Ucrania: “¡En nombre de Dios, detengan esta matanza!”

Palabras del Santo Padre después del rezo del Ángelus

Ucrania detengan matanza
Ángelus 13 marzo 2022 © Vatican Media

“En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta matanza!”, otro llamado sincero del Papa Francisco, para que se ponga fin a la guerra en Ucrania. En el noveno aniversario de su elección al trono de Pedro, el Santo Padre utilizó palabras inusualmente duras para condenar “la inaceptable agresión armada”.

Tras el rezo del Ángelus de este domingo, 13 de marzo de 2022, el Papa instó: “En nombre de Dios, escuchen el grito de los que sufren, pongan fin a los bombardeos y a los ataques… En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta matanza! ¡En nombre de Dios, escuchen el grito de los que sufren y pongan fin a los bombardeos y atentados!”. Francisco exhortó a la acogida de refugiados y pidió rezar en silencio “por los que sufren y para que Dios convierta los corazones a una firme voluntad de paz”.

Finalmente saludó a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza De San Pedro, deseándoles a todos un feliz domingo.

A continuación, siguen las palabras del Papa después del Ángelus, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

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Palabras del Papa

Hermanos y hermanas:


Acabamos de rezar a la Virgen María. Esta semana, la ciudad que lleva su nombre, Mariúpol, se ha convertido en una ciudad mártir de la desgarradora guerra que está devastando Ucrania. Frente a la barbarie de la matanza de niños, de personas inocentes y de civiles indefensos, no hay razones estratégicas que valgan: ha de cesar la inaceptable agresión armada, antes de que reduzca las ciudades a cementerios. Con dolor en el corazón uno mi voz a la de la gente común, que implora el fin de la guerra. En nombre de Dios, escuchen el grito de los que sufren, pongan fin a los bombardeos y a los ataques… En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta matanza! ¡En nombre de Dios, escuchen el grito de los que sufren y pongan fin a los bombardeos y atentados! Se trabaje real y resueltamente en la negociación, y que los corredores humanitarios sean efectivos y seguros. En nombre de Dios, les pido: ¡detengan esta matanza!

Quisiera exhortar una vez más a la acogida de tantos refugiados en los que Cristo está presente y dar las gracias por la gran red de solidaridad que se ha formado. Les pido a todas las comunidades diocesanas y religiosas que aumenten los momentos de oración por la paz. Dios es solo el Dios de la paz, no es el Dios de la guerra, y los que apoyan la violencia profanan su nombre. Ahora recemos en silencio por los que sufren y para que Dios convierta los corazones a una firme voluntad de paz.

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos procedentes de Italia y de varios países. En particular, saludo a los fieles de la diócesis de Nápoles, Fuorigrotta, Pianura, Florencia y Carmignano; así como a la delegación del Movimiento No Violento.

Os deseo a todos un feliz domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.