Mujeres con arte que comunican el vigor de la liturgia

Entrevista a la superiora general de las Pías Discípulas del Divino Maestro con motivo del centenario de la fundación

© Pías Discípulas del Divino Maestro.

En muchos lugares del mundo, podemos encontrar una capilla o un templo embellecido por el arte sagrado de la congregación de las Pías Discípulas del Divino Maestro. Esta congregación religiosa, que celebra su primer centenario, fue fundada por el beato Santiago Alberione, padre de la Familia Paulina, quien no dejó ningún aspecto de la comunicación sin cautelar.

El propósito fue que, mediante la comunicación, se transmita el arte y la solemnidad de la liturgia de la Iglesia, por lo que Alberione convocó a la hoy venerable madre Escolástica Rivata (1897-1987), para que le ayudara a fundar esta congregación, dedicada también a la oración contemplativa y al acompañamiento a los presbíteros, en especial a aquellos que viven en crisis o son muy pobres.

Con motivo del centenario, Exaudi entrevistó en exclusiva a sor Micaela Monetti, italiana, Superiora General de esta congregación, quien dejara el mundo obrero para abrazar la vida religiosa y que hoy conduce, con una alegría chispeante, a 1200 hermanas, presentes en 28 países, desde donde siembran raíces y dan luz a través de los emblemáticos “Centros del Apostolado Litúrgico”.

Ha permanecido varios días en España. ¿Cómo encontró la obra de las Pías Discípulas y qué desafíos se han planteado?

Sor Micaela Monetti: Encontré a las hermanas que, aunque son mayores, con mucha alegría, energía, vitalidad y con el anhelo de ir adelante, de servir a la Iglesia. Tienen un gran deseo de amar a Jesús y difundir el evangelio con esperanza.

Sin embargo, siempre habrá algunos desafíos…

Sor Micaela Monetti: Toda Europa es una realidad, que se va envejeciendo. Por lo tanto, también en España, nuestra congregación enfrenta este período de la vida y toca enfrentarlo con realismo. Puedo decir que es una estación de la vida, que las hermanas viven bien enfocadas en Jesús eucaristía y en cómo ser discípula misionera en la oración, en el sufrimiento de cada día. Claro que un desafío será siempre, la llegada de nuevas generaciones.

Justamente este problema del envejecimiento de las congregaciones, en Europa en general, exige una respuesta. ¿Cómo se pueden rejuvenecer las comunidades?

Sor Micaela Monetti: Yo pienso que la comunidad se renueva en la medida que se enfoca sobre Jesús y entra en relación vital con Él. Es verdad que muchas congregaciones envían nuevas generaciones a otros lugares, a otros países, donde la interculturalidad es una oportunidad muy actual. Deben existir por ello, comunidades fraternas, cercanas, próximas, atentas y humanizadas verdaderamente por la presencia de Jesús. Si no, las comunidades no se renuevan, pues esto es la raíz de la renovación de las comunidades.

La congregación viene celebrando cien años de fundación. ¿Cuáles son las líneas maestras hacia dónde usted, en su gobierno, quiere llevar a la congregación para los próximos años?

Sor Micaela Monetti: Retomar la raíz de la fundación, de que nosotros somos discípulas de Jesús Maestro, desde casi cien años atrás. El fundador don Alberione, nos ha dado este nombre: Discípulas. Hay que retomar el Evangelio y ver cómo Jesús, encontrando a las mujeres, les cambia la vida, sana las heridas y las envía como misioneras de vida. Esta es la línea y el camino del centenario: ser hoy, como las mujeres del Evangelio y, en ese encuentro con Jesús, encontrar a las demás personas, de toda situación.

El padre Alberione, les dio el Triple Apostolado. ¿Retomar esto, forma parte de lo que usted se refiere, de “ir a los orígenes”?

Sor Micaela Monetti: Claro que sí. Nosotras somos la tercera congregación de la Familia Paulina, una familia desde el principio y hasta ahora, dedicada a la palabra, a la evangelización, a difundir la buena nueva de Jesús. Pero Alberione era muy consciente de que la palabra necesita escucha, silencio, acogida… Por eso, nuestra presencia en la Familia Paulina nace como escucha de la Palabra, podemos decir como motor del alma de la evangelización.

Entonces ¿Esa es la base del triple apostolado?

Sor Micaela Monetti: El triple apostolado nace por la acción del Espíritu en la Iglesia, que brota de la única fuente y está dirigida a un solo fin: el amor a Jesús viviente en la Eucaristía, en el Sacerdocio y en la Liturgia.

¿Y esto cómo “aterriza”?

Sor Micaela Monetti: Ante todo, asumimos el ministerio de la oración incesante que se extiende en la adoración perpetua. Además, vivimos insertadas en la acción pastoral de la Iglesia, creando “centros eucarísticos, litúrgicos, sacerdotales”, abiertos al diálogo ecuménico e interreligioso. Y todo esto dentro de una cultura de la comunicación, donde promovemos la formación litúrgica y la creación artística. Son tres aspectos que caminan juntos, con la Eucaristía como la fuente.

En efecto, ustedes son grandes artistas y se ve en sus esculturas y en los objetos para la liturgia, a lo que le ponen un especial empeño… ¿Qué tan importante es el arte y su estética, para elevar el alma hacia Dios?

Sor Micaela Monetti: “La belleza salvará el mundo”, decía el autor ruso Dostoyevski. La belleza es una vía de evangelización muy actual y muy efectiva. Alberione nos decía: “Muchas personas no pueden comprender las palabras, mas las imágenes impactan en la vida, también de los no creyentes”. Hay que cuidar la oración en su belleza y cuidar la belleza como camino a la oración, a la interioridad más profunda. Si se encontrara lo sublime, sería una vía maestra también de evangelización, que hereda y engalana.

¿A qué debe llevarnos la oración constante? El Papa Francisco decía, que nos debe mover a atender al prójimo, a salir hacia los demás. ¿Cómo sacar fuerza en la oración, para hacer algo por los demás?       

Sor Micaela Monetti: Soy pequeña para hablar de oración aquí en España, frente a una Santa Teresa o un San Juan de la Cruz, San Ignacio… Hay un secreto, que también los padres de la iglesia decían ¿Cómo piensas hablar con Dios que no ves, si no eres capaz de hablar con el hombre, al que ves? Una verdadera oración, no es una ilusión o una fuga, sino que te hace capaz de escuchar a los demás, mirar a todos, pero en forma atenta, con cercanía y ternura.


Ustedes cuidan también de sacerdotes en dificultad, incluso en pobreza… ¿Cómo se plasma este apoyo que hacen a los más necesitados?

Sor Micaela Monetti: La pobreza de los sacerdotes, puede ser también pobreza moral, pobreza de formación. Sabemos que es un asunto muy actual en la iglesia y en algunos lugares en el mundo y por eso, desde nuestras comunidades acogemos a sacerdotes que necesitan un acompañamiento más profesional, más atento. Ya sea porque están en una situación de suspensión o en un nuevo discernimiento vocacional, porque crisis hay muchas…

Hemos tenido una crisis tremenda en estos años, por la pederastia en el clero. Ustedes que conocen tanto la misión del sacerdote… ¿Cómo evitar nuevas crisis?

Sor Micaela Monetti: Se puede evitar con una adecuada formación, con un discernimiento vocacional muy acompañado y atento. Porque la vida y las costumbres cambian y por eso, todo necesita vigilancia, claridad, proximidad, pero también dulzura, misericordia, ternura, debido a que los presbíteros muchas veces están solos o en dificultad.

Hay algo que veo, como muy característico en su congregación, en las hermanas que conozco y es la alegría… ¿Por qué es importante exteriorizar ese gozo, esa alegría que tenemos en el corazón, para dar testimonio de nuestra fe?

Sor Micaela Monetti: Jesús dice que vino para darnos el gozo en abundancia. La alegría es la prueba más auténtica de que estamos ante una vocación cristiana que confía en que Dios es quien nos cuida, nos acompaña. Esto es así porque Él “nos primerea”, como nos dice el Papa y esto nos da confianza y paz para no temer. Es el evangelio de la alegría.

También tienen entre su apostolado el gran amor a la eucaristía, y el hecho de promoverlo. ¿Cómo hacer para que los padres de familia transmitan a los hijos este amor a la eucaristía, que ellos recibieron quizás, de una generación anterior?

Sor Micaela Monetti: El cristianismo es una transmisión de la fe que, aunque hay la libertad, tenemos también el impacto del testimonio. La eucaristía es el pan de vida, es la palabra de vida y ¿quién no necesita vida? ¿quién no necesita sentir? Nos toca recuperar la relación con el sentido de la vida y también con la palabra de vida, en un pan de vida que nos ayuda a ir adelante y compartir el pan también con los demás.

Los jóvenes y los niños dicen a veces que la misa es aburrida y no siempre hay misas para niños… ¿Qué se podría hacer para que las eucaristías sean un poco más simbólicas, más atractivas para el joven y el niño?

Sor Micaela Monetti: La liturgia es acción a través del Pueblo de Dios, entonces de forma pedagógica, debemos estar atentos al pueblo e ir de la mano del pueblo, para acompañar al misterio que vamos a celebrar, que es el don de los dones. Lo que falta es propiamente esta acción pedagógica de la familia, los sacerdotes, de los catequistas también y de la comunidad. ¿Cómo acompañar gradualmente, a comprender y a vivir esta acción de gracias y de vida? No debemos bloquearla con los ritos, con la rigidez de las normas litúrgicas, sino ver que todo tenga un sentido de vida.

¿Cómo le gustaría que camine su congregación en los próximos cien años?

Sor Micaela Monetti: Cuando abrimos el centenario fue una gran alegría, un gran momento de recordar el pasado y caminar ahora con el pueblo de Dios juntas e ir adelante en esta iglesia sinodal, con el Evangelio y la Eucaristía. Hay mucha esperanza y mucha energía, tal como las mujeres del Evangelio, que salen cuando todos los discípulos están encerrados por el miedo. Esto es el centenario que vamos viviendo, con nuestras debilidades claro, pero con nuestras posibilidades, con mucha alegría, con mucha conciencia de que seguimos a Jesús Maestro y Señor, camino, verdad, vida.

Finalmente la invitamos a hacer una invitación a las jóvenes que se están planteando una vida contemplativa y una vida consagrada…

Sor Micaela Monetti: Puedo contar mi experiencia. Yo fui una joven muy rebelde, lejos también de la iglesia y de la ritualidad y todo eso. Encontré una página del Evangelio que dice propiamente así, que Jesús caminaba, marchaba por las calles de Palestina, seguido de mujeres, algunas pecadoras, enfermas y Jesús sanó a estas mujeres… Entonces, yo pienso que cuando en la vida, la joven se encuentra verdaderamente con Jesús, cuando una joven impacta con la vida real de Jesús, con su palabra y dentro de una comunidad también motivada y viva, entonces la vida cambia, se comparte.

Algunas no se deciden, sobre todo por lo que van a dejar atrás…

Sor Micaela Monetti: Lo que le puedo decir a las jóvenes que se hacen preguntas, es buscar las respuestas en el Evangelio, en la oración. Mirar adelante, fuera de sí mismas, porque cada vez que miremos solo interiormente, vamos a ser, como dice el Papa Francisco, unas “jóvenes de sofá”. El mismo papa les pide también a los jóvenes, no preguntarse ¿Quién soy yo? sino ¿Qué es lo que Dios quiere de mí?

¿Y por qué tocar las puertas de las Pías Discípulas del Divino Maestro?

Sor Micaela Monetti: Porque es la vocación más bella, porque las Pías Discípulas son las que siguen con sencillez a Jesús y porque somos misioneras.

En la entrevista he notado que cita mucho al Papa Francisco. ¿Cómo ve este pontificado?

Sor Micaela Monetti:Una providencia de Dios, sobre todo para la Iglesia de Europa, porque necesitamos una mirada más abierta, más mundial y más sinodal, para caminar juntos. Pero no como caravana solitaria, sino cerca de la gente. Pienso que tanta resistencia también a su magisterio, a su pontificado, al menos en Europa, sea debido a esta novedad de la alegría del Evangelio, por que no queremos cambiar. Yo pienso que el movimiento que ha empezado va adelante, más allá…