León XIV, mi profesor
De las aulas al Vaticano: La huella imborrable

Autor: Presbítero Juan Roger Rodríguez Ruiz
Quiero expresar mi profunda alegría y gratitud a Dios por haber permitido conocer a una persona elegida desde la eternidad para ser el Vicario de Cristo.
Es una gracia que la Iglesia lo haya elegido como su pastor universal para este tiempo actual tan adverso y difícil, pero que a la vez suscita la esperanza que no defrauda, como cumplimiento de la promesa del Señor.
Recuerdo con cariño al Padre Roberto Prevost como mi profesor de Derecho Canónico en el Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo en Trujillo, Perú. Era una persona sencilla y amable, muy inteligente, pero sobre todo cercano con una actitud de escucha.
Desde Chicago a Chiclayo
Ciertamente nació en Chicago, pero creo que fraguó su identidad sacerdotal y episcopal en el Perú, donde se encarnó como misionero al compartir su experiencia de fe con la gente sencilla, de la que aprendió a tener corazón peruano.
Cuando nos enseñaba, recién estrenaba su doctorado en Derecho Canónico, era metódico, sabía explicar y sus clases se hacían interesantes donde resaltaba su espíritu genuino, sus deseos de aprender sobre esta tierra peruana, pero sobre todo su disponibilidad y cercanía.
Tengo una imagen en mi mente, donde lo recuerdo muy joven, de 33 años, conversando después de clase en el pasillo del seminario. Allí continuaba explicándonos sobre algunos temas que se suscitaban en la clase y lo hacía siempre con amabilidad.
Era sobrio, prudente y hablaba poco, pero las veces que lo hacia era con propiedad, conocimiento y a la vez con caridad. Creo que le costaba molestarse.

Sensible y generoso
Otro lindo recuerdo es el día de mi ordenación sacerdotal en el año 1992, donde él estuvo presente; su rostro expresaba recogimiento y serenidad, era una alegría tener a nuestro profesor en el día de nuestra ordenación sacerdotal y más aún saber que me impuso las manos el hoy Papa León XIV.
Cuando fue elegido Papa y tomó el nombre de León XIV, enseguida lo asocié a una de sus clases cuando también nos hablaba de León XIII, como el Papa que había afrontado un tiempo peculiar durante la revolución industrial y que con la Encíclica Rerum novarum abordaba la cuestión social y la defensa de la dignidad humana y del trabajo.
Ahora nos dice que también afrontamos la revolución de la tecnología y la inteligencia artificial, un mundo ya no dividido entre capital y trabajo, sino entre personas y algoritmos.
Puedo decir que es un misionero con ardor evangelizador, con sabiduría y prudencia para saberse conducir, pero sobre todo con un corazón generoso que logra descubrir la presencia de Jesucristo en cada persona y circunstancia.
Nuestra experiencia nos indica que es un hombre sencillo y cercano, un cristiano de profunda fe y sensibilidad humana y un pastor que conoce a los suyos. En suma, es un Papa prudente y audaz, con claridad doctrinal, intuición evangélica y audacia apostólica que anuncia la alegría del Evangelio.
El presbítero Juan Roger Rodríguez Ruiz, fue alumno del entonces padre Robert Prevost, OSA – hoy papa León XIV – y actualmente es el rector de la Universidad Católica de Chimbote en el norte del Perú
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