La infidelidad es una realidad dolorosa que puede afectar profundamente a cualquier matrimonio. Es un tema que nadie quisiera enfrentar, pero que, cuando ocurre, plantea preguntas fundamentales sobre el perdón, la confianza y la posibilidad de seguir adelante.

Perdonar una infidelidad es un acto que requiere un profundo arrepentimiento de la persona que falló y una disposición genuina de reconstruir la relación. Muchas parejas han logrado superarlo, pero el camino no es fácil: la confianza se ve quebrantada y la dinámica de la relación cambia para siempre. Sin embargo, también hay quienes no logran perdonar, y es comprensible, pues el dolor y la traición dejan huellas imborrables.

Excusas que no justifican la infidelidad

Para comprender mejor este tema, es importante analizar algunas de las excusas más comunes que llevan a una persona a ser infiel y por qué no deben ser justificadas:

1. Las tentaciones no son excusa: Todos enfrentamos tentaciones en distintos ámbitos de la vida. Sin embargo, ceder ante ellas no es inevitable. La fidelidad exige autocontrol y compromiso.
2. La distancia no es excusa: Estar lejos de la pareja por trabajo u otras razones no justifica una infidelidad. Si la distancia se convierte en un problema, hay que buscar soluciones como reforzar la comunicación, realizar visitas más frecuentes o, si es necesario, considerar cambios en la vida laboral.
3. El enojo no es excusa: Discutir con la pareja o sentirse herido no justifica buscar consuelo en otra persona. Es crucial aprender a manejar el enojo de manera saludable, ya sea a través del diálogo, la oración o la ayuda de un profesional.
4. El alcohol no es excusa: Muchas personas argumentan que «no eran ellos» cuando cometieron una infidelidad bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, el consumo de alcohol no borra la responsabilidad personal ni justifica dañar a la pareja.

El camino del perdón

Si una persona ha sido infiel y verdaderamente desea ser perdonada, debe asumir un largo camino de penitencia, arrepentimiento y reconstrucción de la confianza. Perdonar no significa olvidar, pero sí puede abrir la posibilidad de sanar y fortalecer la relación.

La fidelidad es un compromiso que se elige cada día. Evitemos situaciones de riesgo, busquemos fortalecer nuestro matrimonio y recordemos que el amor requiere sacrificio y voluntad. Que Dios nos ayude a vivir con integridad y a hacer el bien en todo momento.

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