Cercanía del Papa con víctimas de inundaciones de México

Palabras después de la oración mariana

Papa Pontificio Colegio Norteamericano
Ángelus 19 septiembre 2021 © Vatican Media

Tras el rezo del Ángelus de este, domingo, 19 de septiembre de 2021, el Papa Francisco expresó su cercanía a las víctimas de las inundaciones del estado de Hidalgo, México. También aseguró sus oraciones por las personas detenidas injustamente en países extranjeros.

Dirigió un pensamiento a las personas reunidas en el Santuario de La Salette, en Francia, en recuerdo del 175º (ciento setenta y cinco) aniversario de la aparición de la Virgen, que se mostró entre lágrimas a dos muchachos. Saludó a continuación a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro

Estas son las palabras del Papa después de la oración mariana, ofrecidas por la Santa Sede.

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Palabras después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:


Estoy cerca de las víctimas de las inundaciones en el Estado de Hidalgo, México, especialmente de los enfermos que murieron en el hospital de Tula y de sus familias.

Deseo asegurar mis oraciones por las personas detenidas injustamente en países extranjeros. Desgraciadamente hay varios casos, con causas diferentes y a veces complejas; espero que, en el debido cumplimiento de la justicia, estas personas puedan regresar a su patria lo antes posible.

Os saludo a todos, romanos y peregrinos de varios países —polacos, eslovacos, de Honduras… ¡Muy bien! —, familias, grupos, asociaciones y fieles. En particular, saludo a los que van a recibir la Confirmación en Scandicci y a los de la Asociación de Estudiantes del Siervo de Dios Padre Gianfranco Maria Chiti, fraile capuchino de quien se cumple el centenario de su nacimiento.

Mi pensamiento se dirige a los reunidos en el Santuario de La Salette, en Francia, en recuerdo del 175º (ciento setenta y cinco) aniversario de la aparición de la Virgen, que se mostró entre lágrimas a dos muchachos. Las lágrimas de María recuerdan las de Jesús en Jerusalén y su angustia en Getsemaní. Son un reflejo del dolor de Cristo por nuestros pecados y una llamada siempre actual a confiarse a la misericordia de Dios.

Os deseo a todos un buen domingo. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto. ¡Bravo por los chicos de la Inmaculada.