Ucrania: Religiosas perseveran en atención a heridos y sus familias

Continúan con su actividad pastoral. “Nos quedaremos mientras estén aquí las hermanas”, expresan los vecinos

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Religiosas en un refugio de Ucrania, marzo 2022 © ACN

Religiosas en Ucrania perseveran el la atención pastoral a los heridos y sus familias. Pese al creciente riesgo que se corre en las zonas de guerra de Ucrania, las comunidades religiosas permanecen allí para atender a la población”.

Magda Kaczmarek, responsable de los proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) para Ucrania, está en contacto permanente con la Iglesia local y los colaboradores de proyectos a los que ACN apoya desde hace muchos años.

Entre otros, también mantiene un estrecho contacto con numerosas congregaciones femeninas de la zona de guerra. “Las religiosas están llenas de miedo y preocupación, pero también saben que cuentan con el apoyo de la oración y la solidaridad mundial”, informa.

Kaczmarek, conmovida, habla de una conversación con una religiosa de un convento del norte de Ucrania. El nombre de la religiosa y el lugar deben permanecer ocultos por razones de seguridad, pero, según los medios de comunicación, en este lugar se está librando una batalla feroz. De noche, las hermanas han tenido que refugiarse varias veces en el sótano, y duermen con sus hábitos para poder salir corriendo de sus celdas en cualquier momento. Además, de noche se apagan todas las luces del convento para no ser blanco de ataques aéreos.


En los últimos días, las religiosas han tratado de proseguir con su vida conventual en la medida de lo posible. Sin embargo, el teléfono móvil es ahora un compañero constante incluso en la liturgia de las horas, informa Kaczmarek: “Así se las puede avisar más rápidamente si comienza otro ataque”.

Sin embargo, incluso el sótano del convento se ha vuelto demasiado inseguro debido a los feroces combates, por lo que, por la noche, las religiosas se refugian ahora en un refugio antiaéreo. Varias bombas ya han caído cerca del convento, matando a una joven familia, describe Magda Kaczmarek. “Las hermanas han acogido en su convento a tres familias que temían por sus vidas”.

Esta no es una tarea nueva para las religiosas, pues ya antes del inicio del ataque de las tropas rusas a finales de febrero, muchas personas acudían a ellas; también familias afectadas por la guerra iniciada en 2014. Las hermanas se ocupan de la atención pastoral de los heridos y sus familias: esa era y sigue siendo especialmente ahora una misión muy importante. Para muchas personas, las religiosas son también un signo de esperanza y orientación. Muchos vecinos aseguran: “Nos quedaremos mientras estén aquí las hermanas. Cuando ellas se vayan, nos iremos también nosotros”.