En la Iglesia no somos perfectos, sino “pecadores salvados”

Palabras del Santo Padre en español

Audiencia general, 2 febrero 2022 © Vatican Media

“’La comunión de los santos es precisamente la Iglesia’, que no es una comunidad de perfectos sino de pecadores salvados, esta es nuestra definición”, explica el Papa Francisco.

Durante la audiencia general de hoy, 2 de febrero de 2022, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la figura del padre de Jesús en la tierra, reflexionando sobre el tema: “San José y la comunión de los santos” (1 Cor 12,12-13).

Francisco expone que la comunión de los santos “nos evoca las veces en que les pedimos su ayuda en nuestras necesidades”. No obstante, aclara que “incluso cuando nos encomendamos a su intercesión, nuestra oración y nuestras devociones sólo encuentran valor si están unidas a Jesús”.

San Pablo, describe el Papa “nos ayuda a entender qué significa estar unidos los unos a los otros en comunión con la imagen del cuerpo: Cristo es la cabeza y nosotros los miembros”. Remitiendo a la definición del Catecismo, añade que “‘la comunión de los santos es precisamente la Iglesia’, que no es una comunidad de perfectos sino de pecadores salvados, esta es nuestra definición”.


Asimismo, el Pontífice indica que “nuestra alegría y dolor tocan también la vida de los demás”, no sólo con quienes coinciden con nosotros, “sino también con la comunidad de creyentes que ya está en el Cielo, con quienes entablamos una amistad que nos une a ellos a través de la ‘devoción’. Ellos “nos acompañan, sobre todo en los momentos de dificultad y sufrimiento”.

Después, Su Santidad saludó cordialmente a los peregrinos de lengua española: ”Pidamos la intercesión de san José, patriarca glorioso, para que venga en nuestro auxilio y tome bajo su protección las situaciones dolorosas de nuestra vida”, concluyó.

Al concluir la audiencia general, el Papa Francisco se refirió a un incidente sucedido durante el acto: “Hemos oído, hace algunos minutos, a una persona que gritaba, gritaba, que tenía algún problema, no sé si físico, psíquico, espiritual: pero es un hermano nuestro con un problema. Yo quisiera terminar rezando por él, nuestro hermano que sufre, pobrecillo: si gritaba es porque sufre, tiene alguna necesidad. No debemos estar sordos a la necesidad de este hermano. Rezamos juntos a la Virgen por él: Dios te salve María…”.