Llamamiento del 35º Encuentro Internacional por la Paz

En presencia del Santo Padre, líderes religiosos y políticos

35º Encuentro interreligioso por la Paz , 7 oct. 2021 © Vatican Media

Esta tarde se ha celebrado en la plaza frente al Coliseo de Roma la ceremonia de conclusión del 35º Encuentro Internacional por la Paz titulado “Pueblos Hermanos, Tierra Futura. Religiones y culturas en diálogo” y se ha leído un llamamiento, en presencia del Papa Francisco, líderes de distintas religiones y políticos. Se trata de un evento organizado por la Comunidad de Sant’Egidio en el “Espíritu de Asís”, más de tres décadas después del histórico encuentro organizado por el papa Juan Pablo II en 1986.

35º Encuentro Paz llamamientoLa Comunidad de Sant’Egidio reunió a representantes de las grandes religiones mundiales para renovar el compromiso por la construcción de la paz, con un diálogo que aborda los grandes temas de hoy, como el desafío medioambiental, el papel de la juventud en la construcción de la paz, la migración forzada por la guerra y la pobreza, entre otros. El Santo Padre participó en la oración ecuménica de los cristianos, antes de unirse a los líderes de otras religiones del mundo, como el gran imán Al Tayyeb, el patriarca ortodoxo Bartolomé I, Karekine II, Catholicos de todos los armenios, y el presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, Pinchas Goldschmidt, junto con líderes budistas e hindúes.

En su discurso, Francisco exhortó al compromiso con la paz: “Menos armas y más comida, menos hipocresía y más transparencia, más vacunas distribuidas equitativamente y menos fusiles vendidos neciamente” en el 35º Encuentro Internacional por la Paz. A lo largo del acto, se leyó un llamamiento de paz que fue entregado a los distintos representantes de las religiones y políticos presentes, entre los que se encontraba Ángela Merkel, canciller alemana saliente, que emitió un discurso junto con Andrea Riccardi, historiador y fundador de Sant’ Egidio, y el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb. El patriarca Bartolomé I también pronunció unas palabras al final de evento.

A continuación, sigue el texto del llamamiento de paz suscrito en este encuentro multirreligioso traducido por Exaudi.

***


En el mundo hay muchas guerras abiertas, amenazas terroristas, graves violencias. Se está rehabilitando el uso de la fuerza como instrumento de política internacional. Desgraciadamente está desapareciendo una generación que vivió la Segunda Guerra Mundial, y se está perdiendo la memoria del horror de la guerra. De hecho, se está poniendo en tela de juicio los avances significativos hacia una cultura de la paz que han permitido madurar una visión común del destino común de la humanidad.

La gente sufre, sufren los refugiados de la guerra y la crisis medioambiental, los descartados, los débiles, los indefensos. A menudo las mujeres son ofendidas y humilladas, niños sin infancia, ancianos abandonados. Los pobres, a menudo invisibles, participan hoy de manera especial en nuestro encuentro: Son los primeros en invocar la paz. Escucharlos nos hace comprender mejor la locura de todos los conflictos y la violencia.

Las religiones pueden construir la paz y educar para ella. Las religiones no pueden utilizarse para la guerra. Sólo la paz es santa y que nadie utilice el nombre de Dios para bendecir el terror y la violencia. Si veis guerras a tu alrededor, ¡no os resignéis! Los pueblos anhelan la paz. La fraternidad entre religiones está avanzando a pesar de las dificultades. Agradecemos a todos los amigos del diálogo en el mundo y les decimos: ¡ánimo! El futuro del mundo depende de esto: que nos reconozcamos como hermanos y hermanas. Los pueblos tienen un destino de hermanos y hermanas en la tierra.

Es necesario reanudar pronto el proceso de desarme, actualmente bloqueado. Hay que poner fin al comercio de armas y a su uso. Hay que avanzar en el desarme nuclear. La proliferación de armas nucleares es una amenaza increíble. Hay que hacer la paz. La paz también consiste en respetar el planeta, la naturaleza y las criaturas. La destrucción del medio ambiente se debe a la arrogancia de un ser humano que se siente propietario. Un ‘yo’ dueño se convierte en un ‘yo’ depredador, listo para el dominio y la guerra.

Los pueblos hermanos y la tierra futura están indisolublemente unidos. La pandemia ha mostrado cómo los seres humanos están en el mismo barco, unidos por hilos profundos. El futuro no pertenece al hombre del descarte y la explotación que vive, que vive para sí mismo e ignora a los demás. El futuro es de las mujeres y los hombres solidarios y de los pueblos hermanos. Que Dios nos ayude a reconstruir la común familia humana y a respetar la madre tierra. Ante al Coliseo, símbolo de grandeza pero también de sufrimiento, reafirmemos con la fuerza de la fe que el nombre de Dios es paz.