Monseñor Franco, pastor que ha servido a 6 papas y a Fulton Sheen

Exaudi entrevista a este monseñor de Nueva York que acaba de publicar sus nuevas memorias

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© Vatican Media. Monseñor Franco

En esta entrevista exclusiva con Exaudi, monseñor Hilary C. Franco, que ha servido a 6 papas, todos desde san Juan XXIII, explica con detalle cómo fue trabajar con estos pontífices (tres de los cuales son ahora santos) y en estrecha colaboración con el entonces obispo Fulton Sheen.

Todavía trabajando activamente como asesor en la Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, Mons. Franco en su nuevo libro “Six Popes: A Son of the Church Remembers” (“Seis Papas: Un hijo de la Iglesia recuerda”) ha dado una visión de la Iglesia católica a través de su vasta experiencia en Roma, Nueva York y Washington D.C.

En su libro, el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, reflexiona: “Monseñor Franco es conocido como un atractivo narrador de su impactante tiempo en la Iglesia. Lea este libro y verá por qué”.

Desde el barrio de Belmont, en el Bronx, Nueva York, Mons. Franco, siempre con una actitud de servicio a la Iglesia y una fuerte vida de oración, llegaría a entablar relaciones con figuras religiosas, como los santos Padre Pío y Madre Teresa, presidentes de Estados Unidos y jefes de Estado extranjeros.

Franco asistió al Pontificio Colegio Norteamericano de Roma, conocido como NAC, y poco después se convirtió en asistente especial del arzobispo Fulton Sheen. También escribió Mons: “Mentor y amigo”. Aquí está la entrevista de Exaudi con Mons. Franco:

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Exaudi: Monseñor Franco, ¿por qué se sintió impulsado a compartir con el mundo este testimonio anecdótico?

Mons. Franco: La historia siempre ha sido uno de mis temas favoritos desde que me convencí de que Cicerón tenía razón cuando decía que “la historia es la maestra de la vida”. En un momento de mi vida, había sentido que… había pasado, a la ligera, por mucha historia. Muchos amigos me lo habían recordado y así, sentí que, tal vez, en conciencia, debía compartir con la posteridad lo que había pasado en mi larga vida (no toda… sólo algunos episodios).

Pero aún me demoré y esperé tal vez culpando a mi pereza para escribir con la excusa de que estaba ocupado con mi trabajo, etc. Cuando, después de tanta insistencia, mi editor me obligó a reconsiderar mi responsabilidad con la posteridad, realmente capitulé, tal vez sin comprender del todo en ese momento la cantidad de trabajo que requeriría ese compromiso.

Exaudi: En su libro Six Popes: A Son of the Church Remembers, que se lee casi como un diario, ofrece recuerdos de las personas que llegó a conocer, desde presidentes de Estados Unidos y jefes de Estado extranjeros hasta líderes religiosos como el padre Pío y la santa madre Teresa. ¿Qué persona le llamó más la atención? ¿Le sorprendió la personalidad o el carácter de alguien?

© 2021 Misión Permanente de Observación de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Todos los derechos reservados.

Mons. Franco: Me resultaría imposible destacar a la “persona” que más me impactó. Cada una de esas personalidades tuvo un impacto especial en mí y me dejó algo que ha pasado a formar parte de mi persona. Estoy convencido de que los papas, presidentes y santos que tuve el privilegio de conocer o servir y que usted encuentra en el libro, tuvieron una llamada especial desde arriba, utilizando talentos que, a pesar de sus fragilidades y limitaciones humanas, harían historia contemporánea.

Exaudi: A partir de 1962 usted sirvió como asistente especial del arzobispo (entonces obispo) Fulton J. Sheen, y desde entonces escribió otra obra “Bishop Sheen: Mentor and Friend”. Creo que a cualquiera que lea esto le encantaría escuchar a alguien que trabajó tan cerca de él y mantuvo una amistad. ¿Cuál sería la lección más valiosa que aprendió de él como mentor? También, como amigo, ¿qué es lo que más le llamó la atención de su persona?

Mons. Franco: Si tuviera que mencionar todo lo que aprendí de mi mentor y amigo, el santo obispo Fulton J. Sheen, ¡tomaría volúmenes! ¡Baste decir que empecé a trabajar para el obispo en 1959, mucho antes de ser nombrado oficialmente asistente del obispo Sheen, que entonces era director nacional de la Propagación de la Fe, cuando en agosto de ese año tuve mi primer encuentro con él en su oficina (366 de la Quinta Avenida) y, una vez en casa esa noche, tuve que escarbar varias páginas de los otros días de mi agenda para poder expresar lo que había recogido en esa audiencia que debía durar quince minutos y se prolongó durante más de 40 minutos!

Su amabilidad, su santidad, su aguda inteligencia que lo convertiría en profeta, previendo lo que sucedería o se proyectaría muchos años después, son sólo algunos de los rasgos que caracterizan mi cercanía con este excepcional hombre de Dios. Muchos de los temas que habíamos tratado incluso a la hora de la comida o de la cena o durante nuestros paseos nocturnos por Park Avenue o de camino a la oficina desde nuestra residencia situada en el 109 de la calle 38 Este, serían años más tarde aireados y discutidos en el Concilio y en los círculos postconciliares.

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Con Benedicto XVI © Monseñor Franco

Exaudi: Habiendo sido miembro del Consejo Consultivo para la Causa de Beatificación del Arzobispo Fulton J. Sheen, me gustaría preguntar ¿cuál es el estado de su causa de canonización?

Mons. Franco: He sido miembro de la Junta Consultiva para la Causa de Beatificación de Fulton J. Sheen, pero considero que lo ocurrido con el retraso de su beatificación es sencillamente escandaloso, ya que se había aprobado el milagro necesario y se habían seguido minuciosamente todos los demás requisitos para la conclusión de la causa. Permítanme añadir, sin embargo, que, aunque esperemos la decisión oficial de la Iglesia, para mí, personalmente, Fulton J. Sheen, así como las otras personas santas mencionadas en mi libro… eran santos incluso mientras yo vivía y trabajaba para ellos, siendo testigo de su santidad en sus acciones diarias.

Exaudi: En el texto, el lector se encuentra fácilmente impresionado por su servicio a la Iglesia, que abarca unos 60 años, entre Nueva York, Roma y Washington, D.C. Usted sirvió bajo seis pontífices, a saber: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Aunque se podría hablar de una carrera, aquí se nota que más que una carrera, ha sido una llamada al servicio.

Mons. Franco: Permítanme compartir con ustedes algo que he pensado especialmente en ocasiones especiales como mi aniversario de ordenación, ¡66 años el 9 de abril de 2021! Pues bien, he pasado por todos estos años, y… he de decir que no he encontrado ni un solo alfiler de tiempo en el que pensara que podía hacer “una carrera” con mi sacerdocio. Me refiero a “carrera” en el sentido en que se entiende en términos humanos. Como menciono a menudo en el libro, yo había tomado mi sacerdocio desde el principio como un servicio a Dios y a su pueblo.

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Francisco y Benedicto XVI © Vatican Media

Exaudi: ¿Diría que estos papas con los que ha trabajado han sido más “humanos” o “con los pies en la tierra” de lo que uno podría imaginar? ¿Hay algún episodio que ilustre esto que pueda compartir con los lectores?


Mons. Franco: En cuanto a las diferentes personalidades de los papas, tengo que decir que todos ellos tenían los pies en la tierra porque tenían en el corazón las necesidades del Pueblo de Dios en ese momento concreto de la historia y daban las directrices necesarias para superar situaciones mundiales muy difíciles. Pensemos, por ejemplo, en el impacto de la acción de san Juan Pablo II en la caída del Régimen Soviético.

Y, hablando de momentos inolvidables en mi vida con los seis papas, uno que realmente permanece en mi memoria es el de las 17:20 horas del 13 de mayo de 1981, cuando tenía abierta la gran ventana de mi oficina del segundo piso porque hacía calor y, mientras trabajaba, “oí” el silencio entre la multitud, que chocaba con el tumultuoso ruido habitual anterior de las audiencias papales.

Me asomé a la ventana… me di cuenta de lo que había pasado y bajé corriendo a la plaza. De hecho, lo repetí cuando, un año después, ayudé a Martin Kalb, de la NBC, a preparar el ya famoso documental “60 Minutes- The man who shot the Pope”.

Exaudi: El Papa Francisco es visto por muchos como diferente a sus predecesores, mientras que otros defienden a veces su continuidad. ¿Cómo describiría su forma de gobernar la Iglesia?

Mons. Franco: Creo que cada papa, al ser una persona humana, es diferente de otro, pero, por alguna razón, siento que la Providencia de Dios, el Espíritu de Dios, suscita un pontífice según las necesidades de los tiempos. Podría mencionar a cada uno de los papas del siglo XX que parecen haber sido elegidos para ese tiempo en particular. Francisco fue elegido para este tiempo, un tiempo de un mundo que está siendo esclavizado por la tecnología y la indiferencia a la necesidad del “otro”, viviendo en un planeta que corre el riesgo de problemas ambientales, etc.

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Con Juan Pablo II © Monseñor Franco

Exaudi: Observando a estos papas, ¿cuál es su opinión sobre la renuncia de un pontífice?

Mons. Franco: Francamente, no veo ninguna dificultad en que los papas renuncien, sobre todo hoy en día, con las múltiples actividades que recaen sobre los hombros del líder de mil 300 millones de personas en todo el mundo. Después de todo, el Papa es un ser humano con sus limitaciones humanas, incluyendo la salud, la edad y todo lo que acompaña a la humanidad.

Exaudi: Habiendo servido bajo estos seis papas, ¿diría usted que hay una característica que los une?

Mons. Franco: La marca que caracteriza a todos los papas que he visto y servido en mi larga vida es su amor a Dios, a la Iglesia y al Pueblo de Dios.

Exaudi: Estados Unidos parece a menudo tan dividido hoy en día, ¿cómo pueden las personas de todas las religiones dejar de lado estas diferencias? ¿Cómo cree que se puede conciliar esta polarización?

Mons. Franco: Dado que usted conoce bien la historia de la Iglesia en los dos últimos milenios, seguramente está al tanto de las llamadas divisiones que siempre hemos tenido desde el principio, basta con leer las 14 cartas de san Pablo. Siempre tengo en mente lo que “Monseñor Fulton J. Sheen: Mi mentor y amigo”, el título de mi libro de 2014 sobre mi vida con el santo obispo, solía decir: No me gustan términos como ‘conservador’ o ‘liberal’ para definir a los cristianos. En la Iglesia, creemos firmemente en la ‘Iglesia una, católica y apostólica’ que siempre confesamos en el Credo. Podemos tener diferentes opiniones o tendencias, pero nuestro objetivo debe ser siempre ‘unam, sanctam, catholicam et apostolicam ecclesiam‘.

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Con Pablo VI © Monseñor Franco

Exaudi: Con su vasta experiencia, ¿qué consejo le daría a un papa para entender a Estados Unidos, al pueblo estadounidense y a los católicos estadounidenses en un contexto contemporáneo?

Mons. Franco: Entender a Estados Unidos… Esto me lleva a la época en que fui llamado a servir en la entonces Delegación Apostólica en Washington, DC (desde 1984 en la Nunciatura Apostólica) donde, a mediados de los años 60, nuestra oficina representaba al Vaticano en los Estados Unidos de América. A veces, cuando veía que se recibían directivas de Roma, me atrevía a murmurar para mis adentros “¡probablemente Roma no entiende!”.

Luego, fui llamado a servir y trabajar en el Vaticano con horizontes mucho más amplios que los que tenía en Washington y tuve que darme cuenta de ello. Sí, Roma lo entendía, pero desde una perspectiva macrocósmica había que tomar una decisión que quizá no se entendiera o se malinterpretara desde mi marco de referencia microscópico de Washington.

Con la Madre Teresa © Monseñor Franco

Exaudi: Como asesor de la Misión Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, ¿cómo puede la Santa Sede, aunque no pretenda ser un poder político sino sólo espiritual, pero que de todos modos ejerce una innegable influencia, ayudar a la resolución de conflictos en todo el mundo?

Mons. Franco: Con respecto a nuestro trabajo en la oficina de la Misión de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, permítame decir claramente que no somos una de las 193 Delegaciones en las Naciones Unidas como representantes de una religión, sino que estamos en la ONU como representantes de un Estado, el Estado de la Ciudad del Vaticano, llamado oficialmente La Santa Sede, y, aunque no votemos.

San Juan Pablo II insistió en que no tuviéramos voto, para evitar que eventualmente tomáramos partido en temas muy delicados. Nuestras intervenciones en defensa de los valores más importantes, como los derechos humanos, la vida, la paz, etc., son muy bien recibidas por la Asamblea. Como menciono en el libro, se hizo historia cuando los papas vinieron a la ONU, comenzando con la primera visita de un papa a la ONU, y a los Estados Unidos, por san Pablo VI el 4 de octubre de 1965, y terminando con la visita del Papa Francisco el 25 de septiembre de 2015. Ambos papas, así como Juan Pablo II que vino dos veces, y el papa Benedicto, reiteraron el mensaje dado a la Asamblea por San Pablo VI: “Guerra nunca más”.