Don Enrico, el sacerdote que bautizó a Francisco

‘Yo hice cristiano al Papa’, libro que recuerda al misionero salesiano que formó al Santo Padre

Enrico Francisco
Portada del libro 'Yo hice cristiano al Papa' © Vatican Media

Yo hice al Papa cristiano es la biografía de Don Enrico Pozzoli, el misionero salesiano que en Buenos Aires, Argentina, en 1936, bautizó a Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, y siguió su vocación hasta el noviciado.

¿Quién educó a Jorge Mario Bergoglio como cristiano? ¿Quién influyó en la espiritualidad del futuro pontífice? ¿Quién marcó profundamente, con la palabra y el ejemplo, la formación cristiana del Papa argentino? En el libro Ho fatto cristiano il Papa (Hice cristiano al Papa), publicado recientemente por la Librería Editora Vaticana (LEV), el periodista Ferruccio Pallavera responde a estas preguntas trazando el perfil biográfico de don Enrico Pozzoli, el misionero salesiano de Lodi que bautizó a Jorge Mario Bergoglio. Pozzoli fue su maestro y padre espiritual durante varios años y gran amigo de su familia, llegando a orientar la vocación religiosa del joven Jorge Mario hacia la Compañía de Jesús, informa una nota de la LEV.

“Cuando el Papa Francisco se enteró de que estaba escribiendo un libro sobre Don Pozzoli”, cuenta Pallavera, “tuvo la cortesía y la gran amabilidad de invitarme a su casa, la Casa Santa Marta, en el Vaticano. Y se tomó el tiempo de contarme personalmente sus recuerdos y su deuda espiritual con Don Pozzoli. En varias ocasiones, en público, habló de su gratitud a este sacerdote salesiano, que encarnaba el espíritu de Don Bosco: gran dedicación al ministerio, un afecto innato por los jóvenes, un trabajador incansable, siempre de buen humor y dispuesto a bromear”.

En varias ocasiones, el Papa Francisco elogió al padre Enrico Pozzoli como su maestro espiritual y su guía de crecimiento humano: “Fue un gran apóstol del confesionario”, dijo ante los miles de jóvenes reunidos en el estadio San Siro de Milán el 25 de marzo de 2017, durante su visita a la capital lombarda.

El libro de Ferruccio Pallavera se presentará en Roma el viernes 12 de noviembre a las 18:30 horas en la Pontificia Universidad Urbaniana. Tras los saludos del rector de la Universidad Urbaniana, Leonardo Sileo, y de Lorenzo Fazzini, responsable de la publicación en la LEV, tomarán la palabra los ponentes: cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; Lorenzo Guerini, ministro de Defensa y ex alcalde de Lodi; y Ángel Fernández Artime, rector Mayor de los Salesianos. Monica Mondo, periodista de Tv2000, ejercerá como moderadora.

A continuación, ofrecemos el prefacio del Santo Padre al libro ofrecido por Vatican News.

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A él [el P. Enrico Pozzoli] acudían todos los que tenían un problema particular, con la certeza de que haría cualquier cosa para ayudar. La gente también acudía al Padre Pozzoli cuando necesitaba consejo.

El Padre Pozzoli tenía sentido de la realidad. Y cuando ocurría algo inusual, tenía una forma especial de expresarse. Se llevaba la mano a la parte superior de la cabeza y se rascaba con los cinco dedos, diciendo: “¡canastos…!”. Este fue su único gesto de impaciencia. Era un hombre de gran sentido común, que demostraba en los numerosos consejos que daba a la gente. Por eso era muy apreciado por todos.

Pasaba horas y horas en el confesionario y con el paso de los años se convirtió en un punto de referencia para todos los salesianos de Buenos Aires y de las comunidades vecinas. Hizo lo mismo con muchos sacerdotes diocesanos. También iba periódicamente a confesar a las Hermanas de María Auxiliadora. Fue realmente un gran confesor.

[Tras decidir ser sacerdote, la primera persona a la que Jorge Mario Bergoglio contó su decisión de entrar en el seminario fue su padre, en 1955]. Sabía que él me entendería más que mi madre. De hecho, se entusiasmó de inmediato. Mi madre no tuvo la misma reacción. Me dijo que tendría que pensar mucho antes de tomar esa decisión, que sería mejor para mí terminar la universidad y graduarme.

[Dos años después, Bergoglio tuvo un grave problema de salud] Era agosto de 1957. Empecé a sentir punzadas en mi pulmón derecho. El dolor no se detuvo. Mi salud se derrumbó, me llevaron urgentemente al hospital, estaba muy débil, hasta el punto de no poder ponerme de pie, me pusieron en una camilla” [corría el riesgo de morir de una infección pulmonar, le extirparon la parte superior del pulmón derecho].

[Cuando Bergoglio le dijo a Pozzoli, un salesiano, que tenía la intención de hacerse jesuita, el padre Pozzoli compartió mi decisión y no me propuso que me uniera a los salesianos en lugar de a la Compañía de Jesús. Siempre respetó mi elección, no era el tipo de sacerdote que hacía prosélitos. Preguntó y me dijo que los jesuitas me recibirían en su seminario en marzo. Esto fue en noviembre. Añadió que no era conveniente que me quedara en casa durante esos cuatro meses. También necesitaba recuperarme físicamente porque la operación a la que me había sometido había sido muy pesada. Así que se dirigió a su superior directo, el inspector salesiano de Buenos Aires, a quien le explicó mi situación.