia, no obstante “de aquel momento a este hay numerosas diferencias”.

En primer lugar, explica que la dirigencia del país contaba con un prestigio que solo puede dar la guerra, mientras que el Gobierno actual no cuenta con ese respaldo simbólico; en los 90 Castro vivía y tenía esa influencia secular que lo mantuvo tanto tiempo a la cabeza del país. Además, para el joven comunicador “el pueblo era más dócil, era otra generación. Ahora, sin embargo, las redes sociales contribuyen a la visibilidad de cualquier circunstancia, no es posible ya ocultar con facilidad tal o cual protesta”.

“Internet dio potencia y movilidad a las protestas del 11 de julio en cuestión de horas, por todo el país. Sucede que desde entonces la conexión ha sido suspendida, y los que accedemos a ella hemos tenido que hacer malabares tecnológicos. La desinformación amplifica el enojo y la frustración del pueblo”, afirma.

Legítimas demandas del pueblo

Mientras el régimen cubano acusa a redes como Twitter de forjar una conspiración de cuarta generación del imperialismo norteamericano, Carbonell ha vivido en carne propia el rigor de la censura de Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba.

“Ha sido doloroso el tratamiento internacional de las protestas del 11J. Las televisoras nacionales, las rusas y las venezolanas han manipulado los acontecimientos de manera infame”, lamenta.

Inclusive “el apoyo poco avisado del presidente mexicano, el argentino, el venezolano y tantos otros ha sido descorazonador”, mientras que “otros medios, habitualmente confiables, se han hecho eco (por estupidez o por maldad) de la versión oficial del Gobierno”.

El director de Signis Cuba reivindica las legítimas demandas de los cubanos, puesto que “los reclamos del pueblo no provienen de una ‘desestabilización pagada por el imperialismo’ ni de elementos antisociales”. “Eso es retórica barata y ya francamente aburrida: hay un justo reclamo popular por el cambio, la decencia, por apertura económica, por una mejor administración, por que cese la corrupción omnipresente”, remarca.

Lo cierto es que “en Cuba no hay vida, hay apenas supervivencia. Un pueblo no sale a las calles, en medio de una pandemia, por capricho sino por extrema desesperación”.

Necesidad de un diálogo

Sobre el futuro inmediato de estas movilizaciones tiene muy claro: necesidad de un diálogo urgente para “una escucha por parte de las instancias oficiales que reconozca la precariedad en que se está viviendo y busque una vía de resolución”.


No obstante, “hay deseos de algo más, de un mayor control del pueblo sobre su destino, un deseo de cambio y madurez como ciudadanía. El Gobierno está compuesto por cubanos, el ejército y la policía también: son nuestros hermanos, hijos de esta tierra, y como tal deben actuar y escuchar, a favor del pueblo, no contra él”.

“De nada servirán las calificaciones y llamadas a la violencia. En estos días se convocó prácticamente, con imprudencia, a un enfrentamiento civil. La ola de violencia es silenciosa a nivel informativo, pero real y efectiva”, señala.

Llamado al Papa Francisco

En cuanto al papel de la Iglesia (laicado, vida religiosa y clero) en este histórico momento del país ha indicado que “los obispos cubanos han emitido un mensaje que, al parecer, data del comienzo de las protestas, antes de que iniciaran los asesinatos y la violencia de las últimas horas”. También “el arzobispo de Miami lanzó un comunicado. Los laicos hemos hecho lo posible por ventilar la verdad de la situación, siempre que hemos tenido conectividad”.

De hecho “Signis, la Asociación Católica Mundial para la Comunicación, ha apoyado incondicionalmente a sus miembros (varios de ellos encarcelados) y al pueblo cubano a nivel regional, global y nacional con pronunciamientos y apoyo”.

Asimismo, indica que “nos ayudaría mucho un poco más de radicalidad, de opción por los golpeados y asesinados; una palabra firme por la escucha y la no violencia, una palabra profética. También quisiéramos escuchar qué tiene que decir el Papa Francisco sobre esto”.

“Los militares golpearon a un sacerdote y secuestraron a un seminarista en su propia casa. Muchos laicos católicos se han hecho presentes durante las protestas y han sufrido las consecuencias de la fuerza”, asevera. Por tanto, “todos, yo incluido, comunicamos asediados por el miedo, pero no nos tiembla la voz. Tenemos un deber para con nuestra conciencia y nos debemos a la verdad”.

Dos hipótesis

La cruenta represión no es un invento de los laboratorios de guerra sucia del imperio, Xavier conoce de primera mano “directamente o por testimonio de los asesinatos, tiroteos y golpizas”.

Revela que “la situación de la isla es de extrema desesperación, que no le quepa duda a nadie: carencia de alimentos, medicamentos y objetos de primera necesidad, torpeza y desidia administrativa, represión habitual a movimientos disidentes, cortes programados de energía eléctrica de hasta seis horas, y la llegada al punto crítico de la pandemia, provocado por la entrada de turistas provenientes de varias naciones”.

Frente a este escenario formula dos hipótesis: “Si hay diálogo y cambio, la posibilidad de un país mejor, de un futuro real para nosotros”, por el contrario “si se persiste en silenciar lo que ocurre dentro de la isla, si se nos deja solos, vendrá una ola de represión todavía más dura”. “Tendremos que sufrir del mismo modo que ahora: en soledad internacional, impotentes, viendo cómo se miente sobre Cuba y con la misma incertidumbre de hace décadas”, concluye en sus declaraciones a ADN CELAM.