Cardenal Arizmendi: El legado del Papa Francisco para los pueblos originarios

Palabras del Cardenal Felipe Arizmendi con motivo del X Aniversario de la elección del Papa Francisco. Evento promovido por Exaudi

(C) Vatican Media
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Acontinuación, la intervención completa del Cardenal Felipe Arizmendi, con motivo del X Aniversario de la elección del Papa Francisco, pronunciadas en el encuentro online organizado por la Academia de Lideres Católicos realizado este 11 de marzo de 2023.

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Audio de la intervención del Cardenal Felipe Arizmendi:

El Papa Francisco, que procede de Argentina, donde los pueblos originarios son conocidos como aborígenes, desde el inicio de su ministerio dijo a todo el mundo que soñaba con una Iglesia pobre para los pobres.

Sin embargo, casi no mencionaba a los indígenas, a los pueblos autóctonos u originarios, que son pobres entre los pobres.

En una entrevista personal, en diciembre de 2013, le sugerí que fuera más explícito hablando de los indígenas. Me lo agradeció y me dijo que lo tomaría en cuenta. Así lo ha hecho, con una intensidad y profundidad que considero obra del Espíritu Santo en su ministerio.

Sin olvidar el gran aporte que, al respecto, hicieron San Juan Pablo II y Benedicto XVI, comparto algunas intervenciones del Papa Francisco en relación con los indígenas, y las distribuyo en cinco puntos:

1. Reconocimiento de sus valores

EN BOLIVIA (julio de 2015): Cuánta alegría nos da saber que el castellano traído a estas tierras hoy convive con 36 idiomas originarios, amalgamándose para dar belleza y unidad en lo diverso. No niegues tus raíces, no niegues esa cultura que aprendiste de la gente porque ahora tenés una cultura más sofisticada. Hay sacerdotes que les da vergüenza hablar su lengua originaria y entonces se olvidan de su quechua, de su aymara, de su guaraní. La gracia de no perder la memoria del Pueblo fiel. Es una gracia.

EN MEXICO (febrero de 2016): Ustedes tienen mucho que ensenarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como «fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano» (Aparecida, 472).

EN PERU (enero de 2018): Si, para algunos, ustedes son considerados un obstáculo o un «estorbo», en verdad, ustedes con su vida son un grito a la conciencia de un estilo de vida que no logra dimensionar los costes del mismo. Ustedes son memoria viva de la misión que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar la Casa

El reconocimiento de estos pueblos —que nunca pueden ser considerados una minoría, sino auténticos interlocutores— así como de todos los pueblos originarios nos recuerda que no somos los poseedores absolutos de la creación. Urge asumir el aporte esencial que le brindan a la sociedad toda, no hacer de sus culturas una idealización de un estado natural ni tampoco una especie de museo de un estilo de vida de antaño. Su cosmovisión, su sabiduría, tienen mucho que enseñarnos a quienes no pertenecemos a su cultura. Todos los esfuerzos que hagamos por mejorar la vida de los pueblos amazónicos serán siempre pocos.

EN ECUADOR (julio de 2015): Es muy triste cuando uno ve a un sacerdote, o a un consagrado, una consagrada, que en su casa hablaba el dialecto o hablaba otra lengua, una de esas nobles lenguas antiguas que tienen los pueblos -Ecuador tiene tantas- y es muy triste cuando se olvida de la lengua, es muy triste cuando no la quiere hablar. Eso significa que se olvidaron de dónde los sacaron. No se olviden de eso, pidan esa gracia de la memoria.

LAUDATO SI (mayo de 2015): Es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios.

Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura.

EN PARAGUAY (julio de 2015): Si alguien considera que hay personas, culturas, situaciones de segunda, de tercera o de cuarta, algo, seguro, saldrá mal, porque simplemente carece de lo mínimo, que es el reconocimiento de la dignidad del otro. No hay persona de primera, de segunda, de tercera, de cuarta: son de la misma línea. Hay una cultura ilustrada, que es cultura y es buena y hay que respetarla. Pero hay otra cultura que tiene el mismo valor, que es la cultura de los pueblos, de los pueblos originarios, de las diversas etnias. Los pueblos tienen su cultura y hacen cultura. Una verdadera preocupación por los pobres es valorarlos en su bondad propia. Una valoración real exige estar dispuestos a aprender de los pobres, aprender de ellos.

Los pobres tienen mucho que enseñarnos en humanidad, en bondad, en sacrificio, en solidaridad.

QUERIDA AMAZONIA (febrero de 2020):

  • Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.
  • Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.
  • Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos.

Hace falta asegurar para los indígenas y los más pobres una educación adaptada que desarrolle sus capacidades y los empodere. Precisamente en estos objetivos se juegan la verdadera astucia y la genuina capacidad de los políticos.

EN CANADA (julio de 2022): Rezo y espero que los cristianos y la sociedad de esta tierra crezcan en la capacidad de acoger y respetar la identidad y la experiencia de los pueblos indígenas. Espero que se encuentren caminos concretos para conocerlos y valorarlos, aprendiendo a caminar todos juntos. Por mi parte, seguiré animando el compromiso de todos los católicos respecto a los pueblos indígenas. Los pueblos indígenas tienen mucho que enseñarnos sobre el cuidado y la protección de la familia, donde ya desde niños se aprende a reconocer lo que está bien y lo que está mal, a decir la verdad, a compartir, a corregir los errores, a empezar de nuevo.

2. Petición de perdón

EN BOLIVIA (julio de 2015): Cuando miramos el rostro de los que sufren, el rostro del campesino amenazado, del indígena oprimido, se nos estremecen las entrañas frente a tanto dolor y nos conmovemos, todos nos conmovemos. La Iglesia no puede ni debe estar ajena a este proceso en el anuncio del Evangelio.

EN MEXICO (febrero de 2016): Muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes.

QUERIDA AMAZONIA (febrero de 2020): Me avergüenzo y una vez más pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América y por los atroces crímenes que siguieron a través de toda la historia de la Amazonia.

EN CANADA (julio de 2022): Comenzaría haciendo memoria del mal que sufrieron los pueblos indígenas por parte de muchos cristianos y con dolor pedir perdón. Me duele pensar que algunos católicos hayan contribuido a las políticas de asimilación y desvinculación que transmitían un sentido de inferioridad, sustrayendo a comunidades y personas sus identidades culturales y espirituales, cortando sus raíces y alimentando actitudes prejuiciosas y discriminatorias, y que eso también se haya hecho en nombre de una educación que se suponía cristiana.

Pienso en el drama sufrido por tantos de ustedes, por sus familias, por sus comunidades, en lo que ustedes compartieron conmigo sobre los sufrimientos padecidos en las escuelas residenciales. Son traumas que, en cierto modo, reviven cada vez que se recuerdan y soy consciente de que también nuestro encuentro de hoy puede despertar recuerdos y heridas, y que muchos de ustedes podrían sentirse mal mientras yo hablo. Hacer memoria de las devastadoras experiencias que ocurrieron en las escuelas residenciales nos golpea, nos indigna, nos entristece, pero es necesario.

Estoy dolido. Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales. Aunque la caridad cristiana haya estado presente y existan no pocos ejemplares de entrega por los niños, con todo, las consecuencias globales de las políticas ligadas a las escuelas residenciales han sido catastróficas. Lo que la fe cristiana nos dice es que fue un error devastador, incompatible con el Evangelio de Jesucristo.

Frente a este mal que indigna, la Iglesia se arrodilla ante Dios y le implora perdón por los pecados de sus hijos. Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas.

Pienso en las políticas de asimilación y desvinculación, que incluían el sistema de escuelas residenciales y que dañaron a muchas familias indígenas, minusvalorando su lengua, su cultura y su visión del mundo. En ese deplorable sistema promovido por las autoridades gubernamentales de la época, que separó a tantos niños de sus familias, estuvieron involucradas varias instituciones católicas locales, por lo que expreso vergüenza y dolor y renuevo mi petición de perdón por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas.

Por todo esto pido perdón.

Yo quisiera, junto con ustedes, pedir nuevamente perdón a todas las víctimas. El dolor y la vergüenza que experimentamos debe ser ocasión de conversión,


¡Nunca más!

Y, pensando en el camino de sanación y reconciliación con los hermanos y las hermanas indígenas, que la comunidad cristiana no se deje contaminar nunca más por la idea de que existe una cultura superior a otras y que es legítimo usar medios de coacción contra los demás.

3. Su presencia viva en la sociedad y en la Iglesia

EN MEXICO (febrero de 2016): Una mirada de singular delicadeza les pido para los pueblos indígenas, para ellos y sus fascinantes y no pocas veces masacradas culturas. México tiene necesidad de sus raíces amerindias. Los indígenas de México aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que les convierte en una Nación única y no solamente una entre otras.

EN CHILE (enero de 2018): Es preciso escuchar: a los pueblos originarios, frecuentemente olvidados y cuyos derechos necesitan ser atendidos y su cultura cuidada, para que no se pierda parte de la identidad y riqueza de esta nación. Una de las principales tentaciones a enfrentar es confundir unidad con uniformidad. Jesús no le pide a su Padre que todos sean iguales, idénticos; ya que la unidad no nace ni nacerá de neutralizar o silenciar las diferencias. La unidad pedida y ofrecida por Jesús reconoce lo que cada pueblo, cada cultura está invitada a aportar en esta bendita tierra.

Es indispensable prestar atención a los pueblos originarios con sus tradiciones culturales.

No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios.

EN PERU (enero de 2018): Considero imprescindible realizar esfuerzos para generar espacios institucionales de respeto, reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos; asumiendo y rescatando la cultura, lengua, tradiciones, derechos y espiritualidad que les son propias. Un diálogo intercultural en el cual ustedes sean los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios.

El reconocimiento y el diálogo será el mejor camino para transformar las históricas relaciones marcadas por la exclusión y la discriminación.

Pido a mis hermanos obispos que, como se viene haciendo incluso en los lugares más alejados de la selva, sigan impulsando espacios de educación

intercultural y bilingüe en las escuelas y en los institutos pedagógicos y universidades.

EN CANADA (julio de 2022): Es necesario, admitiendo las propias faltas, comprometerse juntos a realizar aquello que sé que todos ustedes comparten: promover los derechos legítimos de los pueblos originarios y fomentar procesos de sanación y reconciliación entre ellos y los no indígenas del País.

Para acabar con esta cultura de la exclusión es necesario que empecemos nosotros:

  • los pastores, que no se sientan superiores a los hermanos y a las hermanas del Pueblo de Dios; no conciban su servicio como poder.
  • Ustedes son los protagonistas y los constructores de una Iglesia diferente: humilde, afable, misericordiosa, una Iglesia que acompaña los procesos, que trabaja decidida y serenamente en la inculturación, que valora a cada uno y a cada diversidad cultural y religiosa.

¡Demos este testimonio!

4. Jóvenes, mujeres, casa común

EN PERU (enero de 2018): La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida. Sabemos del sufrimiento que algunos de ustedes padecen por los derrames de hidrocarburos que amenazan seriamente la vida de sus familias y contaminan su medio natural. Paralelamente, existe otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal. Duele constatar cómo en esta tierra tantas mujeres son tan desvaloradas, menospreciadas y expuestas a un sinfín de violencias. No podemos «naturalizar» la violencia, tomarla como algo natural. No, no se naturaliza la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades. No nos es lícito mirar para otro lado.

AL FORO DE PUEBLOS INDIGENAS (febrero de 2017): Presten una atención especial hacia los jóvenes y las mujeres. Inclusión y no consideración solamente. Esto implica que los gobiernos reconozcan que las comunidades indígenas son una parte de la población que debe ser valorada y consultada, y que se ha de fomentar su plena participación a nivel local y nacional. No se puede permitir una marginación o una calificación de clases, primera clase, segunda clase… Integración con plena participación.

En este momento, donde la humanidad está pecando gravemente al no cuidar a la tierra, yo los exhorto a que sigan dando testimonio de esto y no permitan que nuevas tecnologías, que son lícitas y son buenas, pero no permitan aquellas que destruyen la tierra, que destruyen la ecología, el equilibrio ecológico y que terminan destruyendo la sabiduría de los pueblos.

A JOVENES INDIGENAS EN PANAMA (enero de 2019): Los invito a que este Encuentro sirva para reflexionar y celebrar su fe en Jesucristo desde la riqueza milenaria de sus propias culturas originarias. Los exhorto a que sea una oportunidad para responder a la invitación hecha a la juventud en otros momentos de ser agradecidos por la historia de sus pueblos y valientes frente a los desafíos que les rodean para seguir adelante llenos de esperanza en la construcción del otro mundo posible. Volver a las culturas del origen. Hacerse cargo de las raíces, porque de las raíces viene la fuerza que los va a hacer crecer, florecer y fructificar. ¡Háganse cargo de sus culturas! ¡Háganse cargo de sus raíces! Pero no se queden allí. Desde esas raíces crezcan, florezcan, fructifiquen.

AL IV FORO DE PUEBLOS INDIGENAS (febrero de 2019): Los pueblos indígenas son un grito viviente a favor de la esperanza. Ellos nos recuerdan que los seres humanos tenemos una responsabilidad compartida en el cuidado de la “casa común”. La tierra sufre y los pueblos originarios saben del diálogo con la tierra, saben lo que es escuchar la tierra, ver la tierra, tocar la tierra. Saben el arte del bien vivir en armonía con la tierra. Y eso lo tenemos que aprender quienes quizás estemos tentados en una suerte de ilusión progresista a costillas de la tierra. Gracias a todos ustedes por el tesón con que afirman que la tierra no está únicamente para explotarla sin miramiento alguno, también para cantarle, cuidarla, acariciarla. Gracias por alzar su voz para aseverar que el respeto debido al medio ambiente debe ser siempre salvaguardado por encima de intereses exclusivamente económicos y financieros.

5. Evangelización inculturada

EN PERU (enero de 2018): Cristo se encarnó en una cultura, la hebrea, y a partir de ella, se nos regaló como novedad a todos los pueblos de manera que cada uno, desde su propia identidad, se sienta autoafirmado en Él. No sucumban a los intentos que hay por desarraigar la fe católica de sus pueblos. Cada cultura y cada cosmovisión que recibe el Evangelio enriquece a la Iglesia con la visión de una nueva faceta del rostro de Cristo.

Los animo a que se sigan organizando en movimientos y comunidades de todo tipo para ayudar a superar estas situaciones; y también a que, desde la fe, se organicen como comunidades eclesiales de vida en torno a la persona de Jesús. Desde la oración sincera y el encuentro esperanzado con Cristo podremos lograr la conversión que nos haga descubrir la vida verdadera. Jesús nos prometió vida verdadera, vida auténtica, vida eterna. No vida ficticia, como las falsas promesas deslumbrantes que, prometiendo vida, terminan llevándonos a la muerte.

EN MEXICO (febrero de 2016): En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz. Nuestro Padre no sólo comparte ese anhelo, Él mismo lo ha estimulado y lo estimula al regalarnos a su hijo Jesucristo. En Él encontramos la solidaridad del Padre caminando a nuestro lado.

EN CHILE (enero de 2018): Me preocupa la formación de los seminaristas. Que sean pastores, al servicio del Pueblo de Dios, como tiene que ser un pastor. Los seminarios deben poner el énfasis en que los futuros sacerdotes sean capaces de servir al santo Pueblo fiel de Dios, reconociendo la diversidad de culturas y renunciando a la tentación de cualquier forma de clericalismo.

EN PERU (enero de 2018): La Iglesia no es ajena a vuestra problemática y a vuestras vidas, no quiere ser extraña a vuestra forma de vida y organización. Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente las Iglesias locales amazónicas. Ayuden a sus obispos, ayuden a sus misioneros y misioneras, para que se hagan uno con ustedes, y de esa manera dialogando entre todos, puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena.

Santo Toribio de Mogrovejo fundó el primer seminario postconciliar en esta zona del mundo, impulsando de esta manera la formación del clero nativo. Entendió que no bastaba llegar a todos lados y hablar la misma lengua; era necesario que la Iglesia pudiera engendrar a sus propios pastores locales y así se convirtiera en madre fecunda. Para ello defendió la ordenación de los mestizos —cuando estaba muy discutida la misma— buscando alentar y estimular a que el clero, si se tenía que diferenciar en algo, era por la santidad de sus pastores y no por la procedencia racial. Recordó a sus curas que eran pastores y no comerciantes y por lo tanto, habrían de cuidar y defender a los indios como a hijos.

QUERIDA AMAZONIA (febrero de 2020): No nos apresuremos en calificar de superstición o de paganismo algunas expresiones religiosas que surgen espontáneamente de la vida de los pueblos. Es posible recoger de alguna manera un símbolo indígena sin calificarlo necesariamente de idolatría. Un mito cargado de sentido espiritual puede ser aprovechado, y no siempre considerado un error pagano. Algunas fiestas religiosas contienen un significado sagrado y son espacios de reencuentro y de fraternidad, aunque se requiera un lento proceso de purificación o de maduración. Un misionero de alma trata de descubrir qué inquietudes legítimas buscan un cauce en manifestaciones religiosas a veces imperfectas, parciales o equivocadas, e intenta responder desde una espiritualidad inculturada. En la Eucaristía, Dios en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia. Ella une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado. Esto nos permite recoger en la liturgia muchos elementos propios de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza y estimular expresiones autóctonas en cantos, danzas, ritos, gestos y símbolos. Ya el Concilio Vaticano II había pedido este esfuerzo de inculturación de la liturgia en los pueblos indígenas, pero han pasado más de cincuenta años y hemos avanzado poco en esta línea.

CANADA (julio de 2022): Recuerdo un pasaje estupendo pronunciado por san Juan Pablo II en este país, y dice así: «Cristo anima el centro mismo de cada cultura, por lo que el cristianismo no sólo comprende a todos los pueblos indígenas, sino que el mismo Cristo, en los miembros de su cuerpo, es indígena» (15 septiembre 1984). Esta es la dirección a seguir: mirar juntos a Cristo, el amor traicionado y crucificado por nosotros; ver a Jesús, crucificado en tantos alumnos de las escuelas residenciales.

Si queremos reconciliarnos entre nosotros y dentro de nosotros, reconciliarnos con el pasado, con las injusticias sufridas y con la memoria herida, con sucesos traumáticos que ningún consuelo humano puede sanar, si queremos reconciliarnos realmente, hay que levantar la mirada a Jesús crucificado, hay que obtener la paz en su altar. Porque, precisamente, es en el árbol de la cruz donde el dolor se transforma en amor, la muerte en vida, la decepción en esperanza, el abandono en comunión, la distancia en unidad.

A continuación, el video de la intervención: