Beatificación de la familia Ulma: Al odio y la violencia, opusieron el amor evangélico

Palabras del Santo Padre después de la oración mariana

Vatican Media

Tras la oración del Ángelus desde el Palacio Apostólico, este domingo 10 de septiembre, el Papa Francisco dirigió su pensamiento a Polonia, donde esta mañana, 10 de septiembre, en Markowa, fueron beatificados los mártires José y Victoria Ulma y sus 7 hijos.

Estas fueron las palabras del Papa después de la oración mariana, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

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Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas

Deseo expresar mis condolencias al querido pueblo de Marruecos, golpeado por un terremoto devastador. Rezo por los heridos, por los que han perdido la vida -¡tantos! – y por sus familias. Doy las gracias a los socorristas y a todos los que trabajan para aliviar el sufrimiento de la gente; que la ayuda concreta de todos sostenga a la población en estos trágicos momentos: ¡estamos cerca del pueblo de Marruecos! Hoy han sido beatificados en Markowa, Polonia, los mártires Joseph y Victoria Ulma con sus 7 hijos: una familia entera exterminada por los nazis el 24 de marzo de 1944 por haber dado refugio a algunos judíos perseguidos. Al odio y la violencia, que caracterizaron aquella época, opusieron el amor evangélico. Que esta familia polaca, que representó un rayo de luz en las tinieblas de la Segunda Guerra Mundial, sea para todos nosotros un modelo a imitar en el celo por el bien y en el servicio a los necesitados. Aplaudamos a esta familia de Beatos.

Y siguiendo su ejemplo, sintámonos llamados a oponer a la fuerza de las armas la de la caridad, a la retórica de la violencia la tenacidad de la oración. Hagámoslo especialmente por tantos países que sufren la guerra; de modo especial, intensifiquemos nuestra oración por la atormentada Ucrania. Ahí están las banderas, ahí, de Ucrania, que sufre tanto, ¡tanto!


Después de mañana, 12 de septiembre, el querido pueblo etíope celebrará su tradicional Año Nuevo: quisiera dirigir mis más cordiales deseos a toda la población, deseándole que sea bendecida con los dones de la reconciliación fraterna y de la paz.

Dirigimos hoy nuestro pensamiento a la abadía del Mont-Saint-Michel, en Normandía, que celebra el milenario de la consagración de su templo.

Y os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de Italia y de diversos países, en particular a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Madrid, a la comunidad pastoral Cristo Risorto de Saronno, a los confirmandos de Soliera, a los estudiantes de bachillerato de Lucca.

A punto de comenzar el año catequético, Elledici, editorial de los Salesianos, dona a los presentes hoy en la plaza un subsidio para la catequesis, titulado «Paso a paso»: ¡es un hermoso regalo! Aprovecho la ocasión para agradecer a los catequistas su valioso trabajo y desear a los chicos y chicas de catequesis la alegría del encuentro con Jesús.

Os deseo a todos un buen domingo y, por favor, no olvidéis rezar por mí. Disfruten de la comida y ¡adiós!