Oración por las vocaciones y rezar cada día el Rosario por la paz

Palabras del Santo Padre después de la oración mariana

Regina Coeli 8 mayo 2022 © Vatican Media

Tras el rezo del Regina Coeli de este domingo, 8 de mayo de 2022,  el Santo Padre recordó la “celebración hoy de la Jornada mundial de oración por las vocaciones, que tiene por tema ‘Llamados a edificar la familia humana’. En cada continente, las comunidades cristianas invocan al Señor el don de las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, a la elección misionera y al matrimonio”.

El Papa  Francisco saludó la beatificación este sábado, 7 de mayo de 2022, de “María Agustina Rivas López, llamada Aguchita, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, (Perú), asesinada por odio a la fe en 1990”.

“A la Virgen Santa presento en particular los sufrimientos y las lágrimas del pueblo ucraniano. Frente a la locura de la guerra, sigamos, por favor, rezando cada día el Rosario por la paz”. Instó el Papa

Finalmente saludó a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro deseando a todos un feliz domingo.

A continuación, siguen las palabras del Papa después del Regina Coeli, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

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Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas:


Ayer en San Ramón (Perú) fue beatificada María Agustina Rivas López, llamada Aguchita, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, asesinada por odio a la fe en 1990. Esta heroica misionera, incluso sabiendo que arriesgaba la vida, permaneció siempre cerca de los pobres, especialmente de las mujeres indígenas y campesinas, testimoniando el Evangelio de la justicia y de la paz. Que su ejemplo pueda suscitar en todos el deseo de servir a Cristo con fidelidad y valentía. Un aplauso a la nueva Beata.

Se celebra hoy la Jornada mundial de oración por las vocaciones, que tiene por tema “Llamados a edificar la familia humana”. En cada continente, las comunidades cristianas invocan al Señor el don de las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, a la elección misionera y al matrimonio. Esta es la jornada en la que sentirnos todos, en cuanto bautizados, llamados a seguir a Jesús, a decirle sí, a imitarlo para descubrir la alegría de dar la vida, de servir con alegría e impulso el Evangelio. En este contexto, deseo formular mis felicitaciones a los nuevos presbíteros de la diócesis de Roma, que han sido ordenados esta mañana en la Basílica de San Juan de Letrán.

Precisamente a esta ahora muchos fieles se reúnen en torno a la venerada imagen de María en el Santuario de Pompeya, para dirigirle la Súplica que brota del corazón del Beato Bartolo Longo. Espiritualmente arrodillado delante de la Virgen, le encomiendo el ardiente deseo de paz de tantas poblaciones que en distintas partes del mundo sufren la insensata desgracia de la guerra. A la Virgen Santa presento en particular los sufrimientos y las lágrimas del pueblo ucraniano. Frente a la locura de la guerra, sigamos, por favor, rezando cada día el Rosario por la paz. Y recemos por los responsables de las Naciones, para que no pierdan “el olfato de la gente”, que quiere la paz y sabe bien que las armas no la traen, nunca.

Recemos también por las víctimas de la explosión ocurrida en un gran hotel de la capital de Cuba, La Habana. Que Cristo Resucitado les guíe a la casa del Padre y done consuelo a los familiares.

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de Italia y de muchos países. En particular, saludo a los fieles de Estado Unidos de América, de Polonia y de la diócesis de Nantes (Francia). Saludo a la Familia Pasionista, que celebra el Jubileo del tercer centenario de fundación; a los enfermos de fibromialgia, que deseo reciban la asistencia necesaria; como también a los fieles de Nápoles, Pomigliano d’Arco, Reggio Calabria y Foggia, los jóvenes de la confirmación de Zogno (Bérgamo) y los de San Fernando, en Roma. Un saludo especial al grupo de refugiados ucranianos y a las familias que les hospedan en Macchie, Perugia. Saludo también a los responsables de la Comunidad de San Egidio de América Latina.

Hoy, en muchos países, se celebra el Día de la Madre. Recordamos con afecto a nuestras madres —un aplauso a las madres—, también a las que no están ya con nosotros aquí, pero viven en nuestros corazones. Para todas las madres es nuestra oración, nuestro afecto, nuestra felicitación.

¡Buen domingo a todos! Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.