Gemma Calabresi: “Es posible perdonar sin fe, con la propia humanidad”

Autora del libro ‘La grieta y la luz’, relato del viaje personal que realizó para perdonar a las personas que asesinaron a su marido

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Gemma Calabresi durante su visita a España, marzo 2023 © Paula Argüelles, El Debate.

Gemma Calabresi, autora del libro La grieta y la luz, considera que “es posible perdonar también sin fe, con la propia humanidad” porque el perdón “es un don, que solo puedes dar con el corazón. Un don lo das solo con amor, no puedes tomarlo a la ligera”.

La grieta y la luz (Ediciones Encuentro, 2023) es el relato del viaje de Gemma Capra, viuda del comisario Calabresi, hacia el perdón. Este recorrido comienza el día del asesinato de su marido y el prácticamente inevitable deseo de venganza de una joven de 25 años que se quedó sola con dos niños pequeños y embarazada del tercero.

Este ha sido un periplo que, no sin esfuerzo, le ha llevado a criar a sus hijos lejos de la tentación del rencor e ira y, con el paso del tiempo, a abrazar cada vez con mayor determinación la idea del perdón.

El de Gemma es un relato que abarca medio siglo y en el que se entrelazan momentos íntimos y privados con episodios públicos de una sociedad afectada por el terrorismo. Con prólogo de Irene Villa, La grieta y la luz es un testimonio intenso, conmovedor y sincero sobre el sentido de la justicia, el perdón y la memoria.

A continuación, sigue la entrevista que Gemma ha concedido a Exaudi.

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Exaudi: En su libro explica que, aunque se esforzó en perdonar “usando la cabeza”, fue en vano, porque comprendió que el perdón “es un movimiento autónomo del corazón”. Es verdad que todos somos humanos y que tenemos un corazón y la capacidad de amar, pero ¿qué papel tiene la fe en este proceso? Y ¿es más difícil perdonar sin fe?

Gemma Calabresi: Me decía siempre a mí misma que como cristiana debo perdonar, pero es muy difícil, y no dejaba de pensar y razonar cómo hacerlo. Después descubrí que lo dice la palabra: es un don, que solo puedes dar con el corazón. Un don lo das solo con amor, no puedes tomarlo a la ligera. Así que decidí que iba a perdonar, independientemente de que me lo pidieran, como una decisión de mi vida.

La fe me ha ayudado mucho, pero pienso que es posible perdonar también sin fe, con la propia humanidad. Porque el perdón no es propiedad de la Iglesia o de la religión, sino que es un sentimiento que podemos tener todos.

Exaudi: A lo largo de su historia, usted habla muchas veces de oración: de cómo ha rezado por los asesinos de su marido, y de cómo ellos han rezado por usted. ¿Nos puede hablar de esta experiencia personal de la Comunión de los Santos y como ha sentido sus efectos en su vida cotidiana?


Gemma Calabresi: La oración nos pone en comunión entre nosotros, pone en marcha el amor. Dios sabe lo que necesitamos, pero quiere que seamos nosotros los que pidamos por nosotros y por los demás. Es un acto de fe respecto a Dios y un acto de fraternidad respecto al prójimo. La oración camina, sube, y Dios concede.

Exaudi: ¿Qué piensa de esa expresión que usan muchos: “Perdono, pero no olvido”? ¿Es necesario “olvidar” hasta un cierto punto para perdonar, o las dos cosas son compatibles?

Gemma Calabresi: Cuando uno dice “perdono, pero no olvido”, yo creo que no es un perdón verdadero. Quiere decir que queda rencor, rabia. Porque cuando nos sucede una tragedia es como una herida: se cura, pero queda la cicatriz. Es decir, no se olvida lo que ha sucedido, pero se olvida la maldad de las personas, de los que te han hecho mal. Este es el verdadero perdón.

Exaudi: Una de las personas implicadas en el homicidio de su marido ha mostrado arrepentimiento. ¿Hay una diferencia en el perdón respecto a quien no lo ha hecho? ¿De dónde viene ese esfuerzo “extra” del corazón en los casos en los que no hay arrepentimiento por la otra parte?

Gemma Calabresi: En cierto sentido, ya he respondido antes. Yo iba a perdonar en cualquier caso a todos, sin esperar nada a cambio. Porque cuando eliges perdonar, no miras a quién perdonas más y a quién menos, sino que el amor que te invade es para todos.

Exaudi: El título de su obra no se refiere solo al perdón, sino también a la esperanza: las personas son capaces de cometer actos deplorables, pero también otros llenos de bondad y somos dignos de nuevas oportunidades. ¿Cómo se puede dejar a un lado lo negativo, sobre todo cuando se trata de algo tan flagrante como el homicidio de una persona querida, y confiar en la redención humana? En este sentido, ¿se ha inspirado en la actitud de Jesús respecto a quienes eran considerados “pecadores” en su vida pública y a quienes lo condenaron a su pasión y muerte?

Gemma Calabresi: Yo he descubierto signos. Todos los recibimos, hace falta saberlos ver, saberlos leer, saberlos aceptar. Os contaré algo. Un día estaba en el tribunal, en una pausa del juicio, y vi a uno de los acusados ir hasta el fondo de la sala a saludar a su hijo. Era muy tierno con su hijo: lo abrazaba, lo besaba, lo acariciaba, le señalaba la puerta, le decía que se fuera a casa. Yo en ese momento le miré con otros ojos. Le vi también como a mí misma, porque yo hubiera hecho lo mismo. Entendí que él no era solamente el inductor de un homicidio. Pensé: “¿qué derecho tengo de relegarles para toda la vida al peor acto que han cometido?”. Les devolví su humanidad, su dignidad de personas, su vida, y los vi distintos: ya no les llamé asesinos, sino los responsables de la muerte de Gigi.

Exaudi: Finalmente, usted ha debido perdonar algo tan terrible como el homicidio de su marido, algo que no todos debemos afrontar en la vida. Sin embargo, debemos perdonar constantemente las pequeñas miserias cotidianas. ¿Qué consejos da para “mover el corazón” hacia el amor y para saber perdonar más rápida y fácilmente en las pequeñas cosas?

Gemma Calabresi: Puedo decir lo que he aprendido de los signos. He entendido que no puedes “crucificar” a la persona que te ha ofendido solo por esa calumnia, o esa ofensa, o ese gesto que has recibido. De ahí no sales. Esa persona es también muchas otras cosas. Debemos mirarlo en toda su historia, su sufrimiento, a través de sus sentimientos, su camino, su vida. Así descubriremos su fragilidad, lograremos juzgar menos y comenzar un camino verdadero de perdón.