Ser sacerdote es un peligro

Qué importante es pensar

Sacerdote peligro
Taxista © Pexels. Jackson David

Ser sacerdote es un “peligro” porque en cualquier momento nos pueden hacer cualquier pregunta. A mí ese “peligro” me gusta. Por ejemplo, hace unos días subí a un taxi. El taxista me miró, y me dijo: “¿Puedo preguntarle algo?” …  “Sí, diga lo que quiera” .  “Yo empiezo a tener mis años (lo miré y me pareció de unos cuarenta) y empiezo a pensar. Hasta ahora he vivido así no más, pero me casé, aunque no por la Iglesia, vinieron los hijos, me doy cuenta de que algo tengo que decirles y lo primero que estoy pensando es si Dios existe, si hay otra vida después, o todo queda aquí no más”.

Esperé unos segundos a ver si quería seguir hablando, pero vi que era mi turno. Pensé que lo mejor era hacerle una pregunta: “Y usted qué piensa ¿después hay otra vida o no?” …   “Cuando murió mi perro, de puro viejo, lo enterramos y ahí quedó. Yo no creo que quede como un perro. Algo tiene que haber detrás” …   Y seguí, “atacando:” “sus padres, ¿viven los dos?” …  “Mi viejo murió hace tres años. Está enterrado en Sullana. Cada vez que viajo voy a visitarlo y le hablo. Aunque no lo sé completo, pero digo el Padre nuestro, por él. No sé dónde está, pero siento que en algún sitio está” …. Yo no digo nada. Lo noto con ganas de hablar. Y sigue: “El mayor de mi hijos, que tiene nueve años, me sorprende, porque a veces me habla de su “abu” que era su gran amigo, y veo que lo sigue siendo” … “¿Y usted qué cree?” …  “Del perro no dice nada, ahora hay otro en la casa y el perro se acabó, aunque también era su gran amigo. De su “abu” habla a cada rato”.

Pienso lo importante que es pensar. Es lo que está haciendo el taxista mientras maneja por Lima. Cuando uno piensa descubre cosas que tiene adentro. Mi recorrido es corto. Nos vamos acercando a mi punto de llegada.

Le pido permiso para hacerle una última pregunta: “¿Usted cree que Dios se mete en su vida o está ahí fuera y no tiene nada que ver?” … “Pues eso sí que no lo había pensado. Y si se mete en la vida de mi esposa, y en la de mis hijos. …La verdad es que los chicos dicen cosas…”.


Hemos llegado. Yo me voy a bajar y me dice que no le debo nada, que con todo lo que le he dicho… “¿Pero si no le he dicho nada?”

Consigo pagarle la carrera que ha sido corta… Le doy la bendición. Tengo la sensación de que he hecho un amigo. Y yo me voy pensando qué importante es pensar.