Bolivia: Obispos lamentan tergiversación de palabras de Mons. Gualberti

Reiteran llamado a una conversión personal y social

Mons. Sergio Gualberti © Vatican Media

Ante opiniones que tergiversan la homilía pronunciada por el arzobispo de Santa Cruz, en Bolivia, Mons. Sergio Gualberti, la Secretaría General de la Conferencia Episcopal Boliviana ha emitido el comunicado para aclarar la polémica avivada por algunos medios de comunicación.

El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) explica que el pronunciamiento de la Iglesia local dilucida las recientes declaraciones del expresidente de Bolivia, Evo Morales. Según las mismas, algunos sectores de la Iglesia a lo largo de la historia se han orientado hacia el exterminio del movimiento indígena y que ahora denominan “demonios” a los movimientos sociales con el objetivo de expulsarlos de sus tierras, palabras que solo dividen a la población y profundizan las diferencias entre las partes.

Las críticas del expresidente se extendieron a monseñor Sergio Gualberti y al gobernador Luis Fernando Camacho por llamar avasalladores a la gente del occidente que en su opinión busca tierras para producirlas.

Tergiversación de las palabras

De este modo, en su comunicado, difundido por Iglesia Viva, los obispos de Bolivia lamentan profundamente “que el contenido de lo expuesto en la homilía del domingo 11 de julio de 2021 no solo no se entienda, sino que se tergiverse buscando confundir a la población”.


De este modo, para el conocimiento del Pueblo Boliviano” presentan el párrafo literal de la homilía que Monseñor Sergio Gualberti, arzobispo de Santa Cruz, presentó el domingo 11 de julio de 2021

“El misionero tiene que ponerse en camino, salir de sí mismo y sus seguridades, para proclamar y testimoniar, con sencillez y humildad, la alegría y la fuerza transformadora del Evangelio, llamando a la conversión del corazón y de la vida. “Expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos”. Mc 6,13.  El anuncio del Evangelio necesariamente debe ser acompañado de una praxis liberadora de todo lo que, física y espiritualmente, esclaviza a la persona y degrada la dignidad humana.  Esto implica el compromiso de expulsar, con el poder de Cristo y de su Palabra, a los “demonios” personales, como los odios y los rencores presentes en nuestra vida y que disgregan a las familias y rompen las relaciones con el prójimo.

Pero, implica también expulsar a los “demonios” de nuestra sociedad, como las injusticias, las discriminaciones, las mentiras, las amenazas y los avasallamientos, hechos que provocan enfrentamientos, atentan a la convivencia pacífica y democrática y hacen que nuestro País parezca ser el hogar solo para los que llevan una determinada camiseta y no para todos sus habitantes”

“Dios que es Camino, Verdad y Vida ilumine nuestro entendimiento”, finaliza el texto.