Papa a universitarios: “No negocien sus inquietudes” contra la injusticia

Histórico diálogo sinodal “Construyendo puentes Norte-Sur”

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El Papa dialogando con los universitarios americanos © Canal YouTube Univerisdad Loyola de Chicago

En la tarde de ayer, jueves 25 de febrero de 2022, el Papa Francisco llamó a los estudiantes universitarios de las Américas a no negociar sus inquietudes contra la injusticia. Lo hizo en directo vía streaming en el encuentro sinodal “Construyendo puentes Norte-Sur”, una oportunidad para que los jóvenes expusieran al Santo Padre sus preocupaciones sobre la migración y sus iniciativas en compromiso por construir un mundo más habitable para las futuras generaciones.

El histórico evento al que desde la Casa Santa Marta el Pontífice se mantuvo conectado durante una hora y media, fue organizado por el Instituto de Estudios Pastorales (IPS), el Departamento de Teología y el Centro Joan y Bill Hank para el Patrimonio Intelectual Católico y el Departamento de Teología de la Universidad Loyola de Chicago, en colaboración con la Comisión Pontificia. Contó con la presencia del cardenal de Chicago, Blaise Cupich, y de la secretaria de la Comisión Pontificia para América Latina, Emilce Cuda.

Construir puentes para los migrantes

En sus saludos introductorios, el Papa aprovechó el título del evento para destacar que “la vocación del cristiano es construir puentes”, y que, si uno cristiano no saber hacer esto, “se olvidó de su bautismo”, pues “Cristo vino para ser el puente entre el Padre y nosotros”. En este cambio de época, insistió, “para construir puentes como hermanos, elegimos un tema, las migraciones, y elegimos hablar de migraciones con estudiantes universitarios. ¿Cuál es el oxígeno, el espíritu, el aire que tenemos que respirar para que esto funcione en la esperanza?”.

“El problema de las migraciones es uno de los dramas más serios. Estamos viendo gente que tiene que salir de su tierra por problemas políticos, guerras o por falta de trabajo, problemas económicos o culturales, a veces por problemas religiosos, y empieza toda una migración, todo un camino, a ver quién los recibe. Hay un principio muy claro en esto: a todo inmigrante se lo debe recibir, se lo debe acompañar, se lo debe promover y se lo debe integrar”, aseveró.

Explicó que el estudiante universitario puede asumir el problema migratorio haciendo “su universidad con los tres lenguajes: cabeza, corazón y manos. De tal manera, que la vida universitaria sea pensar lo que yo siento y hago, sentir  lo que pienso y hago, y hacer lo que pienso y siento. Esa armonía de los tres lenguajes es lo que les dará madurez universitaria”. Y mostró que la esperanza es la atracción mediante la cual el universitario pasa de la contemplación del problema a afrontarlo a través de los tres lenguajes, evitando ser “fríos, sin corazón”.

Respetar las raíces

En su primer coloquio con los universitarios, Francisco ahondó en la importancia de las raíces de los migrantes: “Una de las cosas que suicida a una sociedad es cuando reniega de las raíces. No solo el migrante tiene que cuidar de las raíces culturales de las que viene, sino cada uno de nosotros, incluso como persona, y por eso insisto yo en el diálogo entre los ancianos y los jóvenes. Los ancianos son las raíces, y los jóvenes son los que llevan adelante el árbol, los frutos”.

“El migrante debe aprender las raíces, la lengua y las costumbres sin olvidar de donde viene, y es una tensión existencial. Es un acto de justicia que el migrante respete las raíces, a la vez que se le integre. Es un trabajo grande, no podemos hacer integran a un migrante haciéndole olvidar sus raíces. No, en ese caso no se le integra, y va a vivir con la culpa de haber vendido su cultura”, argumentó.

Sinceridad contra violencia

Respondiendo al segundo grupo de estudiantes, el Obispo de Roma reflexionó sobre la “no violencia activa”, denuncia a la que les exhortó. “La violencia destruye, la violencia no construye, y lo vemos en las dictaduras militares y no militares a lo largo de la historia. Necesitamos la profecía de la no violencia, es mucho más fácil dar una bofetada cuando se recibe, en lugar de poner la otra mejilla”.

“La bondad es una de las cosas más bellas del ser humano, esa actitud que nace de la primera caricia de la mamá al bebé, la ternura”, aclaró. Vivir bien, indicó, “es vivir en la armonía, y donde hay violencia no hay armonía. Y por el camino de la no violencia se llega a la verdadera sinceridad que rechaza toda hipocresía (…) Por favor, no entren en el juego de la hipocresía, nunca en la vida, porque te envenena de a poquito (…) La sinceridad cuesta y te hace avanzar en la conversión a la armonía con el mundo”.


Su Santidad también aprovechó para hablar de la violencia contra la creación y citó un refrán español para explicarlo: “El Señor siempre perdona, nosotros perdonamos a veces, la naturaleza no perdona nunca”. Al respecto, comentó que podías encontrar pescadores que aseguraban recoger tres toneladas de plástico al año en el agua.

Y apuntó que la misión de todos es “dejar un mundo más justo de lo que yo lo encontré. Ese debería ser el examen de conciencia de cada uno (…) cambiando desde dentro, no barnizando”. Advirtió a los jóvenes de no negociar sus inquietudes contra la injusticia: “A mí me gusta verlos así, aunque no logren nada, pero se la jugaron, y el corazón cambió y creció, y el día de mañana nos va a ayudar”.

Pastores cercanos

Del mismo modo, habló de la misión del pastor del Pueblo de Dios: “No es un clérigo de estado. O eres cura pastor o eres un cura de estado. ¿Y qué hace dar el cambio? La cercanía. El estilo de Dios es cercanía, con misericordia y ternura. Si un pastor te habla de lejos, sin ningún compromiso, todo perfumado, todo perfecto, todo pulido, a mí no me llega, y este pastor, en vez de convocar la verdad del Evangelio, va a convertir su iglesia en un refugio de gente conformista”.

“Yo siempre les pido, por favor, a los pastores, que sean evangélicos y lean el Evangelio, que hagan como Dios y sean cercanos a su pueblo. Un pastor que no es cercano a su pueblo le falta algo, le falta lo principal, porque tiene que estar adelante de su pueblo para indicar el camino, en medio para sentir el olor, lo que siente, sus inquietudes, y detrás para cuidar a los que están detrás y dejar que el pueblo por ahí, como las ovejas, que tienen olfato para encontrar buenos pastos, ver qué les inspira el Espíritu Santo”.

Desestigmatizar al migrante

Discutiendo con el tercer grupo de universitarios, el Papa Francisco introdujo el tema de la “narrativa peyorativa” arrojada sobre los migrantes, un reto existente en el trabajo de desestigmatización que se debe hacer: “El migrante viene estigmatizado. Pienso en mi tierra, ‘eres negro, eres esto, eres aquello’, es el desprecio de las sociedades instaladas frente al migrante”.

Ellos son, enfatizó, víctimas de tres causas principales: “Desigualdades estructurales, pobreza por la mala distribución y la violencia física, armada y psicológica, que te lleva al ‘no te metás’, como decimos los porteños en Argentina. Una manera de conservar la vida es no meterse con esto, y entonces te asusta y los procesos de degradación de la persona siguen adelante”.

Iglesia en salida

El Pontífice señaló que la “propuesta de una Iglesia peregrina, que no sea estática, es importante. Una Iglesia estática es un museo. El proyecto de hacer una Iglesia sinodal es precisamente que no sea una Iglesia de museo que no convoque a nadie, que esté todo limpito, todo ordenado, y después no convocas a nadie, no te preocupas por la vida de nadie”.

“En la casa de Dios, en la casa donde te dan de comer, donde te cuidan, osea abrir el corazón a una Iglesia que no sea estática, que no se defienda detrás de los muros. La verdadera Iglesia de Jesús está en el templo que uso Jesús, Y, ¿cuál es el templo más importante que usó Jesús? La calle. Salir a la calle. Una Iglesia saliendo a la calle (…) Jesús quiere entrar en la vida de cada uno de nosotros. Pero a veces pienso que Jesús está golpeando la puerta desde dentro, para que lo dejemos salir. Osea, una Iglesia de salida, en salida”, esclareció.

Por último, el Papa mostró que lo que se espera de los universitarios es “que se metan, que salgan a la calle, que de alguna manera sean la conciencia de los pecados de estabilidad con los que la sociedad a veces nos va seduciendo”. Es, concluyó, “como el encanto de la serpiente, nos va a ir cantando una cierta estabilidad, todo en orden. ¿Por qué? Porque pones la basura debajo de la alfombra, escondemos los conflictos en el cajón, donde no se ven”.