Chipre: El Papa se reúne con el Santo Sínodo ortodoxo

En la catedral ortodoxa de San Juan el Teólogo

Chipre Papa Sínodo Ortodoxo
Catedral ortodoxa 3 dic.2021 © Vatican Media

En torno a las 9 horas  (las 8 en Roma), tras su visita a Crisóstomos II, arzobispo de Nueva Justiniana y de todo Chipre y máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa autocefala del país, el Papa Francisco ha participado en un encuentro con el Santo Sínodo en la catedral ortodoxa de San Juan el Teólogo, dedicada a San Juan el Apóstol.

El Santo Padre fue recibido en dicha catedral por Su Beatitud Crisóstomo II, quien pronunció un breve saludo de bienvenida al Pontífice. Después, se escuchó el discurso del Obispo de Roma. Al finalizar, Su Beatitud Crisóstomo II y el Papa se intercambiaron regalos y se dirigieron a la entrada principal para despedirse.

Santo Sínodo

El Santo Sínodo es la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Chipre. Está presidido por el arzobispo de Nueva Justiniana y de todo Chipre, que reside en Nicosia, y está compuesto por el propio arzobispo-sacerdote y los 9 metropolitanos y 7 corepiscopados de Chipre. El actual arzobispo primado es Su Beatitud Crisóstomo II.

Organizado en 12 comisiones, el Santo Sínodo tiene la tarea de preservar la doctrina, el orden canónico y litúrgico de la Iglesia Ortodoxa de Chipre, mantener la comunión con el Patriarcado Ecuménico y las demás Iglesias Ortodoxas y gestionar las relaciones ecuménicas e interreligiosas. También supervisa la administración de la justicia eclesiástica, la gestión financiera y el funcionamiento de la Oficina de Representación de la Iglesia de Chipre ante la Unión Europea y supervisa la enseñanza religiosa. Se convoca a cuatro veces al año por el arzobispo-primado.

La Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa (AOCTS) reúne a los Ordinarios de Rito Latino y Oriental de Israel, Palestina, Jordania y Chipre, y al Custodio de Tierra Santa. Según sus estatutos, aprobados por el papa Juan Pablo II.

Catedral ortodoxa

Papa Santo Sínodo iglesiaLa catedral ortodoxa, también conocida como catedral de San Juan el Teólogo, está dedicada a San Juan el Apóstol y se construyó en el emplazamiento de la antigua capilla del monasterio del mismo nombre, fundada probablemente entre los siglos X y XII. Una inscripción recuerda que la colocación de la primera piedra fue realizada por el arzobispo Nikiforos el 30 de abril de 1662. Su construcción llevaría más de 10 años. El edificio tiene una cúpula circular de estilo franco-bizantino y una sola nave con arco apuntado. El sencillo exterior contrasta con el interior ricamente decorado. A los visitantes les sorprenden los frescos que representan escenas de la Biblia -en particular la Crucifixión de Cristo con María y Juan presenciando la escena- y el descubrimiento de la tumba de San Bernabé en Salamina, así como los paneles de madera pintados o recubiertos de oro, las lámparas de cristal y las esculturas.

Discurso del Santo Padre

En su palabras, Francisco expuso cómo “la gracia de estar aquí me lleva a pensar que tenemos un origen apostólico común: Pablo atravesó Chipre y posteriormente llegó a Roma”. Por tanto, “descendemos del mismo ardor apostólico y nos une un único camino: el del Evangelio”. Por eso, “me agrada ver que seguimos caminando en la misma dirección, en busca de una fraternidad cada vez mayor y de la unidad plena”.


Asimismo, el Obispo de Roma recordó que “nuestra Iglesia es madre, y una madre siempre acoge a sus hijos con ternura. Confiamos en esta Madre Iglesia, que nos reúne a todos y que con paciencia, ternura y valentía nos hace avanzar en el camino del Señor. Pero, para sentir la maternidad de la Iglesia, todos debemos ir allí, donde la Iglesia es madre. Todos, con nuestras diferencias, pero todos hijos de la Iglesia Madre”.

Intercambio de regalos

Francisco ofreció como regalo al Santo Sínodo un Codex Pauli. Publicado con motivo del bimilenario del nacimiento de san Pablo, se trata de un volumen único de 424 páginas, enriquecido por una minuciosa selección de frisos, marcos, miniaturas e ilustraciones procedentes de manuscritos de diferentes fechas de la Abadía de San Pablo Extramuros, en particular de la Biblia carolingia, conservada por los monjes benedictinos desde hace más de mil años.

La portada, recubierta de piel de becerro lisa, presenta ocho paneles de bronce inspirados en la puerta bizantina de la basílica de San Pablo Extramuros, con escenas tomadas de los misterios de la vida de Cristo en la portada y de la vida de la Iglesia naciente en la contraportada. Las ocho esquinas están decoradas con la espada, símbolo característico de la iconografía paulina.