08 mayo, 2025

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Dentro del cónclave: la elección del Papa como nunca te la han contado

El cardenal Felipe Arizmendi explica paso a paso el proceso que cambia la historia de la Iglesia y del mundo entero

Dentro del cónclave: la elección del Papa como nunca te la han contado

En un mundo cada vez más volátil y cambiante, hay ritos que perduran con fuerza, dignidad y misterio. Uno de ellos es el cónclave: la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica para elegir al nuevo Papa, sucesor del apóstol Pedro. Este proceso, cuidadosamente normado por el documento Universi Dominici Gregis, promulgado por San Juan Pablo II, es único en el planeta.

El cardenal Felipe Arizmendi, en una entrevista cercana en Ver y Creer Tv, explica en qué consiste este rito milenario que ha permanecido esencialmente inalterado durante siglos. Frente a las versiones distorsionadas de películas o titulares sensacionalistas, Arizmendi recuerda que el cónclave es, ante todo, una experiencia profundamente espiritual.

“El cónclave —afirma— es la reunión de los cardenales, colaboradores más inmediatos del Papa, quienes, tras mucha oración, consulta y discernimiento, tienen la responsabilidad de elegir a quien será el nuevo Pontífice.” Es una tarea exigente y delicada, en la que los cardenales se aíslan del mundo para dejarse guiar únicamente por el Espíritu Santo.

Desde el pontificado de Pablo VI, solo los cardenales menores de 80 años pueden participar como electores. Aunque el título de cardenal es vitalicio, el derecho a votar en el cónclave se pierde al superar dicha edad. Actualmente, hay 133 cardenales electores en todo el mundo.

Arizmendi, ya emérito, no participa en un eventual cónclave, pero recuerda con claridad la experiencia de las congregaciones y consistorios, las reuniones previas y el sentido profundo de este evento: “Gracias a Dios que no participo —dice con humildad— porque es una inmensa responsabilidad.”

Un dato curioso que aporta el cardenal Arizmendi es que, aunque se elige a un miembro del colegio cardenalicio, en teoría cualquier varón bautizado con las cualidades necesarias podría ser elegido. Si no es obispo, se le ordena inmediatamente antes de iniciar el pontificado. Para que un candidato sea elegido Papa, debe alcanzar una mayoría de dos tercios de los votos de los cardenales presentes, y pueden realizarse hasta cuatro votaciones por día hasta lograr ese consenso.

El cónclave no es un mecanismo político ni una pugna de poder, sino una llamada a la escucha del Espíritu Santo. En un mundo que corre a toda velocidad, este rito invita a la pausa, al silencio, a la oración. Y por eso, la Iglesia sigue siendo una de las instituciones más admiradas, incluso por quienes no comparten la fe católica.

El cónclave no solo elige a un nuevo Papa: representa un acto de fe y confianza en la acción de Dios en la historia. Un recordatorio de que, aunque los tiempos cambien, hay verdades que permanecen.

La palabra “cónclave” proviene del latín cum clave , es decir, “bajo llave”, reflejando esta tradición de aislamiento total durante el proceso electoral. Aunque hoy en día las condiciones son mucho más humanas, el espíritu sigue siendo el mismo: garantizar una elección libre, sin presiones externas ni influencias políticas.

Estructura actual del cónclave

Según la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis promulgada por el Papa San Juan Pablo II en 1996, el cónclave está regulado con gran precisión. Solo pueden participar los cardenales menores de 80 años , conocidos como electores . Actualmente, hay alrededor de 120 de ellos provenientes de todo el mundo, lo cual refleja la catolicidad y universalidad de la Iglesia.

El proceso comienza con una misa en la Basílica de San Pedro, seguida por la entrada solemne de los cardenales electores a la Capilla Sixtina, mientras cantan himnos pidiendo la guía del Espíritu Santo. Allí se desarrolla el juramento colectivo ante los Evangelios, comprometiéndose a respetar las normas establecidas y mantener el secreto absoluto sobre lo ocurrido dentro del recinto.

Durante el cónclave, los cardenales están completamente aislados del mundo exterior . Se prohíbe cualquier comunicación externa, salvo casos excepcionales debidamente justificados, bajo pena de excomunión. Esta medida asegura que la elección sea espiritual, no política ni mediática.

Proceso de votación

El proceso de votación se divide en tres fases principales:

  1. Preescrutinio : Se designan tres escrutadores (encargados de contar los votos), tres revisores (para verificar resultados) y tres enfermeros (para recolectar las papeletas de los cardenales enfermos que no puedan asistir a la Capilla Sixtina).
  2. Escrtutinio o votación : Cada cardenal escribe en una papeleta el nombre del candidato de su elección, pronuncia un juramento y deposita la papeleta doblada en una urna. Los escrutadores cuentan los votos y anotan los resultados, cosiendo cada papeleta con hilo y aguja para garantizar la transparencia.
  3. Postescrutinio : Si ningún candidato obtiene los dos tercios más uno de los votos necesarios, las papeletas se queman junto con sustancias químicas que producen humo negro, señal de que aún no hay Papa. Cuando se alcanza el consenso requerido, el humo blanco sale de la chimenea instalada en la Capilla Sixtina, anunciando al mundo que hay un nuevo Pontífice.

Duración del cónclave

Aunque el cónclave puede durar días, semanas e incluso meses, existen mecanismos para evitar prolongaciones innecesarias. Si después de nueve días de votaciones no se ha logrado un acuerdo, se activa un sistema especial: los cardenales deben elegir entre los dos candidatos más votados hasta ese momento. Esto aumenta las probabilidades de llegar a una decisión definitiva.

Además, en medio de estas jornadas, se realizan pausas para la oración, reflexión y meditación, reforzando la idea de que la elección del Papa es una acción profundamente espiritual, guiada por la acción del Espíritu Santo.

¿Quién puede ser Papa?

Cualquier varón bautizado puede ser elegido Papa, aunque en la práctica siempre ha sido un cardenal. No importa su nacionalidad, raza o lengua; lo fundamental es que tenga las virtudes y capacidades necesarias para dirigir la Iglesia Universal. Entre las características valoradas están:

  • Edad y salud física y mental
  • Experiencia pastoral y administrativa
  • Capacidad intelectual y teológica
  • Sentido misionero y universal
  • Carisma personal y cercanía al pueblo de Dios

Como recordó el Cardenal Arismendi: “Francisco fue elegido con 76 años, pero tenía vitalidad suficiente para llevar adelante su ministerio. Incluso si fuera necesario, un hombre no ordenado podría serlo inmediatamente, pasando de diácono a sacerdote y finalmente a obispo, ya que el Papa debe ser el Obispo de Roma”.

La importancia de la oración del pueblo de Dios

Uno de los mensajes más emocionantes de la entrevista fue el llamado dirigido directamente a los fieles: “Ustedes también tienen un papel en el cónclave”. A través de la oración, pueden pedir al Espíritu Santo que ilumine a los cardenales y les dé sabiduría para elegir al hombre que Dios ha señalado. “Su oración —dijo el Cardenal— es fundamental. Ustedes no están fuera de esto. Participan desde la fe, desde la esperanza y desde el amor”.

Un evento único

El cónclave es único en el mundo moderno, cargado de solemnidad. Es un recordatorio de que, aunque los hombres fallan, la Iglesia sigue porque es obra de Dios. Así lo demuestra la historia, donde aún en medio de crisis, divisiones y errores humanos, la Iglesia continúa siendo signo y sacramento de salvación para toda la humanidad.

Que el Espíritu Santo guíe siempre a la Iglesia y a sus líderes, y que los fieles nunca dejemos de orar por quienes tienen la inmensa responsabilidad de conducirla.

Exaudi Redacción