Holanda pretende aplicar la eutanasia en niños menores de 12 años

Volvemos a encontrarnos de bruces con el mayor y más regresivo fracaso de la medicina

Copyright Pexels - Kat Smith
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Holanda pretende aprobar, mediante una reforma legal, la administración de la eutanasia a niños de entre 1 y 12 años que sufran alguna enfermedad terminal. El ministro de Salud, Ernst Kuipers, ha comunicado que su intención es extender el Protocolo de Groningen, aprobado en 2005,  para incluir a los niños menores de 12 años. Es muy probable que la iniciativa encuentre el apoyo de una mayoría parlamentaria. Actualmente, la eutanasia en Holanda sólo está permitida para los niños mayores de 12 años que sufren de forma “insoportable y desesperada” y para niños menores de un año con el consentimiento de sus padres.

El protocolo propuesto contiene siete criterios

  1. El médico debe estar convencido, sobre la base de los «conocimientos médicos predominantes», de que el niño sufre de forma insoportable y sin ninguna esperanza posible.
  2. Será necesario el dictamen de un experto independiente.
  3. El médico debe estar convencido de que la eutanasia es «la única opción posible para aliviar el sufrimiento».
  4. Tendrá que compartir el diagnóstico «en su totalidad» con los padres, pero también hablar de ello con el niño «de una manera adaptada a su nivel de comprensión».
  5. Ambos padres deben dar su consentimiento.
  6. El médico debe asegurarse de que el niño no sea sometido a la eutanasia «contra su voluntad».
  7. Por último, la eutanasia debe realizarse con «cuidados médicos».

Valoración bioética

La nueva propuesta holandesa de extender aún más la aplicación de la eutanasia a menores de 12 años, confirma la “pendiente resbaladiza” que experimentan los países con una trayectoria más larga en cuanto a terminar legalmente con la vida de sus pacientes.

Aunque la propuesta muestra el lado más siniestro de la eutanasia, inaceptable en todo caso desde el respeto a la dignidad y los derechos humanos, deben destacarse tres aspectos especialmente preocupantes.

Niño en un hospitalEl primero de ellos es el de proponer terminar con la vida de pacientes totalmente inmaduros, por tanto, incapacitados para tomar decisiones de este calibre, que no pueden evaluar debidamente en ningún modo ni asumir razonablemente sus consecuencias. Es un ejemplo más de la hipertrofia del principio de autonomía que se pretende extender hasta la toma de decisiones lesivas e irreversibles por parte de personas no capacitadas para adoptar una opción libre.

El segundo es la ya vigente extensión de la eutanasia involuntaria, o sea, el homicidio o mejor, el asesinato, en el caso de los padres que decidan terminar con la vida de su hijo menor de 1 año. Ahora podrá hacerse también a cualquier edad. La existencia de eutanasias involuntarias, verdaderos asesinatos, ya es conocida en Holanda y Bélgica y se viene aplicando en ancianos desde hace algunos años, tal como muestran algunos trabajos relacionados.

Por último, el avance de la medicina paliativa, que consiste, esta sí, en aplicar cuidados médicos al paciente incurable que sufre, evita el recurso a la eutanasia como medio de paliar el sufrimiento de los pacientes. El recurso al “sufrimiento insoportable” como argumento esgrimido frecuentemente por los defensores de terminar con los pacientes, para justificar la eutanasia, constituye una manipulación intolerable, porque la implementación de los cuidados paliativos de calidad, también en niños, permiten hoy controlar razonablemente bien los denominados “síntomas refractarios” o de difícil control por los medios convencionales.

Volvemos a encontrarnos de bruces con el mayor y más regresivo fracaso de la medicina, la cultura y la defensa de los derechos humanos en la atención a los más desvalidos y necesitados. Una civilización que termina con ellos, sus miembros más débiles, no hace sino mostrar preocupantes signos de decadencia.


 

 

Julio Tudela

Observatorio de Bioética

Instituto Ciencias de la Vida

Universidad Católica de Valencia