‘Tierra Santa. El último peregrino’ motiva a profundizar lo “fundamental de nuestra fe”

Reflexión sobre el valor de Tierra Santa para la humanidad

Magdala
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En el marco del estreno de la película Tierra Santa. El último peregrino, la doctora Marcela Szymanski, editora jefe del informe de libertad religiosa de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada y miembro de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, reflexiona sobre el valor de Tierra Santa para la humanidad, y destaca cómo esta región en la historia del mundo ha vivido entre la “Gracia de Dios y la persecución religiosa, que se ha hecho evidente en recientes olas de ataques de extremismo islámico”.

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Tierra Santa. El último peregrino, es una película producida por Goya Producciones, dirigida por el español Andrés Garrigó este 18 de agosto en México, Perú, en Estado Unidos el 19 de agosto y el 25 de agosto en Nicaragua, Honduras, Guatemala, Uruguay, Costa Rica, El Salvador y Panamá.

La película presenta una familia madrileña en crisis; económica, afectiva, vicios, etc. La madre de familia se gana la lotería de la parroquia, por lo que quiere invitarlos a todos a un viaje a Tierra Santa. El padre de familia es el primero en poner excusas para así evitar realizar el viaje, y los demás miembros aseguran que podrían hacer mejores cosas con ese dinero. Finalmente, logran convencerse unos a otros sobre hacer la peregrinación, invitan hasta al párroco quien nunca ha ido. En su viaje cada uno tiene su encuentro personal con Cristo, y van encontrando diferentes personas que los ayudan a su conversión por medio de sus testimonios. Los cuáles son reales.

La doctora Szymanski dijo sobre la Tierra Santa que “el lugar donde conviven desde hace 2000 años las 3 principales religiones monoteístas ha sido un lugar que asemeja una playa milenaria, donde las olas no cesan de traer y de llevarse las riquezas que la forman”.

Por lo que “Israel es la fuente de la que mana una fuerza especial que se extendió por el mundo a partir del 1er siglo. La tierra que vio la Encarnación del Hijo de Dios, los caminos recorridos por sus primeros discípulos, de cierta forma nos pertenecen a cada uno de nosotros. Y todos nos sentimos llamados a protegerlos, a cultivarlos, y a lograr que permanezcan abiertos a toda la humanidad”.

“Habiendo ya peregrinado por Israel, no puedo negar haber sentido la fuerza de esa ola de fe que hoy sigue moviendo a los pueblos ahí establecidos, que los nutre y fortalece como Cristo y los doce apóstoles, y que nos dan un ejemplo de fe a todos los creyentes del mundo” afirmó Szymanski.


La editora jefa del informe de libertad religiosa de ACN recordó que «el mes de agosto trae recuerdos particulares. Hoy pienso especialmente en los pueblos de lo que fue Asiria, que incluyen no solo Israel, sino Jordania, Siria e Irak. Los reyes y emperadores que por milenios se sucedieron en esos países también reinaron sobre Israel en su día. Ha sido una historia de persecución y esclavitud de millones de hijos de Dios, un movimiento en oleadas, que recordamos en películas maravillosas como Éxodo, o los Diez Mandamientos, o Ben Hur”.

“Desgraciadamente esas huidas, esos latigazos y decapitaciones, se prolongan hasta la fecha. En estos días de principios de agosto, recordamos el 8o. aniversario de la invasión del Estado Islámico, en 2014, sobre las tierras asirias, las bien conocidas Llanuras de Nínive. Esta región fue liberada por una coalición de ejércitos occidentales y reconstruida a partir de 2017 gracias a los donativos de los cristianos de todo el mundo. Los extremistas del Estado Islámico pasaron destruyendo basílicas y relicarios de los primeros santos de la Iglesia, llevándose a las mujeres como esclavas sexuales y asesinando a machetazos a todo hombre y niño que se cruzara en su camino. Los religiosos y religiosas de las Iglesias acompañaron a casi 300 mil habitantes a través del desierto, a pie, bajo calores de 50 grados centígrados, en un recorrido de 60km hasta que llegaron a Kurdistán, donde pudieron descansar en el patio del arzobispado, y esperar que los cristianos del mundo les ayuden a sobrevivir ese éxodo”.

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La doctora dijo que “como tal vez vieron en reportajes sobre la visita del Papa a Irak, en 2022, 10 pueblos cristianos de Nínive se encuentran reconstruidos, las llanuras sembradas, las escuelas y universidades funcionando, las iglesias tañen sus campanas al Ángelus. Todo gracias al apoyo de cada cristiano que se acercó a ellos.  Por Nínive pasó el profeta Jonás, el apóstol Santo Tomás, pero también por lo que fue Antioquía pasaron San Pedro, San Pablo y Barnabás. Desde entonces, y aún más a causa del martirio reciente, esta zona es una auténtica Tierra Santa, del primer siglo después de Cristo».

Szymanski recordó al obispo Tabet Mekko quien cuyo pueblo (Karakosh) quedó arrasado por los invasores, reinauguró su catedral en 2020 y nos dice “Somos el pueblo que levantó la Cruz en el primer siglo, y la levantamos hoy otra vez. Vemos la Mano de Dios alrededor de nosotros. La tierra iluminada desde entonces por la luz del Evangelio lo proclama hoy con fe, esperanza y amor. ¡Hoy somos el Cuerpo victorioso de Cristo!”.

Finalizó la doctora Marcela: “Quise unir este testimonio al de la película documental Tierra Santa. El último peregrino, ambos nos obligan a pensar en lo fundamental de nuestra fe. Si los pueblos de Nínive fueron vaciados de cristianos por 3 años recientemente, hoy florecen de nuevo por la Gracia de Dios, por la oración de la Iglesia Universal y los donativos bien administrados por las Iglesias. Lo que les pase hoy a los sacerdotes alrededor del lago de Galilea es una de esas olas que, si bien les despojan de algo, van a regresar cargadas de fe, de esperanza, de amor de los voluntarios y cooperantes. ¡Hagamos nuestra parte por esta tierra santa y santificante!”.

“Veamos esta película consciente de que nuestra misión es hacer TODA LA TIERRA una Tierra Santa”.