Una Iglesia que debe servir a la comunidad

El cristiano existe para servir

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Servicio a la comunidad en la Iglesia © Cathopic. Carlos Daniel

El padre Jairo Yate, sacerdote y juez instructor en la diócesis de Ibagué, Colombia, ofrece esta reflexión sobre la importancia del servir a la comunidad en la Iglesia, a través de las palabras del Papa Francisco y de la Sagrada Escritura.

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El cristiano existe para servir

El Papa san Pablo VI enseñaba que la “principal responsabilidad de la Iglesia es el servicio a la Verdad”. El Papa Francisco, por su parte, explica en la homilía en la Casa Santa Marta del 26 de abril 2018, que “Jesús nos enseña el servicio, como camino del cristiano”. De hecho, “el cristiano existe para servir, no para ser servido”. Y es una regla que vale “toda la vida”. Todo está encerrado ahí: de hecho, “muchos hombres y mujeres en la historia”, que se lo han “tomado en serio”, han dejado “rastro de verdaderos cristianos: de amor y de servicio”.

Durante la última cena, por tanto, el Señor dejó los dos mandamientos del amor y del servicio y después “una advertencia” “Vosotros debéis amar como siervos, debéis servir, porque sois siervos”. Y la explicación de estas palabras, “es también una regla de vida: “En verdad, en verdad os digo: un siervo no es más grande que su patrón, ni un invitado es más grande que quien lo ha mandado”.

Es decir: “Vosotros podréis celebrar la Eucaristía, vosotros podéis servir, pero enviados por mí, mandados por mí. Vosotros no sois más grandes que yo”.

Afirma el Papa Francisco que el más grande en la Iglesia es el que sirve no el que tiene más títulos. No se puede vivir el Evangelio haciendo compromisos, de lo contrario se termina en el espíritu del mundo, que apunta al dominio de los demás y es “enemigo de Dios”, sino que hay que elegir el camino del servicio.  “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”.

“Camino, servicio y gratuidad”

“Camino, servicio, gratuidad”, destaca el Pontífice en la homilía de Santa Marta del 11 de junio de 2015.  “Camino como un envío para anunciar. Servicio: la vida del cristiano no es para sí mismo, sino para los demás, como fue la vida de Jesús. Y “gratuidad. Nuestra esperanza está en Jesucristo que nos envía así una esperanza que no decepciona jamás”.

“Un discípulo que no sirve a los demás no es cristiano”, añade. “El discípulo debe hacer lo que Jesús ha predicado en aquellas dos columnas del cristianismo: las Bienaventuranzas y después el ‘protocolo’ sobre el que seremos juzgados”. Estas “son el marco del servicio evangélico”: “si un discípulo no camina para servir no sirve para caminar. Si su vida no es para el servicio, no sirve para vivir, como cristiano”

El Papa habla también de la “gratuidad”, de servir gratuitamente y advierte del peligro de las riquezas. “Gratuitamente han recibido, gratuitamente den”, es la admonición de Jesús.  “El camino del servicio es gratuito — porque hemos recibido la salvación gratuitamente, pura gracia: ninguno de nosotros ha comprado la salvación, ninguno de nosotros la ha merecido.  Es pura gracia del Padre en Jesucristo, en el sacrificio de Jesucristo”


“Es triste cuando se encuentran comunidades cristianas, sean parroquias, congregaciones religiosas, diócesis, que se olvidan de la gratuidad, porque detrás de esto está el engaño (de presumir) que la salvación viene de las riquezas, del poder humano”.

El servicio tiene base en la Sagrada Escritura

“El que quiera ser grande entre ustedes, debe servir a los demás” (Mateo 20, 26).

¿De cuál servicio nos habla la Sagrada Biblia? Dice el hermeneuta bíblico: Los servidores de Cristo son en primer lugar los servidores de la Palabra: “perseveraremos en la oración y en el ministerio de la Palabra” (Hechos 6, 4).

Los que anuncian el Evangelio cumpliendo así un servicio sagrado. Romanos 15, 16: “de ser ministro de Cristo Jesús entre los paganos; mi tarea sagrada consiste en anunciar el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los paganos sea agradable a Dios, consagrada por el Espíritu Santo”. Colosenses 1,23 Filipenses 2,22, “con toda humildad”, y si es preciso “en lágrimas y en medio de las pruebas, Hechos 20,19.

Los que sirven a la comunidad, como lo hacen en particular los diáconos. Hechos 6,1-4:  “Los Doce reunieron la asamblea de los discípulos y les dijeron: ‘No es correcto que nosotros descuidemos la Palabra de Dios por hacernos cargo de las mesas. Por lo tanto, hermanos, elijan entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu y de sabiduría; les confiaremos esta tarea, mientras que nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la Palabra’”.

San Pablo enseña en qué condiciones este servicio será digno del Señor. Romanos 12,7.9-13: “Si eres diácono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña; Si eres predicador, sé capaz de animar a los demás; si te corresponde la asistencia, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente.”

“Que el amor sea sincero. Aborrezcan el mal y procuren todo lo bueno. Que entre ustedes el amor fraterno sea verdadero cariño, y adelántense al otro en el respeto mutuo. Sean diligentes, y no flojos. Sean fervorosos en el Espíritu y sirvan al señor. Tengan esperanza y sean alegres. Sean pacientes en las pruebas y oren sin cesar. Compartan con los hermanos necesitados, y sepan acoger a los que estén de paso.”

Sirven a Dios como hijos y no como esclavos, (Gálatas 4).