Ucrania en la piel y en el corazón del Papa Francisco

Editorial del presidente del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos

Ucrania corazón Papa Francisco
Papa Francisco en el Rosario en la Gruta de Lourdes, mayo 2020 © Vatican Media

A continuación, compartimos el editorial de Mons. Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), titulado “Ucrania en la piel y en el corazón del Papa Francisco”, publicado por ADN CELAM, sistema informativo de dicho organismo eclesial.

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El llamado urgente que hizo el Papa Francisco para que al iniciar la Cuaresma se realice una Jornada de Oración y Ayuno, pidiendo por la paz en Ucrania, ha tenido gran acogida no solo entre los católicos, sino también en los hombres y mujeres de otras iglesias cristianas y de otras religiones. Esta convocatoria ha suscitado en el corazón de los creyentes el tan anhelado deseo de la paz, pero también la conciencia de que realmente “la guerra es una locura”.

El arma poderosa de la oración está siendo la mejor forma de acercarnos y solidarizarnos con aquel pueblo hermano, que viene sufriendo los horrores de la guerra. Es “un día para estar cerca del sufrimiento del pueblo ucraniano”, ha dicho el Sumo Pontífice.

Detener el sufrimiento

Pero, además de la convocatoria a los creyentes a unirse a la jornada de oración y ayuno, el Santo Padre ha pedido a los responsables de esta guerra que se “abstengan de acciones que provoquen más sufrimiento …”. “En Ucrania corren ríos de sangre y lágrimas”. En la raíz de este grito se evidencia el humanismo del Papa: “Tengo un gran dolor en el corazón”. El Papa Francisco conoce el valor de la persona humana como tal, al ser humano como centro de la comunidad, y su vida, libertad y dignidad no deben ser sometidas a la crueldad de la guerra.


Durante su ministerio viene insistiendo en la toma de conciencia de la fraternidad universal (Fratelli Tutti): “Soñemos con una única humanidad, como caminantes de la misma carne, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos…” (FT. 8). Tomando como ejemplo el testimonio de San Francisco de Asís, ha propuesto al mundo “una forma de vida con sabor a Evangelio” (FT. 1). “Porque San Francisco, que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne” (FT 2).

La preocupación del Papa por las víctimas de la guerra ha dado un paso más: ha pedido atención humanitaria para los refugiados: “Son hermanos y hermanas para los que es urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos”.

Los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe acogemos el llamado del Santo Padre y le expresamos nuestro incondicional apoyo en sus iniciativas en bien de la paz en el mundo. Nos unimos al Papa en un solo grito de esperanza: “Que callen las armas”, porque Dios “es Padre de todos (…) que nos quiere hermanos y no enemigos”.