El Papa acepta las críticas, pero las prefiere “en la cara”

En la entrevista con AP habla también de sus 10 años de pontificado

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Papa Francisco © Vatican Media

Sobre las críticas que recibe, el Papa Francisco, lo único que pide “es que me las hagan en la cara, porque así crecemos todos ¿no? En una familia pasa lo mismo cuando uno se atreve a hablar con papá o con mamá de cosas que no le gustan, crece la familia”.

En la entrevista con The Associated Press (AP), entre otros temas, el Santo Padre habló sobre las críticas y el próximo 10º aniversario de su pontificado y de su estado de salud.

Para Francisco, las críticas “son como la urticaria, que molesta un poquito, pero prefiero que las hagan, porque eso quiere decir que hay libertad para hablar”. Y apuntó que algunas de las críticas “que salieron, incluso las hablé con ellos y alguno vino acá y sí, las hablé. Normalmente, como se habla entre personas maduras. No, no me peleé con nadie, pero di mi opinión, la dieron. Si no es así, se engendra una dictadura de la distancia, que lo llamo, donde el emperador está allí y nadie le puede decir nada. No, que digan porque la compañía, la crítica, ayuda a crecer y a que vayan bien las cosas.

Asimismo, destacó el ejemplo del cardenal Giovanni Battista Re porque él “lo que piensa, me lo dice. Después ya, por ahí estoy equivocado, pero me lo dice, y eso es una ayuda grande”. A pesar de que la prensa lo señala así, el Papa no relaciona los ataques con la reciente muerte de Benedicto, “sino por el desgaste del gobierno de diez años”.

Las críticas, en la cara, para crecer

Francisco lo único que demanda sobre las críticas “es que me las hagan en la cara, porque así crecemos todos ¿no? En una familia pasa lo mismo cuando uno se atreve a hablar con papá o con mamá de cosas que no le gustan, crece la familia. Es importante el diálogo, aunque no guste, pero es importante”.

El Pontífice también echó la mirada hacia atrás para evaluar su primera década como Sucesor de Pedro. Al referirse a los malos momentos, dijo que se produjeron “a veces”. No obstante, “el que me ayudó mucho fue (el cardenal George) Pell, aunque dicen que al final me criticó. Bueno, tiene derecho, la crítica es un derecho humano. Pero me ayudó tanto Pell, porque fue el que me dijo ‘el problema económico está aquí, aquí y aquí. Y lo agarró en mano. Después tuvo un problema, donde dio tanto testimonio bueno, de paciencia. Después volvió. Pero él me ayudó mucho. Pell en la parte económica fue mano derecha. Un gran tipo. Grande”.

10 años de pontificado, continuar siendo obispo

El Papa Francisco reconoce que le es difícil evaluar su pontificado: “Veo cosas buenas que se hacen, sobre todo las cosas que hacen los demás unidos conmigo. Veo cosas que se han corregido y cosas que hay que corregir todavía, y bastante. Veo que los cardenales, sí, algunos que critican, tienen derecho. Pero en general estamos unidos y ayuda mucho. Sobre todo, la unión con los obispos y la Conferencia Episcopal, es lo que ve más claro. Eso me ayuda mucho. Duermo bien”, compartió.


En cuanto a sus deseos para el futuro, el Sucesor de Pedro confiesa que le gustaría “continuar con ser obispo, obispo de Roma y en comunión con todos los obispos del mundo. Y dejar de ser un poder, dejar de ser una corte”. Por ejemplo, describió “Castelgandolfo era un poco la corte. El espíritu de corte. En junio la corte se trasladaba allí como de Londres se va a Escocia, la corte. Es ese ese tipo de idea de corte. Es la última corte absoluta de Europa”.

Ahora Castelgandolfo, en lugar de residencia estival de los pontífices se ha convertido en un museo “lo cual viene muy bien, porque acá había cosas que no se podían exponer, se ponen allá. O sea, ir quitando de toda apariencia de corte y sí dándole lo que es en realidad un servicio pastoral”, describe.

“El hecho de vivir acá me ayuda, porque cuando vienen los obispos me saludan, estamos en la mesa, normal, que es un servicio pastoral de apoyo a los obispos del mundo, de comunión con los obispos. Y eso, gracias a Dios, se está haciendo y los mismos cardenales lo están haciendo. Sí, me puedes decir, ‘este y este’ no, pero son viejitos, andá a cambiarle la mentalidad, a respetar y punto”, relata el Santo Padre.

La salud de Francisco

Su Santidad también conversó en esta ocasión sobre su estado de salud, física y emocional. Bromeó diciendo que “soy medio loco”, pero que está “bien”. La rodilla, “gracias a una buena terapia y a la magnetoterapia, el láser… se soldó el hueso. No fue necesaria la operación. Ya estoy caminando, me ayudo con el carrito, pero estoy caminando. Todavía tengo que usar esto para no caer”.

Después, reconoce que “el problema de la diverticulosis vuelve, ese problema, pero está controlado”. Así, en general, el Sucesor de Pedro considera que está “bien de salud. Por la edad que tengo, estoy normal. Puedo morir mañana, pero vamos, está controlado. De salud estoy bien”.

La gracia del buen humor

“Y yo pido siempre la gracia, que el Señor me dé el sentido del humor. Todas las mañanas, desde hace más de 40 años, rezo la oración de San Tomás Moro: ¡Dame, Señor, una buena digestión y también algo que digerir’”. Se trata de una oración “que está en la nota 101 de Gaudete et exsultate, mi exhortación sobre la santidad”, comparte el Papa.

“Yo pido el buen humor, el sentido del humor, porque tengo que ayudar a tanta gente y todo, y si yo soy amargado, no voy a poder ayudar a nadie. Saber reírse todo de sí mismo también. Eso hace bien. A mí me hace bien, relativizar la importancia de uno, ¿no?”, añade.