La Ascensión del Señor: Comentario del P. Jorge Miró

Aguardad que se cumpla la promesa del Padre

Cathopic © Marilopz

El padre Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, 29 de mayo de 2022, titulado: “La Ascensión del Señor”

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Celebramos hoy la solemnidad de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR, fiesta con un significado profundo para nuestra fe.

Es una fiesta que nos llena de alegría y de esperanza, porque Jesús, el Señor, el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte, ha ascendido hoy ante el asombro de los ángeles, a lo más alto de los cielos, como Mediador entre Dios y los hombres, como Juez del mundo y Señor del universo, para hacernos partícipes de su divinidad. Él intercede por nosotros como mediador que nos asegura la perenne efusión del Espíritu (cf. Prefacio).

La Palabra nos invita a la alegría y a la esperanza, tan importantes siempre, pero especialmente en estos tiempos en los que tantos falsos profetas quieren sembrar el pesimismo y la desesperanza.

No. Porque Jesucristo les daba numerosas pruebas de que estaba vivo. ¡Jesucristo vive! No estamos solos, abandonados a nuestra “suerte”. Él está con nosotros todos los días, hasta el final de los tiempos. Y Él es fiel. Ese es nuestro descanso. Él es Señor de la historia, y la historia es Historia de Salvación.

Y Jesucristo les ordenó que no se alejaran de Jerusalén… Esa es la gran trampa que nos tiende el enemigo: invitarnos a vivir solos, sin comunidad, sin la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo; sin raíces, construyendo nuestra vida sobre la arena de nuestros sentimientos o del vaivén de las modas del mundo.


¡No te alejes de Jerusalén! Dios no te ha creado para la soledad, sino para la relación, para la comunión, para la donación. No puedes ir solo. El Señor te ha dado hermanos en la fe, para caminar juntos hacia la meta del cielo. Y te invita a construir tu vida sobre la Roca, que es Jesucristo.

Y el Señor nos dice: aguardad que se cumpla la promesa del Padre. ¿Qué promesa? Seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Y esa es nuestra fortaleza y nuestra esperanza. No sabemos lo que va a pasar en el futuro. El Señor nos invita a no agobiarnos: no os toca a vosotros conocer los tiempos que el Padre ha establecido con su autoridad… Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos…

Lo importante no es saber lo que va a venir, sino acoger el don del Espíritu Santo para vivirlo todo con el Señor y experimentar la victoria de Jesucristo en la vida de cada día y así poder ser testigos de esta victoria, de que Jesucristo vive y es el Señor.

Jesús te bendice, habla bien de ti. Te ama. No dejará de amarte nunca… Y está contigo todos los días hasta el fin del mundo. Este es el fundamento de nuestra esperanza: la certeza de que no hay nada ni nadie que te pueda separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.

¡Ven Espíritu Santo!