La Misa celebrada con sus hermanos agustinos, el día en que la Iglesia recuerda a la Santísima Virgen María de Fátima, después el almuerzo con ellos, como era costumbre para él, casi diariamente, cuando era cardenal. Hoy, 13 de mayo, León XIV ha acudido poco antes del mediodía a la Curia General de la Orden de San Agustín, su casa durante 12 años, de 2001 a 2013, período en el que fue Prior General. El monovolumen negro que trasladó al Papa desde el Vaticano hasta Vía Paolo VI, tras la columnata de Bernini, para una visita privada a su familia religiosa, donde la convivencia es la primera de las «normas» observadas, porque así lo prescribe el Obispo de Hipona en la regla de vida para sus frailes, recorrió apenas unos metros: «El motivo esencial por el cual se han reunido es que vivan en armonía en la casa y tengan una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios».

Cientos de personas se congregaron frente a la puerta de la Curia Agustiniana para esperar la salida del Papa, desafiando incluso una tormenta inesperada. El Papa abandonó la comunidad de sus hermanos alrededor de las 15.00 horas, saludando a cuantos lo esperaban. El Prior General, padre Alejandro Moral, explicó a los medios vaticanos que todo tuvo lugar en la curia general y que el Pontífice presidió la Eucaristía en su capilla, seguida del momento fraterno del almuerzo.

¿Qué tipo de reunión fue?

Él solía ​​venir aquí a comer regularmente y quería agradecer a la comunidad por ello. Vino a celebrar la Eucaristía y a comer con nosotros. Fue una visita familiar, de acción de gracias. Fueron momentos muy, muy familiares y muy agradables los que pasamos juntos. Porque él conoce a todo el mundo y todos lo conocemos y por eso es muy bonito.

¿Pasaron un momento juntos?

Sí, pero también vinieron otras personas a saludarlo: los empleados que trabajan con nosotros, los cocineros.

¿Fue un momento de convivencia?

Sí, agradable. Fue su primera visita como Papa, todos estábamos muy contentos.

¿Qué le dijo?

Que debemos estar siempre cerca unos de otros, viviendo, como pide San Agustín, la comunión.

Tiziana Campisi – Vatican news