17 junio, 2025

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El futuro pertenece a quienes saben cuidar a sus clientes

El cambio de lógica en el ámbito empresarial

El futuro pertenece a quienes saben cuidar a sus clientes
Apaha Spi . Unsplash

En el mundo actual —marcado por la inestabilidad política, la debilidad institucional y una creciente desconfianza social— los modelos tradicionales de liderazgo empresarial están siendo profundamente cuestionados. Además, en países emergentes como el Perú, donde las instituciones públicas a menudo carecen de legitimidad y los ciudadanos viven en medio de la incertidumbre, las empresas se han convertido en uno de los pocos actores sociales capaces de generar orden, oportunidades y esperanza. Sin embargo, muchas de ellas siguen operando con modelos de liderazgo desfasados, centrados en la lógica de la conquista: expansión agresiva, dominio de mercados y búsqueda de influencia a cualquier costo. En este contexto, los directores de empresa y miembros del directorio están llamados a replantear el fundamento mismo de su liderazgo. El cambio clave es pasar de conquistar a cuidar, empezando por quien está al centro de todo negocio: el cliente.

Durante décadas, el lenguaje y la estrategia empresarial han estado dominados por metáforas de guerra: se habla de “capturar” cuota de mercado, “vencer” a los competidores y “conquistar” nuevos territorios. El cliente se trata como un objetivo, no como una persona. Pero la lógica de la conquista instrumentaliza las relaciones, reduce a las personas a números y mide el éxito solo en términos de ganancia inmediata. Aunque puede producir buenos resultados financieros en el corto plazo, también ha dejado una estela de desconfianza, desconexión interna y pérdida de sentido.

Cuidar, en cambio, no es señal de debilidad, sino de una inteligencia estratégica superior. Cuidar implica atención, responsabilidad y orientación al largo plazo. Genera confianza; y la confianza construye lealtad: el verdadero fundamento de un valor sostenible. Una empresa que realmente cuida comienza por hacerse preguntas esenciales: ¿Qué necesita profundamente mi cliente? ¿Qué temores tiene? ¿Qué busca lograr? Así, el negocio deja de ser una operación de posicionamiento para convertirse en una respuesta significativa a las aspiraciones humanas.

Desde esta perspectiva, el cliente deja de ser un número o una métrica de éxito. Es una persona con miedos, valores, necesidades y deseos. Verlo así transforma toda la lógica organizacional. Una marca deja de ser un instrumento de manipulación para convertirse en una plataforma de confianza. Los productos dejan de ser simples objetos de consumo para convertirse en soluciones reales. La comunicación deja de ser ruido para convertirse en relación. La empresa deja de extraer valor y comienza a generarlo en comunidad con quienes sirve.

Este cambio de mentalidad debe comenzar desde la Alta Dirección. Los Directorios y los CEOs no son solo responsables financieros; son quienes marcan el ritmo moral y cultural de la organización. Deben liderar esta transformación revisando a fondo el propósito de la empresa: ¿Nuestra misión mejora la vida de las personas o simplemente incrementa nuestra expansión? Las métricas también deben realinearse: la eficiencia sigue siendo importante, pero debe combinarse con indicadores de confianza, satisfacción y fidelidad a largo plazo. Y la cultura debe reflejar estos valores. ¿Premiamos a quienes construyen relaciones duraderas o a quienes maximizan resultados a costa de las personas? ¿Fomentamos el diálogo con nuestros grupos de interés o solo reportamos nuestras acciones a los accionistas? El modo como cuidemos dentro de la empresa —entre líderes y colaboradores, a los proveedores y  entre los equipos— es el que dará forma a la manera como cuidaremos al cliente. Una cultura del cuidado debe estar presente desde la sala de directorio hasta el trato cotidiano en primera línea.

A los clientes del mañana no se les conquistará por campañas llamativas ni por precios agresivos. Entregarán su lealtad a aquellas empresas que los escuchen, los comprendan y actúen en coherencia con su bienestar. El futuro pertenece a quienes saben cuidar: con profundidad, con estrategia y con coherencia. En un tiempo donde la confianza es el capital más valioso, las empresas que sepan cuidar no solo sobrevivirán: serán las que lideren.

El verdadero liderazgo no se mide por cuánto territorio se conquista, sino por cuántas vidas se cuidan y se transforman. En cada cliente hay una persona; y en cada producto, una oportunidad de servir. Los líderes que serán recordados son aquellos que supieron cuidar.

Alejandro Fontana

Profesor de Dirección General y Control Directivo. Consultor en Dirección General para empresas y organizaciones cívicas. Doctorado en Planificación y Desarrollo; Máster en Organizaciones y Comportamiento Humano; M.B.A. y M.E. en Ingeniería Civil. Miembro del grupo de investigación GESPLAN de la Universidad Politécnica de Madrid. Áreas de interés: cooperación horizontal; relación empresa-sociedad civil; negocios internacionales y análisis de estrategias empresariales.