Embajador Maurtua: “El recorte del derecho a ejercer la fe debe ser denunciado”

El nuevo representante del Perú en España analiza la crisis en su país y en América Latina

Embajador Óscar Maurtua de Romaña © Gob.pe

No es común encontrar a un servidor público que haya empezado su servicio al Estado a los 18 años por concurso público y que, hoy, a los 75, siga ejerciendo como funcionario sin haber sido sometido a acusación fiscal alguna. Muy por el contrario, ha sido reconocido con una treintena de condecoraciones de varias instituciones y países.

Tampoco es fácil, conocer a alguien que haya sido el primer puesto en la Academia Diplomática del Perú y que conozca tanto de su país, así como de todo el continente americano. Su dominio al dedillo de las cifras, los documentos y los acuerdos que regulan la buena convivencia de las naciones, permite iluminar nuestra cobertura periodística, ahora que nos preocupa a todos el atropello a la libertad religiosa en algunos países, como es el caso de Nicaragua.

Nos estamos refiriendo al recién nombrado embajador del Perú en España, Óscar Maurtua de Romaña, abogado, diplomático y jurista, esposo y padre, quien fue embajador en varios países y también Canciller de la República en dos ocasiones, siendo la última vez con el actual gobierno, al que representa.

Es muy alentador encontrar en un hombre de Estado, a alguien que transmite una férrea fe en Dios y en sus principios. Ante ello, admite que esta práctica religiosa, ha contribuido a hacer de él un profesional y un servidor público al servicio de su país, con dedicación y honestidad, aún en tiempos difíciles como los actuales.

Su formación jesuita desde que era un escolar, le da la esperanza de que el Papa Francisco cumplirá su manifiesto deseo de conversar en el Vaticano con el presidente Pedro Castillo. “¿El Papa quiere decirle algo en especial al presidente?” Solo nos responde en off; luego se acomoda en su asiento para conversar en exclusiva con Exaudi y empezamos. Es un diplomático que sabe su oficio.

***

Al recibirnos en su despacho, usted nos recuerda que ya es un diplomático jubilado, después de más de 40 años de servicio. Y que ahora asume una representación política en un gobierno de izquierda, mientras reconoce su condición de ser un católico practicante, formado por los jesuitas… ¿Estos son los momentos “de frontera” -al estilo Ignaciano-, en los que hay que servir al país?

Embajador Maurtua: Luego de 46 años de servicio activo, entre 1965 –fecha de mi ingreso al Servicio Diplomático de la República–, hasta mi pase al retiro en 2011 (por tiempo en la categoría, según establece la legislación peruana), he mantenido mi actividad académica y acudido al servicio del país en los momentos en los que he sido requerido. Hoy lo hago para un gobierno que goza de legítimo reconocimiento internacional, de la propia OEA, la Unión Europea y los Estados Unidos de América.

Usted ha sido embajador en varios países, también canciller en dos oportunidades y otros encargos durante su vida, sin haber sido objeto de ninguna acusación ni denuncia. ¿Cuál es el “secreto” para caminar recto en la función pública? 

Embajador Maurtua: El amor por la patria y la vocación de servicio, unidos a mi formación cristiana jesuita, que me enseñó a prestar apoyo a los menos favorecidos.

Los obispos del Perú, en su mensaje de julio último por Fiestas Patrias, invocan a “defender el estado de Derecho y la democracia en el país”. ¿Cuál es el compromiso de los gobernantes actuales para asegurar estos valores?

Embajador Maurtua: En el Perú se respeta y defiende la democracia y el estado de derecho, bases para la construcción de una sociedad que promueve la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas, sin discriminación. La democracia y el estado de derecho constituyen el primero de los cuatro objetivos bajo los cuales están agrupadas las políticas de Estado del Acuerdo Nacional, que constituye el conjunto de políticas públicas elaboradas y aprobadas sobre la base del diálogo y la construcción de consensos, con el fin de definir un rumbo para el desarrollo sostenible del país, con orientación hacia el largo plazo.

Siempre se ha reafirmado la “Peruanidad” como eje sustancial del Perú, reconocido inclusive por los países amigos. ¿Qué se debe hacer y cómo decirlo, para evitar un “quiebre” que divida de modo perjudicial a los peruanos?

Embajador Maurtua: La acuñación de “Peruanidad” debe ser atribuida al destacado jurista y diplomático peruano Víctor Andrés Belaúnde, quien en 1943 la definió como “el sentimiento de identidad que vincula a los pueblos y habitantes del Perú, basado en el afecto hacia sus tradiciones y la fe en su destino”. La peruanidad significa pues, unión y comunión, siendo una síntesis viviente de la herencia tanto indígena como hispánica, que se trasluce en el mestizaje que distingue al Perú, país de todas las sangres y heredero de una vasta riqueza cultural, artística y natural. El entendimiento de la peruanidad como tal y de los profundos vínculos que unen a los peruanos, será la base para nuestro desarrollo como país y sociedad.

Intolerancia ante la fe

Usted es el embajador del Perú en España, además de presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional. ¿A qué atribuye el giro hacia las ideas de izquierda, en la mayoría de países latinoamericanos?

Embajador Maurtua: Considero que existen demandas insatisfechas de los ciudadanos de América Latina, producto de los efectos que ha traído consigo la pandemia y que azotaron fuertemente a la región, que se han visto reflejados en pérdidas de empleo, aumentos de índices de pobreza y el deterioro de la salud pública; pero también como resultado de expectativas no alcanzadas por contar con mejores niveles de vida y bienestar social, sumado a los casos de corrupción que han salpicado la región en los últimos años. En mi perspectiva, ello ha generado un efecto “péndulo” en el continente, en el que los ciudadanos están buscando respuestas, libres de tinte ideológico y en distintas orillas.

Este viraje quizás explica por qué algunos gobiernos no le dejan trabajar a la Iglesia con las mismas herramientas que siempre ha tenido para sus obras sociales, educativas y para el culto mismo. Un análisis rápido nos permite distinguir que hay un atropello a la libertad religiosa… ¿Cómo puede fortalecerse en la región este derecho a ejercer libremente la fe y responder con programas sociales entre los más desfavorecidos, sin ser señalados como conspiradores?

Embajador Maurtua: La Iglesia ha tenido un rol importantísimo en el proceso formativo de los países y sociedades actuales, a través de su destacada labor social, educativa y de culto a través de los años, y que continúa realizando. El artículo 18º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y los artículos 12º y 13º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos de 1969 de San José, Costa Rica, establecen que toda persona tiene derecho a la libertad religiosa y al disfrute de derechos civiles y humanos, y a manifestar sus creencias a través de la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. Debe ser menester de los Estados velar por el cumplimiento de estos derechos humanos fundamentales.

Días atrás se pronunció el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), en el sentido de que se vive un “hostigamiento y asedio” a la Iglesia nicaragüense, a sus pastores y fieles, emisoras radiales, televisivas y templos, siendo estos últimos profanados; y hasta se expulsó del país a la religiosas de la Madre Teresa de Calcuta. ¿Acaso declarar a una “nación sin Dios” es válido, para quitarse de encima a una voz de oposición y denuncia, como es la Iglesia?


Embajador Maurtua: El recorte de libertades individuales y de derechos humanos fundamentales -como el derecho a ejercer libremente la fe-, deben ser rechazados y denunciados de plano, más aún si son llevados a cabo a través de medios violentos. El Perú mantiene, en ese sentido, una posición definida en materia de defensa y respeto a los Derechos Humanos y, sobre este tema en particular, quiero destacar que nuestra representación nacional ante la OEA votó el 12 de agosto pasado a favor de la Resolución CP/RES. 1203 (2389/22) en la sesión ordinaria virtual de su Consejo Permanente, que condena el cierre forzado de organizaciones no gubernamentales, así como el hostigamiento y restricciones a organizaciones religiosas. Como presidente y miembro del Consejo Directivo de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional (SPDI), he saludado recientemente esta acción consecuente con los principios de política exterior de Torre Tagle (Cancillería peruana ndr).

Otro caso es Chile, donde en la nueva propuesta de Constitución se elimina cualquier referencia a Dios, aunque sí reconociendo la libertad religiosa. Sin embargo, no faltan los ataques y la quema de iglesias, los insultos… ¿Cómo se puede proteger mejor este derecho a la libertad religiosa, en los países de la región?

Embajador Maurtua: El respeto al derecho humano de libertad religiosa, que incluye expresiones y manifestaciones de fe, constituye un principio fundamental de una sociedad democrática que vela por la seguridad pública, la protección del orden y la defensa de los derechos o las libertades de todos sus ciudadanos, sin discriminación. Resultará necesario un trabajo coordinado entre el Gobierno y la sociedad civil, que priorice un enfoque plural y de respeto a los credos y libertades individuales, a fin de asegurar la protección del derecho a la libertad religiosa.

Pobreza, narcotráfico y migración

Un sacerdote cubano me decía que las parroquias se van quedando con pocos fieles en la isla, pero no por falta de fe, sino por la emigración, que sigue imparable debido a la crisis. Y por otro lado, se llenan las cárceles con opositores… ¿Se empeña lo suficiente la OEA y demás organismos de la región, para obtener condiciones de vida dignas en ciertos países como Cuba, Haití y el mismo Venezuela? A esto hay que sumar que, según la ONU, el 32% de las personas en Latinoamérica es pobre…

Embajador Maurtua: Sin duda existen aún grandes desafíos pendientes en la región que deberán ser abordados a profundidad, para lo cual resultará vital contar con el concurso de actores multilaterales, en coordinación con los gobiernos de la región. Yo valoro, más bien, el trabajo que vienen desplegando organismos como la OEA en la defensa de la democracia y del Estado de Derecho, por ejemplo, a través de sus Misiones de Observación Electoral (MOEs) que representan una garantía de transparencia y legitimidad para los procesos democráticos que se celebran; así como en la defensa de los derechos humanos en la región, a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH); y en la promoción del bienestar económico y social de los Estados miembros, manteniendo estrechas coordinaciones y proyectos conjuntos con la Banca Multilateral de Desarrollo, como el BID, CAF y Banco Mundial.

La Iglesia acaba de llorar el martirio de dos sacerdotes jesuitas, asesinados en México. En el Ecuador, han dinamitado un barrio en Guayaquil y ni qué decir de la violencia urbana en El Salvador y en casi todo Centroamérica, debido a la ruta del narcotráfico. Este proceso, nace de la cosecha y transformación de la hoja de Coca en los países andinos, hasta arribar a su alto punto de demanda, como son los Estados Unidos y Europa…  ¿Cómo nos ilumina el derecho internacional? ¿Acaso legalizar la droga, continuar con la sustitución de cultivos, endurecer las penas, agilizar las extradiciones, educar?

Embajador Maurtua: El Derecho Internacional provee los instrumentos y herramientas que toman su origen en los distintos tratados internacionales de fiscalización de drogas y tráfico ilícito de estupefacientes, los cuales reconocen la importancia de fortalecer la cooperación internacional en la lucha contra las drogas y el narcotráfico, que socavan la estabilidad socioeconómica y política y el desarrollo sostenible. Asimismo, las convenciones internacionales abogan por reequilibrar la política internacional sobre las drogas, con enfoque en la salud pública, la prevención, el tratamiento y la atención, y las medidas económicas, sociales y culturales, en concordancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3: Salud y Bienestar.

¿Una crisis con salida?

Volvamos al Perú. Siempre se ha ponderado su crecimiento económico y lo bien que se han protegido las reservas. Sin embargo, una cosa no trae la otra, pues crecimiento no ha sido siempre sinónimo de desarrollo… ¿En qué está empeñado el gobierno que Ud. representa, para aliviar la pobreza extrema y dotar de mejores recursos a los más desfavorecidos?

Embajador Maurtua: El gobierno del presidente Castillo apuesta por la integración y la consolidación de relaciones comerciales que generen empleo y prosperidad para el desarrollo de los peruanos, y respalda la inversión privada, responsable que se traduzca en crecimiento económico y bienestar en la población. Asimismo, se continúa avanzando en materia de vacunación y en la aplicación de medidas para la recuperación económica de las familias más vulnerables, como parte de la lucha contra la pandemia del COVID-19, además de la promoción de inversiones en materia de infraestructura para la salud, que constituye una prioridad central del Gobierno.

Asimismo, habiéndose iniciado el proceso formal de adhesión del Perú a la OCDE, el Gobierno peruano se encuentra trabajando en la adecuación a sus altos estándares, normas y reglas en todos los niveles del Estado, con el objetivo de cerrar brechas sociales en educación, salud y trabajo, velar por la protección del medio ambiente, avanzar en la lucha contra la corrupción, mejorar la gobernanza pública y lograr el fortalecimiento institucional del Estado, en base a “buenas prácticas”.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, identifica a la corrupción como algo que “traiciona los principios de la moral y las normas de la justicia social e influye negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados”. ¿Cuál es el grado de colaboración, desde el gobierno central, para que este mal sea rastreado y castigado?

Embajador Maurtua: La lucha contra la corrupción constituye una política de Estado y de Gobierno, la misma que dirige el presidente de la República. En la IX Cumbre de las Américas, celebrada en junio pasado, en Los Ángeles, el presidente Castillo destacó los mecanismos de seguimiento que vienen siendo implementados en los países del continente americano, a partir de la suscripción del Compromiso de Lima en la Cumbre de las Américas realizada en 2018, en donde se plasmaron 57 acciones para orientar y dar continuidad a los esfuerzos de los países de la región para combatir y erradicar la corrupción, fortalecer la gobernabilidad democrática y proteger los derechos humanos.

Caminar recto no es fácil y menos en la política, cuando se gobierna… ¿A qué se debe aferrar el servidor público, para no extraviarse ni denigrarse?

Embajador Maurtua: La carrera pública debe ser vista como una carrera de servicio al país y a sus ciudadanos, de amor a la patria, de ideales supremos en busca del bien colectivo. Como hombre de fe, me permito relievar la fortaleza que ella me brinda para cumplir cabalmente mis responsabilidades, siempre al servicio de la población.

El Papa Francisco sigue de cerca a América Latina y ya nos ha visitado varias veces. ¿Hay la posibilidad de que el presidente del Perú sea recibido por el Santo Padre, en pos de un consejo indispensable?

Embajador Maurtua: Existe la posibilidad. El presidente es una persona de devoción profunda y me ha dado a conocer su disposición para visitar al Papa Francisco en un próximo viaje al exterior. Además, en diciembre de 2021, al entregarle el pesebre de la cultura Chopcca de Huancavelica, su Santidad me reiteró su deseo de recibir al presidente Castillo.

Francisco siempre pide que recen por él. ¿Le pediría que rece por América Latina y en especial por el Perú, que tanto lo necesita?

Embajador Maurtua: Por supuesto. Sus oraciones coadyuvarán a un mejor entendimiento y comprensión entre nuestros pueblos, y permitirán aspirar a la construcción de sociedades más pacíficas y prósperas, con diálogo, tolerancia y respeto mutuo.