Riccardi, fundador de Sant’Egidio, pide oración por Afganistán

Comenta el llamamiento del Papa en el Ángelus

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El Papa junto a Riccardi © Vatican Media

Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, ha comentado el llamamiento lanzado por el Papa Francisco durante el Ángelus de hacer oración y ayuno para interceder por la paz en Afganistán: “Si los pequeños grupos pueden sembrar el terror, los pequeños grupos pueden sembrar la paz”.

En una entrevista concedida a Vatican News y publicada hoy, martes 31 de agosto de 2021, Riccardi señala que “rezar y ayunar no son en absoluto prácticas anacrónicas, y mucho menos espiritualistas. Por el contrario, creo que rezamos demasiado poco por la paz en nuestras iglesias. Los domingos apenas escuchamos oraciones por Afganistán o, por ejemplo, por el norte de Mozambique con 800.000 refugiados, o por tantas guerras olvidadas”.

“Rezamos poco por la paz, mientras que deberíamos tener en nuestras manos cada día un Rosario con los nombres de todos los países en guerra para rezar por ellos. La oración es una fuerza”, afirma el fundador.

Encuentro con el Santo Padre

Tal y como ha comentado la Comunidad Sant’Egidio en su web, ayer por la mañana, el Pontífice recibió en audiencia a Andrea Riccardi. El encuentro tuvo lugar en la vigilia de la fiesta de san Egidio, que se celebra el 1 de septiembre.

Al parecer, durante el encuentro hablaron del tema de la lucha contra la pobreza creciente y de la necesidad de dar respuestas adecuadas a todos los problemas que han surgido con la pandemia de COVID-19, con el sufrimiento de muchas familias, a los ancianos y a otras personas frágiles de la sociedad.

A continuación, sigue la entrevista íntegra que el medio vaticano ha tenido con Andrea Riccardi.

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No es la primera vez que el Papa, ante tragedias humanitarias, llama a los creyentes y a otras personas a reunirse en oración universal. En estas situaciones de emergencia, en las que el trabajo a realizar es enorme, ¿por qué, en su opinión, la urgencia de lanzar estas -por así decirlo- “maratones” de oración y ayuno?

Ante guerras lejanas, ante situaciones que no sabemos cómo resolver, parece que no podemos hacer nada, se crea una sensación de impotencia, y entonces de la sensación de impotencia surge la indiferencia. Lo que el Papa llamó en su discurso sobre Lampedusa una “globalización de la indiferencia”.

En el mundo global, de hecho, lo vemos todo, nos llegan imágenes y noticias de todo, pero luego nos quedamos indiferentes porque sentimos que no podemos hacer nada: ¿qué puedo hacer yo, un pequeño hombre o mujer, frente a Afganistán si los propios Estados Unidos no saben qué hacer? En cambio, creo que, en este mundo global, cada hombre y cada mujer pueden hacer algo. Si los pequeños grupos pueden sembrar el terror, los pequeños grupos pueden sembrar la paz.


Y pueden hacerlo a través de la oración que, junto con el ayuno, que también es desprendimiento de la vida cotidiana, es una “revuelta” contra la guerra, así como una invocación al Señor, el Señor de la historia, para que abra caminos de paz y suscite, a través de su espíritu, la buena voluntad de los hombres, de los poderosos, de las instituciones.

El Papa siempre ha invitado a hermanos y hermanas de otras confesiones religiosas a unirse a él. ¿Qué valor pueden tener estas iniciativas del Papa para los no católicos?

Estuve presente en Bari en el encuentro por la paz en julio de 2018 con los patriarcas y jefes de las Iglesias de Oriente Medio y lo que me llamó mucho la atención, porque el Papa invitó a los cristianos a la unidad de la oración. Una imagen puramente evangélica. El acuerdo entre “hermanos” puede mover, puede abrir una historia de paz.

Karl Barth, un teólogo protestante, nada fácil para el intimismo religioso, solía decir que nuestra oración puede cambiar la voluntad de Dios, dirigir la historia de la que Dios es Señor de una manera nueva. Por supuesto, esto implica a todos los creyentes, incluso a los de otras religiones, porque la paz es un valor de todas las religiones.

La paz es el nombre de Dios: lo es en el catolicismo, en el islam, en las religiones orientales o, si pienso en el gran patrimonio común como los salmos, en el judaísmo. Es el Espíritu de Asís, la invitación a la oración por la paz, ese avance revolucionario y decisivo introducido en 1986 por Juan Pablo II: rezar juntos por los demás, no contra los demás.

Ayer por la mañana fue recibido en audiencia privada por el Papa. ¿Hablaron de la situación en Afganistán? ¿Compartió el Papa alguna preocupación o pensamiento con usted?

El Papa está profundamente preocupado por Afganistán, sigue la situación día a día, pero no ha abandonado el sueño y la visión -y ya hemos hablado de ello- de construir un nuevo mundo postcovid, en el que la solidaridad social vaya de la mano de la solidaridad internacional. Fratelli Tutti es la Carta Magna y el espíritu con el que se construye esta sociedad postcovid.

Vivimos con demasiadas emociones ligadas a las noticias, olvidando a menudo que estamos realmente en una fase histórica de grandes cambios, en la que urge construir un mundo diferente al anterior. Y ahora nos enfrentamos a un drama como el de Afganistán, que exige una solidaridad espiritual y concreta en la acogida.

Preguntémonos: ¿qué tipo de sociedad queremos construir? ¿Las sociedades de los muros y el miedo o las sociedades de la esperanza y la acogida? Esperanza y acogida que se alimentan de la oración. Porque rezar nos hace audaces y también capaces de pensar en nuevas fórmulas de convivencia.