19 mayo, 2025

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León XIV: «Digamos no a la economía que empobrece»

Audiencia del Papa León XIV con líderes religiosos de todo el mundo: Un paso hacia la unidad y el diálogo interreligioso

León XIV: «Digamos no a la economía que empobrece»

Esta mañana, en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa León XIV recibió en audiencia a representantes de diversas Iglesias, comunidades eclesiales y religiones, reunidos en Roma para la celebración eucarística de inicio de su ministerio petrino. En un ambiente de fraternidad y respeto, el Santo Padre reafirmó su compromiso con la unidad cristiana y el diálogo interreligioso, destacando la importancia de construir puentes y fortalecer la sinodalidad en la Iglesia.

El Papa expresó su afecto fraterno a líderes religiosos como Su Santidad Bartolomé, Su Beatitud Teófilo III y Su Santidad Mar Awa III, agradeciendo su presencia y oración durante la celebración inaugural. Durante su discurso, el Pontífice recordó el legado del Papa Francisco en la promoción de la fraternidad universal y el diálogo entre religiones, destacando que su elección como Obispo de Roma tiene lugar en un momento histórico: el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea, un evento clave para la unidad doctrinal de los cristianos.

«La búsqueda de la plena y visible comunión entre todos aquellos que profesan la misma fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo es uno de mis deberes prioritarios como Obispo de Roma», afirmó el Papa León XIV, subrayando la necesidad de trabajar juntos por la unidad, guiados por el Espíritu Santo.

Asimismo, el Santo Padre hizo hincapié en la relación entre sinodalidad y ecumenismo, asegurando su intención de continuar el camino trazado por su predecesor en la promoción de un espíritu sinodal dentro de la Iglesia Católica y en la construcción de nuevas formas de colaboración ecuménica.

El encuentro también incluyó un mensaje de gratitud hacia los representantes de otras tradiciones religiosas, reconociendo el valor de su presencia en la búsqueda de la paz y el bien común. «Hoy es tiempo de dialogar y de construir puentes», manifestó el Papa, destacando la importancia de un diálogo interreligioso basado en el respeto mutuo y la libertad de conciencia.

Finalmente, el Papa León XIV dedicó un saludo especial a los representantes judíos y musulmanes, resaltando las raíces comunes y el compromiso por la paz y la fraternidad. El encuentro concluyó con un llamado a la unidad y al testimonio concreto de fraternidad para construir un mundo más justo y pacífico.

Con este significativo acto, el Papa León XIV inaugura su ministerio petrino marcando un camino de unidad, diálogo y apertura hacia todas las tradiciones religiosas, consolidando el compromiso de la Iglesia con la paz y la reconciliación global.

Discurso completo del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas:

Con gran alegría les dirijo mi cordial saludo a todos ustedes, representantes de otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como también a los de otras religiones, que han querido participar en la celebración inaugural de mi ministerio como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro. Mientras expreso mi afecto fraterno a Su Santidad Bartolomé, a Su Beatitud Teófilo III y a Su Santidad Mar Awa III, les hago llegar también mi más sentido agradecimiento a cada uno de ustedes. Su presencia y su oración me sirven de gran consuelo y aliento.

Uno de los puntos clave del pontificado del Papa Francisco ha sido el de la fraternidad universal. En este tema, de verdad que el Espíritu Santo lo ha “impulsado” a dar grandes pasos hacia adelante en las aperturas e iniciativas que ya habían comenzado a asumir los Pontífices precedentes, sobre todo desde san Juan XXIII. El Papa de la Fratelli tutti promovió tanto el camino ecuménico como el diálogo interreligioso, y lo hizo sobre todo cultivando las relaciones interpersonales de modo que, salvaguardando los vínculos eclesiales, se valorizara siempre el aspecto humano del encuentro.  Que Dios nos ayude a atesorar su testimonio.

Mi elección ha tenido lugar mientras se conmemora el 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea. Ese Concilio representa una etapa fundamental para la elaboración del credo compartido por todas las Iglesias y Comunidades eclesiales. Conforme estamos caminando hacia el restablecimiento de la plena comunión entre todos los cristianos, reconocemos que esta unidad debe ser unidad en la fe. En cuanto Obispo de Roma, considero uno de mis deberes prioritarios la búsqueda del restablecimiento de la plena y visible comunión entre todos aquellos que profesan la misma fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

En realidad, la preocupación por la unidad ha sido siempre una constante en mí, como atestigua el lema que he elegido para mi ministerio episcopal: In Illo uno unum, una expresión de san Agustín de Hipona que recuerda que también nosotros, aun siendo muchos, «en Aquel uno —o sea en Cristo—, somos uno» (Enarr. in Ps., 127,3). Nuestra comunión se realiza, en efecto, en la medida que convergemos en el Señor Jesús. Cuanto más le somos fieles y obedientes, más unidos estamos entre nosotros. Por eso, como cristianos, estamos llamados a orar y trabajar juntos para alcanzar paso a paso esta meta, que es y será siempre obra del Espíritu Santo.

Consciente, además, de que sinodalidad y ecumenismo están estrechamente relacionados, deseo asegurar mi intención de proseguir el compromiso del Papa Francisco en la promoción del carácter sinodal de la Iglesia Católica y en el desarrollo de formas nuevas y concretas para una sinodalidad cada vez más intensa en el ámbito ecuménico.

Nuestro camino común puede y debe entenderse también en un sentido amplio, que involucra a todos, según el espíritu de fraternidad humana al que me refería antes. Hoy es tiempo de dialogar y de construir puentes. Y por eso me alegra y agradezco la presencia de los representantes de otras tradiciones religiosas, que comparten la búsqueda de Dios y de su voluntad, que es siempre y únicamente voluntad de amor y de vida para los hombres y mujeres y para todas las criaturas.

Ustedes han sido testigos de los notables esfuerzos realizados por el Papa Francisco en favor del diálogo interreligioso. A través de sus palabras y acciones, ha abierto nuevas perspectivas de encuentro, para promover «la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio» (Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi, 4 de febrero de 2019). Y agradezco al Dicasterio para el Diálogo Interreligioso por el papel esencial que desempeña en esta labor paciente de alentar los encuentros y los intercambios concretos, orientados a construir relaciones basadas en la fraternidad humana.

Deseo dirigir un saludo especial a los hermanos y hermanas judíos y musulmanes. Debido a las raíces judías del cristianismo, todos los cristianos tienen una relación particular con el judaísmo. La Declaración conciliar Nostra aetate (cf. n. 4) subraya la grandeza del patrimonio espiritual común entre cristianos y judíos, alentando al conocimiento y la estima mutuos. El diálogo teológico entre cristianos y judíos sigue siendo siempre importante y es muy valioso para mí. Incluso en estos tiempos difíciles, marcados por conflictos y malentendidos, es necesario continuar con entusiasmo este diálogo tan valioso.

Las relaciones entre la Iglesia Católica y los musulmanes han estado marcadas por un compromiso creciente con el diálogo y la fraternidad, favorecido por el aprecio hacia estos hermanos y hermanas «que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres» (íbid., 3).  Este enfoque, basado en el respeto mutuo y en la libertad de conciencia, representa una base sólida para construir puentes entre nuestras comunidades.

A todos ustedes, representantes de las demás tradiciones religiosas, les expreso mi gratitud por su participación en este encuentro y por su contribución a la paz. En un mundo herido por la violencia y los conflictos, cada una de las comunidades aquí representadas aporta su sabiduría, su compasión y su compromiso con el bien de la humanidad y el cuidado de la casa común. Estoy convencido de que, si estamos unidos y libres de condicionamientos ideológicos y políticos, podremos ser eficaces al decir “no” a la guerra y “sí” a la paz, “no” a la carrera armamentista y “sí” al desarme, “no” a una economía que empobrece a los pueblos y a la tierra y “sí” al desarrollo integral.

El testimonio de nuestra fraternidad, que espero podamos manifestar con gestos concretos, sin duda contribuirá a construir un mundo más pacífico, como lo desean en lo más profundo de su corazón todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Queridos amigos, gracias nuevamente por su cercanía. Invoquemos en nuestros corazones la bendición de Dios: que su infinita bondad y sabiduría nos ayude a vivir como hijos suyos y como hermanos y hermanas entre nosotros, para que crezca la esperanza en el mundo. Les agradezco de corazón.

Exaudi Redacción

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