Desde Yamoussoukro a Aguibri

17 y 18 de junio

17 de junio

Nuestro día ha estado marcado por fiesta de la Virgen, la visita a Walé y por la llegada de los camiones-hormigonera.

Mover hormigón es un trabajo duro. En las fotos podéis verlo.

La visita al centro médico Walé ha abierto los ojos a quienes han acudido a ayudar. Muchas gracias a cuantos habéis transportado y entregado tantas medicinas y la leche en polvo para madres con SIDA que no pueden dar el pecho a sus bebés. Muchas gracias (muy a fondo) a quienes habéis donado medicinas y leche en polvo.

En Aguibri hay una población católica que se ha reúnido hasta ahora bajo un chamizo para rezar Dios, y si Él quiere, dejaremos una sencilla capilla abierta (como nos han pedido) de sólido hormigón.

18 de junio

Nos hemos venido a los campos de deporte del Instituto Politécnico de Yamoussoukro.

Unos están dándolo todo en el fútbol, baloncesto y tenis, bajo un Sol que no hace amigos. Sensación térmica de 33° y humedad al 80%. Índice ultravioleta alto, así que tenemos protección solar y camiseta obligatorios.

Otros disfrutan tranquilos cantando y charlando.

Resultará curioso leerlo en casa, pero para nosotros Costa de Marfil ha sido trabajar sin parar en un entorno duro y pobre desde que bajamos del autobús .

Este parón nos permite recargar la ilusión y las energías compartiendo el descanso con tono de familia. Ese que se logra, tantas veces sin buscarlo, en la cocina de casa.

Esta tarde hemos visitado la Basílica de Nuestra Señora de la Paz. La impresionante basílica se recorta en el horizonte africano como una plegaria al Cielo por la paz en el mundo.


Y os damos las buenas noches con esta canción en la acción de gracias de la Misa de hace un ratito en la Basílica.

Es un gozo poder decir que en estos días en N’Debo ¡O comemos todos, o no come nadie!. Somos una piña con los n’deboa (particularmente con los críos).

Curro Zambrana, nuestro querido doctor, pasa las mañanas y tardes realizando curas a los niños, y visitas a las casas para atender adultos. Alguna heridas son muy malas (infecciones casi hasta el hueso, y problemas serios). Los críos aguantan el dolor con mucha reciedumbre, como un compañero de camino al que se han acostumbrado.

Lo más bonito es ver a unos niños acompañar a otros a ver al dotró (el médico, en dialecto baulé). Y Curro se entrega a su labor desbordado por los centenares de criaturas a las que le gustaría limpiar y desinfectar las heridas. Muchos corren descalzos todo el día, y llevan cortes infectados.

Seguimos necesitando dinero. Siendo para quienes es, no temo pedir, pero sufro porque muchos habéis sido ya muy generosos.

En el mundo hay organizaciones inspiradas en el pensamiento materialista, que aniquilaría a una buena parte de lo que llaman la población que sobra; yo aniquilaría el materialismo que convierte en material sobrante a millones de seres humanos a la s que se les roba la esperanza de abrazar nuestra misericordia y solidaridad. No escribo desde un despacho, sino desde el corazón de la pobreza. Vuestros hijos están dando a diario pruebas sobradas de una altura moral que deja a los ideólogos de la cultura de la muerte a la altura del polvo que pisamos. Obras son amores.

Os ruego que nos apoyéis en el concierto benéfico del próximo día 23 de junio. Os mando la información. Quizá no podéis asistir personalmente o quizá, sí; pero, en todo caso, en vuestra comunidad de vecinos, en vuestra empresa, en vuestra familia, hay muchas personas de corazón bueno a las que les gustaría aportar algo para paliar el sufrimiento que ya conocéis sobradamente por las crónicas que os mandamos. Podéis imaginar que lo más duro no lo narro (para nada convertiremos este voluntariado en un ejercicio de chantaje emocional: escogemos hacer un canto al amor y a la fraternidad Cristiana).

Si podéis ser creativos y generosos para llenar el auditorio Alfredo Kraus el día 23, os lo agradecerán muchas familias a las que ya han abrazado vuestros hijos.

Un abrazo mío grande y agradecido para todos.