¿Qué es la Cuaresma?

Tiempo de conversión

qué es la Cuaresma
Casulla © Cathopic. Beyond Faith CR

 Rafael Mosteyrín, sacerdote, ofrece este artículo para conocer qué es la Cuaresma, tiempo de conversión y de preparación para la Semana Santa.

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Con el Miércoles de Ceniza comienza la Cuaresma. ¿Qué es la Cuaresma? Es el tiempo litúrgico en el que los cristianos nos preparamos para la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Se nos propone escuchar más la Palabra de Dios, y acudir más al sacramento de la Penitencia. Son, como siempre, los 40 días previos al Domingo de Ramos.

A los mayores de 18 años, y menores de 59, nos corresponde ayunar el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Se trata de hacer una sola comida fuerte al día acompañada, eso sí, de un ligero desayuno y un poco de cena. Desde los 14 años cumplidos se nos  pide la abstinencia de comer carne todos los Viernes de Cuaresma, y el Miércoles de Ceniza. De este modo se demuestra el agradecimiento a Dios por su Pasión y Muerte por la que hemos sido salvados. Se trata de dar una respuesta con la oración, y con la vida, manifestada en estos deseos de sobriedad, en la alimentación y en otros aspectos que uno vea oportunos.

La Iglesia siempre, pero más en Cuaresma, nos exhorta a la conversión, a romper con el pecado. La verdadera conversión, el propósito de no pecar más, lleva consigo el evitar las ocasiones de pecado, a romper sus ligaduras. Sólo cuando hay un alejamiento del pecado el hombre vuelve a Dios, ordena su vida hacia el Creador. Es entonces libre de cualquier esclavitud, y está en condiciones para seguir el camino propuesto por Jesucristo,

¿Por qué la Cuaresma es un tiempo de penitencia? Las primeras palabras de Cristo que recoge san Marcos en su Evangelio son éstas: “Haced penitencia”. La Cuaresma nos habla de mortificación y penitencia porque es la conmemoración del tiempo de oración y de penitencia que pasó Cristo en el desierto. La Iglesia ofrece en la Cuaresma una oportunidad especial para arrepentirnos de nuestros pecados, con una confesión bien preparada. Es un tiempo especialmente oportuno para reparar a Dios las ofensas que le hemos hecho, a través de pequeños sacrificios. Esa penitencia, además, purifica el alma, eleva el pensamiento, hace al corazón contrito y humillado, apaga el fuego de las pasiones y nos ayuda a vivir bien la santa pureza.


Además, podemos ofrecer a Dios algo que cueste con espíritu de reparación. El Señor nos pide pequeñas mortificaciones que, viviéndolas con perseverancia, le son muy gratas. Son tradicionales algunas mortificaciones en las comidas como retrasar el vaso de agua hasta el segundo plato, comer más de lo que guste menos y menos de lo que guste más; tomar la peor fruta; no comer entre comidas; no tomar alcohol, o tomarlo con más moderación. El sentido de estas prácticas es que nos ayuden a crecer en la virtud de la templanza. De este modo tenemos más facilidad para rezar, y no estamos tan condicionados por lo que nos apetece. Otro tipo de mortificaciones son las que se hacen con el objetivo de que los que estén a nuestro alrededor reciban algún pequeño favor.

La liturgia de la Cuaresma a la vez que nos invita al arrepentimiento y a la conversión, nos recuerda la misericordia de Dios con las palabras del Salmista: El Señor es clemente y compasivo, lento a la ira y rico en misericordia. El Señor es bueno con todos, y la demostración de su amor por nosotros se extiende a todas sus obras. Dios escucha siempre las peticiones de perdón.

Aprovechemos esta oportunidad para preparar una buena confesión. Es el momento para reconocer lo que tiene que cambiar en nuestra vida, vencer de una vez la vergüenza para contar las cosas tal y como han ocurrido. Dios está deseando perdonarnos, pero necesita que reconozcamos en qué le hemos fallado.

Santa María nos ayudará a aprovechar esta oportunidad de la Cuaresma para hacer una buena confesión. Mejoraremos en este tiempo procurando hacer las cosas mejor de lo habitual, y ofreciéndole pequeñas mortificaciones a lo largo del día.

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