Filósofos proponen el modelo dialógico de Martin Buber para “tender puentes” entre Israel y Palestina

En el centenario de Tú y yo, conectan la obra magna del pensador austro-israelí Martin Buber con el cine de Fellini, De Sica y Kaurismäki

El profesor José Alfredo Peris, codirector del quinto Congreso de Filosofía y Cine UCV, ha recordado en la inauguración de este encuentro internacional que la obra del filósofo Martin Buber es “poética, sugerente y, sobre todo, es abierta”. Más que “definir académicamente” el concepto de ‘relacionalidad’, Peris lo ha conectado en su explicación “con actitudes vitales”. Así, la ‘relacionalidad’ es “salir de nosotros mismos, superar la cultura del descarte y de la indiferencia, y tener más preocupación por el otro”. Además, “teniendo más preocupación por el otro, acabas teniendo mejor preocupación por ti mismo”.

La base del ensamblaje entre el cine de autores como Leo McCarey, Vittorio De Sica y Aki Kaurismäki, protagonistas del congreso en la presente edición, y el personalismo de Buber está en la concepción del filósofo austro-israelí sobre las dos formas en que el ser humano se relaciona con la existencia. Por un lado, la actitud del Yo hacia el Tú, que genera relaciones siempre abiertas y de diálogo mutuo; por otro, la relación Yo-Ello, referida al mundo y sus objetos tal como los experimenta la persona.

Puede suceder que un ser humano mire a otro ser humano como un objeto, con lo que se establece una relación Yo-Ello. En ese sentido, Peris ha expuesto que “las palabras básicas de Buber no niegan que la persona deba tener relaciones Yo-Ello, sino que esas relaciones no son las que deben marcar nuestras relaciones Yo-Tú; más bien al contrario, son nuestras relaciones Yo-Tú las que deben impregnar y humanizar las relaciones Yo-Ello”.

Buber, opuesto a construir una patria judía “dañando la dignidad y derechos del pueblo árabe” 

Ante la “terrible” situación en Tierra Santa, Peris ha hecho énfasis en la oportunidad de estar tratando en el congreso la figura y el pensamiento de un filósofo judío: “Buber era sionista, pensaba que Israel necesitaba una tierra para no perderse como pueblo en la diáspora, pero al mismo tiempo entendía que esa misión se debía llevar a cabo con el más íntegro respeto a que el pueblo palestino formara también su propia comunidad”.

Recogiendo las ideas de Paul R. Mendes-Flohr, que sintetiza el mensaje de Buber sobre una tierra para dos pueblos, Peris ha aducido que la guerra en Oriente Medio ha puesto sobre la mesa la necesidad de “escuchar discursos distintos a los que se lanzan desde los medios o desde los diversos posicionamientos políticos, porque estos hacen desaparecer la problemática moral y nos eximen de la honesta búsqueda de una solución justa. Se trata de una versión eufemística de la postura realista que acepta la realidad con sus perversiones como un dato absoluto y cuya interpretación es la renuncia a nuestra humanidad. Frente a este realismo cínico, la conceptuación buberiana de la realidad descubre en la dimensión moral de la situación un factor de peso e influencia más allá de la tensión política alimentada por la situación existencial. Desentenderse de la perspectiva moral no sólo es una falta, también es un error”.

“Buber no estaba seguro de cuál era la solución. Su apoyo al nacionalismo israelí fue sólo el esbozo de una propuesta heurística de tanteo que intentaba incentivar el pensamiento y darle una dirección. Para Buber lo principal era esa dirección, cómo realizar el sionismo y solucionar el problema judío sin dañar los derechos y la dignidad de los árabes de Tierra Santa, cómo tender puentes entre las aspiraciones contrarias de ambos pueblos”, ha explicado.

El diálogo buberiano se inicia con el abrazo o acogida del otro, sintiendo su dolor 

En su búsqueda de la respuesta a esta problemática, Peris ha relatado que Buber se apoyó “en el concepto clave de todo su pensamiento: el diálogo”. En opinión del filósofo austro-israelí, “un diálogo verdadero empieza con el abrazo o la acogida en tu espíritu de la existencia del prójimo. Le escuchas, le conoces y sientes su dolor, sus preocupaciones y también aquello que le hace feliz. Todo ello, sin anular tu propia existencia, tus intereses y tu felicidad. Lo abrazamos con la esperanza de que también él nos abrace, acoja nuestra existencia. Cuando esto se cumple, hay verdadero diálogo”.


“Alguno puede pensar que estas ideas son excesivamente elevadas o idealistas. No, son la realidad. Cualquiera de nosotros en sus ámbitos cercanos busca la paz, busca la reconciliación. Y no sabemos por qué están tan alejados de ese mínimo sentido de humanidad quienes dirigen nuestros destinos. Como decía el profesor José Sanmartín, el progreso no es necesario ni unilateral; hay pueblos del Kalahari que tienen técnicas mucho más eficientes de resolución de conflictos que la orgullosa humanidad del siglo XXI”, ha aseverado.

Peris ha propuesto un interrogante a los participantes en el congreso: “¿Puede el cine abrir mentes para que seamos verdaderamente creativos, para no aceptar un realismo que nos lleva a la destrucción? Yo creo que, en alianza con la filosofía, el cine puede hacerlo y creo que estamos todos en esa misma barca”.

Eduardo Ortiz: “Hace falta identificar cuáles son las características propias de una comunidad humana en la que tenga lugar un diálogo fructífero, no uno de sordos” 

Por su parte, el decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades, Eduardo Ortiz, ha asegurado que “analizar la filmografía de directores como Leo McCarey, Vittorio De Sica y Aki Kaurismäki a partir de la obra de Martin Buber” es “una perspectiva hermenéutica privilegiada para hacer filosofía de la mano del cine, arte contemporáneo por excelencia”.

Ortiz ha recordado que a Martin Buber le debemos importantes escritos, como Eclipse de Dios o Cuentos jasídicos. Pero es su libro de 1923, Yo y Tú, el que está en el “origen del pensamiento dialógico, uno de los nervios de la filosofía personalista”. En ese sentido, el decano ha querido sugerir a los participantes en el Congreso una reflexión relacionada con Sócrates, “nuestro adán filosófico”, y sus discípulos, ya que “el ejercicio de la filosofía coincide con los diálogos entre aquel y estos”.

“Además de formar un círculo de maestro y discípulos, eran también un grupo de amigos. Quizás haga falta repensar cuáles son las características propias de esa comunidad humana en la que tenga lugar un diálogo fructífero y no un diálogo de sordos: un diálogo en que se dé la simetría del yo-tú, esa que tan sugestivamente explicó Buber. Un diálogo así, abierto al crecimiento moral de los que están involucrados en él, ¿no supone ya una cierta estatura moral en los participantes?”, ha preguntado Ortiz.

Asimismo, el profesor Ginés Marco, codirector del congreso, ha subrayado que esta quinta edición “no es un punto y seguido, sino un punto de inflexión”, pues la “relacionalidad” que es su eje “no sólo es una cuestión de perenne actualidad, sino que es particularmente relevante en los tiempos que nos ha tocado vivir”.

Por dicha razón, Marco ha remarcado que “resulta muy valioso que filosofía y cine vayan conectadas, pues, como se atreve a decir el profesor David Pérez Chico, el cine es filosofía. Veamos el cine en clave filosófica; es decir, que la filosofía impregne nuestra reflexión cinematográfica”.