Iglesia e Inteligencia Artificial, una relación positiva con atención a los riesgos

Giovanni Tridente: «Herramienta eficaz, pero es necesario un sentido ético»

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Direttore della comunicazione della Pontificia Università della Santa Croce di Roma, Giovanni Tridente © PUSC

La Inteligencia Artificial nos presenta herramientas sofisticadas, rápidas y eficaces: es necesario conocerlas bien para saber utilizarla de forma ética. En consecuencia, debemos superar la sugestión que la palabra “inteligencia” puede provocar y mirarla como lo que es, una potente tecnología que crea nuevos contenidos, en su mayoría de las veces sorprendentes. Es importante recordar que estos programas carece de cualquier intencionalidad y pensamiento crítico. Es por esto que la presencia humana siempre será fundamental para su uso.

Estas son algunas de las ideas esenciales que surgen de la entrevista al Director de Comunicación  de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma, Giovanni Tridente, autor del libro Anima digitale. La Chiesa alla prova dell’intelligenza Artificiale (Tau, 2022).

Durante el coloquio destaca como la Iglesia Católica, «como madre y maestra», mantiene una actitud positiva hacia esta tecnología sin olvidar, obviamente, las posibles implicaciones preocupantes y peligrosas para el ser humano. Nos recuerda como las iniciativas de la Iglesia en este campo, reafirman la necesidad de construir un futuro en el que las innovaciones tecnológicas y digitales estén siempre al servicio de la creatividad humana, «sin provocar una sustitución gradual».

Profesor Tridente, los avances en Inteligencia Artificial (IA) son temas de conversación constante en la actualidad, aunque muchos no comprenden del todo su significado. ¿Podría explicar de manera sencilla qué es la IA?

«De hecho, desde hace aproximadamente un año y medio, con la puesta a disponibilidad global de ChatGPT -un sistema conversacional basado en aprendizaje automático- la inteligencia artificial ha inundado todo tipo de conversaciones, aveces incluso de forma desmedida. Esta situación ha generado, por un lado, reacciones de preocupación y, por otro lado entusiasmos excesivos, ambos probablemente fruto de una comprensión errónea o inexistente de lo que realmente tenemos entre manos».

¿Podría explicar de forma sencilla qué es la IA?

«Sin detenernos mucho en el contexto histórico en el que surgió este campo de estudio e investigación -cuyos orígenes se remontan a los años 50, incluida la acuñación del término-, podemos decir brevemente que la Inteligencia Artificial reúne un conjunto de sistemas basados en una vasta gama de metodologías y técnicas relacionadas con los campos de la informática capaces de imitar la inteligencia humana. Esto ocurre a través de algoritmos y software que permiten a las máquinas realizar actividades que antes eran exclusivas de los seres humanos, como comprender el lenguaje, reconocer imágenes y sonidos, resolver problemas complejos, traducciones automáticas, conducción autónoma, etc.».

Pensando en la IA disponible para todos hoy en día, ¿Cómo sucede esto en la práctica?

«La IA engloba una serie de enfoques y técnicas relacionadas con el aprendizaje automático, que simulan el funcionamiento de las redes neuronales humanas. Estos sistemas, apoyados en una gran cantidad de cálculos y un enorme conjunto de datos informáticos, superan en velocidad y eficiencia diversas habilidades humanas, especialmente las más representativas. Es importante recordar que la IA no es tecnología mágica o infalible. Se trata de una herramienta poderosa con un gran potencial para mejorar nuestras vidas, pero también presentan riesgos y desafíos que deben ser cuidadosamente considerados. La verdadera revolución de la IA no reside en la mera imitación de la inteligencia humana, sino en la creación de sistemas inteligentes que pueden colaborar con nosotros de forma efectiva, complementando nuestras capacidades y trabajando juntos para construir un futuro mejor».

El imaginario público de la IA  se caracteriza, por tanto, de la presencia de robots humanoides, asistentes de voz, algoritmos y herramientas de aprendizaje automático que hoy en día pueden ayudarnos a leer textos, generar respuestas personalizadas o traducir videos y podcasts. Una visión que se centra en elementos externos que ofrecen servicios y herramientas muy eficaces. Sin embargo ¿Cómo podemos utilizar la IA de forma creativa para mejorar nuestras vidas?

«Respondo partiendo exactamente de algunas palabras claves que usted utiliza en la pregunta. Sin duda, nos encontramos ante herramientas sofisticadas y eficaces, que se proponen ofrecernos un servicio. En este sentido es importante considerar esta característica fundamental para no caer en el error de considerar a estas máquinas como “oráculos”infalibles a los que delegar cualquier función o conocimiento, sin ejercer, por el contrario, un espíritu crítico equilibrado y necesario que nos preserve de peligrosas desviaciones».

¿Hay otros aspectos a considerar?

«Usted también mencionó el término creatividad, que yo abrazo plenamente en este contexto de evolución tecnologica que estamos viviendo, y que asocio a una fase previa que yo llamo conocimiento. Si realmente queremos vivir como protagonistas este tiempo de desarrollo acelerado que nos ha tocado vivir y que tarde o temprano inundará todos los ámbitos de nuestra existencia,como ocurrió en el pasado con otros tipos de “descubrimientos -, necesitamos inevitablemente conocerlo, comprender como funziona, profundizar y estudiar sus implicaciones negativas pero sobre todo positivas, y verlo en una prospectiva de desarrollo. Posteriormente, ejercitar un tipo de creatividad que nos lleve a utilizar estas herramientas para mejorar nuestras vidas, nuestro trabajo, nuestros modelos educativos, las relaciones, el progreso economico, la superación de las desigualdades, etc., puntando a la innovación y crecimiento sostenible, que son conceptos que siempre están de moda».

En esta fase de grande e rápida expansión de las tecnologías generativas ¿Cuál debería ser el rol de los humanos?

«El hombre deve permanecer al centro de este progreso tecnológico, como comúnmente se suele decir preservando su “capital humano”. Pero yo diría que también debería estar al inicio, donde se piensan, desarrollan y prueban estas herramientas, para que prevalezca la responsabilidad y la proyección beneficiosa de los artefactos. Y debe estar al final, cuando está llamado a aplicar personalmente las funciones de estas tecnologías, regular el uso, el consumo y la finalidad, de modo que pueda salvaguardar la seguridad personal y comunitaria. Todo esto generando una especie de convivencia armoniosa entre tecnología y talento humano».


In concreto ¿Cuáles podrían ser, en su opinión, las principales lineas de acción para que la humanidad, es decir nosotros, podamos tomar las riendas de la tecnología que utilizamos?

«Las maquinas por sí solas no se dan ni se darán objetivos, propósitos o reglas, por ello es imprescindible la presencia humana. Como medios, estos artefactos no tienen ni tendrán responsabilidad propia, y no habrá trucos para “delegar” a las maquinas decisiones que siguen siendo fundamentalmente humanas».

¿Puede dar algún ejemplo?

«Lamentablemente percatamos esta situación en los recientes conflictos bélicos, donde se utilizan herramientas sofisticadas que aparentemente toman decisiones “autónomas”. Inconscientemente podríamos pensar que es “culpa” de las máquinas si se equivocan en sus objetivos (por ejemplo atacar civiles indefensos, yendo en contra de las convenciones internacionales, pero también en contra de cualquier logica de humanidad). Sin embargo, fue un ser humano quien decidió recurrir a este tipo de tecnología, sabiendo que podría fallar». 

¿Existe también un significado más profundo?

«Sin duda, esto explica por qué la centralidad de la persona, de cada uno de nosotros, nunca fallará en este contexto. De hecho, cada día seremos desafiados a dar razón de nuestra dignidad y de la conciencia con la que queremos ser protagonistas de nuestra existencia; ya sea orientándonos  hacia el bien o a lo que nos daña y limita». En ultima instancia, deberíamos aprender a potenciar -sin duda con la ayuda de la tecnología- cada cualidad intrínsecamente humana, como la capacidad de provocar cambios positivos en nuestro entorno, inspirar confianza y generar conexiones emocionales con nuestros semejantes. Al fin y al cabo, seguimos siendo “animales sociales”, como decía Aristóteles, quien lo había comprendido hace ya veinticuatro siglos».

En su mensaje para la 57ª Jornada Mundial de la Paz, celebrada el 1 de enero del 2024 bajo el titulo “Inteligencia Artificial y paz”, el Papa francisco habló de los peligros y de las oportunidades relacionados con la IA. ¿Cómo aborda la Iglesia estos efectos en la vida del individuo? ¿Hay alguna iniciativa específica?

«De hecho, desde hace varias décadas el Magisterio cuestiona los peligros y las oportunidades vinculados a los avances tecnológicos y, más específicamente, a la Inteligencia Artificial.

Ya en el 1987 San Juan Pablo II, al Reunirse con los ciudadanos de Detroit, Estados Unidos, los había invitado a considerar los efectos más complicados que se derivarían  de una “robotización” del mundo del trabajo. También pidió en varias ocasiones que los promotores y empresarios no se olvidará de aportar un “suplemento del alma” a este contexto revolucionario, para que el hombre permaneciera al centro del proceso y no se convirtiera en una “víctima”».

¿Ha habido otros pronunciamientos?

«Por su parte, Benedicto XVI nos invitó a no caer en la tecnica experimental, sino promover en cada ocasión aquella que favoreciera más al bien autentico de las personas, buscando un equilibrio entre la libertad y la capacidad de comprender las consecuencias de nuestras acciones. El Papa Francisco es quien ha hecho las intervenciones más frecuentes, debido a cómo estos desarrollos tecnológicos se están acelerando en el momento actual. También él llamó a salvaguardar el protagonismo del hombre, a discernir las consecuencias de este desarrollo con «conciencia moral», proponiendo al mismo tiempo una ética y una regulación universales».

¿Existen pautas al respecto?

«Desde hace una década, diversos organismos vaticanos, como las Academias Pontificias, han cuestionado los desarrollos y las consecuencias de la inteligencia artificial, llegando a la conclusión de que estos descubrimientos deben ir acompañados de un sentido crítico y de una voluntad de bien; Lo hicieron publicando una serie de manifestaciones de intenciones. El último en orden cronológico es el Llamado de Roma para la Ética de la IA, Rome Call for AI Ethics, impulsado por la Academia Pontificia para la Vida y firmado inicialmente por grandes empresas tecnológicas como Microsoft e IBM. Se señala como un «documento de compromisos compartidos» a través del cual estimular el sentido de responsabilidad de las organizaciones, gobiernos, instituciones y el sector privado, por un futuro en el que el progreso tecnológico y la innovación digital estén al servicio del «genio humano» y de su creatividad, sin provocar una sustitución paulatina».

En conclusión, ¿Por qué la Iglesia está tan interesada en la Inteligencia Artificial?

«La Iglesia, por tanto, se interesa por la inteligencia artificial porque se interesa por el hombre, y como «madre y maestra» – expresión querida por otro santo, Juan XXIII – no deja de acompañar a cada uno de sus hijos por un camino de vida provechoso y beneficioso. Alertándole de los peligros y animándole a dar lo mejor de sí para el mismo y para los demás, aprovechando precisamente esa inteligencia y capacidad intrínseca que se deriva de haber sido creado por un Dios todopoderoso».