Responsabilidad incómoda

Las edades y las etapas

Si observamos cualquier fotografía de familia de cien años atrás difícilmente veremos sonreír. Se hubiera considerado una falta de seriedad, algo frívolo. Hasta los niños posaban con un rictus hierático emulando a los mayores. Es más, la niñez era considerada como una imperfección del ser adulto. Y los niños, a su vez crecían asumiendo responsabilidades, a menudo demasiado grandes para sus capacidades. Pensemos sobre todo en las labores del campo o de la fábrica. Se era adulto en edades muy tempranas.

Si comparamos la foto de familia de los bisabuelos con las de nuestros días, en caso de que se hiciera una foto tipo realeza, observaríamos el colorido y sobre todo la sonrisa. El ideal no es ya la seriedad sino la alegría. De hecho, la aspiración social es vivir los más alegres que se pueda. El modelo de edad deseada es la niñez y juventud.

Si antaño se aspiraba a ser adulto cuanto antes, ahora se va retrasando tanto como se puede la madurez, traduciéndose eso en la crisis de responsabilidades.

Recientemente trabajé con un caso que refleja lo que exponemos. Se trata de dos jóvenes, responsables tanto en los estudios cómo en sus trabajos, que a punto de casarse tienen una crisis de crecimiento en la responsabilidad. Con el permiso de ambos, aun cambiando sus nombres refiero el itinerario que se siguió. Les llamaremos Víctor y Ángela. Esta joven pareja tras cinco años de noviazgo y con planes de casarse entran en crisis.

Él estudia y trabaja, ella ha conseguido un puesto de trabajo que le exige mucha dedicación.  La futura vivienda que han empezado a pagar y ha de ser su hogar se ve como una fuente de problemas. Hay que resolver muchas cuestiones. El poco tiempo que tienen es para discutir sobre la casa. Están agotando los ahorros. Ambos a pesar de que quieren independizarse, se encuentran cómodos en la casa de sus progenitores.

Han perdido la ilusión, viven con una cierta ansiedad e inquietud, padeciendo insomnio.

Dudan de la solidez de su relación.

Podíamos haber aconsejado técnicas de relajación, o quizás romper la relación que les genera ansiedad. Ambas soluciones eliminan los síntomas sin resolver el problema.

La situación me hizo pensar en la travesía del desierto del pueblo de Israel. Ante las dificultades de la travesía el pueblo murmura contra Dios que les ha liberado de la esclavitud pero les ha puesto a caminar hacia la libertad con hambre bajo el sol, como dice la canción. La meta es atractiva, el camino difícil. Los israelitas añoraban las ollas de Egipto. Esclavos pero saciados. El precio de la libertad era duro.


Reflexionamos sobre ello, sobre la zona de confort que se resistían a abandonar, como era el no tener que preocuparse por nada, al vivir con los padres y ser ellos los que afrontaban los problemas materiales y económicos y sobre el abandonar es estadio de tutelados para pasar a ser creadores de su libertad.

El ideal de etapa de la vida, como decíamos al inicio era la de niño, más que la de adulto.

Concluimos que el final, el hogar, los futuros hijos eran ideas seductoras.

A veces el árbol no deja ver el bosque. Para ver el bosque es necesario quizás alejarse para tener perspectiva. En clave de problema sería alejarse del problema para analizarlo mejor.

Eso es posible con un diálogo sereno con alguien que observe desde fuera y nos ayude a entender.

Siguiendo el relato bíblico del éxodo, vimos que se olvidaron del maná. El alimento para el camino, que repara las fuerzas y ayuda a seguir adelante. Hablamos sobre cuál podía ser su maná.

Una manera de romper con el ambiente ansioso de problemas para poder analizarlos mejor es disfrutar juntos. Saborear la unión. Una tarde, un paseo.

El maná es algo tan sencillo y cotidiano pero que a la vez solemos ignorar. Diariamente a nuestro alcance. Es curioso que se conocieron en un encuentro de jóvenes cristianos y ellos mismos reconocían que hacía tiempo que no rezaban juntos.

Me comentan, al cabo de unos meses de aquella entrevista que están muy contentos por el crecimiento hecho que les ha llevado a fortalecer su relación.