Papa Francisco: Pío X lloró por la Gran Guerra, «cómo lo siento cercano»

El Papa firmó el prefacio del libro «Homenaje a Pío X. Retratos contemporáneos’, escrito por don Lucio Bonora, funcionario de la Secretaría de Estado: fue un Papa «dócil y fuerte, humilde y claro»

Adjuntamos el texto completo con las palabras del Pontífice.

Estimado Don Lucio,

Me alegro de que su estudio sobre Pío X vea por fin la luz después de tantos años de investigación. Usted sabe que quiero mucho a Pío X y que siempre lo he querido. Cuando estaba en Buenos Aires, el día de su fiesta, el 21 de agosto, solía reunir a los catequistas de la archidiócesis. Mis pensamientos y mis recuerdos se remontan a esa cita, porque era un encuentro que anhelaba y buscaba. Me gustaba pasarlo con quienes hacen todo lo posible por instruir a niños y adultos en las verdades de la fe, y Pío X siempre ha sido conocido como el Papa de la catequesis. Y no sólo eso. Un Papa dócil y fuerte. Un Papa humilde y claro. Un Papa que hizo comprender a toda la Iglesia que sin la Eucaristía y sin la asimilación de las verdades reveladas, la fe personal se debilita y muere.

Yo también amo a Pío X por otra razón. Porque, como jesuita, le debemos a Pío X el haber propiciado el nacimiento del Instituto Bíblico aquí en Roma, con beneficios teológicos y espirituales que pronto se extendieron por toda la Iglesia. Pío X fue también un Papa que lloró ante la guerra mundial, de la que fue considerado la primera víctima, rogando a los poderosos que depusieran las armas. Cómo lo siento cercano en este trágico momento del mundo actual…

El autor, Monseñor Lucio Bonora, con su libro «Homenaje a Pío X. Retratos contemporáneos»

Pío X: un Papa que deseaba estar con los pequeños, los pobres, los necesitados, las víctimas de los terremotos, los desfavorecidos, y con los que sufrían a causa de las catástrofes naturales o de las dificultades de la vida. Un Papa que fue un monumento a la pastoral, como le llamó San Juan XXIII cuando concedió a Venecia el derecho a venerar sus restos mortales en San Marcos en la primavera de 1959.


Disfruto, pues, con este nuevo estudio sobre Pío X que has redactado con seriedad y pasión. Veo que es un estudio singular y específico, porque pretende dar a conocer, en 80 medallones, los retratos pictóricos o escultóricos coetáneos a la persona de Pío X, que artistas humildes o famosos han trazado de un Papa amado y deseado durante su vida, y luego invocado como santo, incluso antes de su beatificación, por la gente sencilla, por los fieles, por los sacerdotes, por las parroquias, por los estudiantes de las escuelas católicas de todo el mundo con muchos religiosos dedicados a ellos, pero también por intelectuales y hombres de Estado. Cuántos cuadros e imágenes de Pío X por todo el mundo, imágenes de él, ciertamente, multiplicadas con su subida a los altares, pero que casi se anticipan en este estudio tuyo, donde recoges las imágenes que se fueron recopilando a lo largo de su vida de sacerdote a papa.

Concedí con profunda alegría a las hermosas Iglesias de Treviso, Padua y Venecia la peregrinación de las reliquias de san Pío X y me alegro de que los miles de fieles que las veneraron, demostraran con sus oraciones y su participación, que Pío X no está confinado a épocas pasadas de la historia ni monopolizado por grupos particulares, sino que pertenece a la Iglesia de hoy, al pueblo de la Iglesia, es decir, a los bautizados de todas las edades, que quieren ser fieles al Evangelio y a sus Pastores, y que ven en los santos verdaderos modelos de vida y sus sinceros compañeros de camino tras Jesús y el Evangelio, inspirándose en los ejemplos y opciones de sus vidas. ¡Viva San Pío X y que él viva profundamente en el corazón de la Iglesia de hoy!