Tumaini ha llegado a Tanzania

Crónica días 1, 2 y 3

Copyright Tumaini
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Tumaini es un voluntariado de jóvenes españoles en Tanzania. Jóvenes con ilusión de ayudar a los demás en ese rincón de África. Durante un mes, Exaudi será altavoz de sus vivencias y experiencias.

Aquí su primera crónica.

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Queridos padres, amigos y familiares, os escribo esta crónica ya sentados en el “luxury bus” con el reluciente sol Tanzano traspasando las ventanas y con el aire acondicionado sacando nuestras melenas a pasear. Nos encontramos de camino al que será nuestro próximo destino: Tabora.

Tras la calurosa despedida de los padres de todos en la T4: Alberto, Mercedes y María, nos dispusimos a pasar el primero de los múltiples controles al que nos enfrentaríamos. Sorprendentemente, solamente hemos sido revisados a la llegada de Dar Es Salam. Dos de las maletas llamaban la atención de una de las guardias pero la labia de nuestro querido Ignacio S. hizo que todo quedase en una pequeña anécdota.

Queridos todos, para vuestra tranquilidad, el voluntariado está transcurriendo según lo previsto. La única circunstancia que elevó las pulsaciones de Don Iñigo U., sacerdote que nos acompaña, y párroco de Lodosa (Navarra), fue cuando, al llegar a la única parada de la lanzadera (terminal T4s) varios de los voluntarios saliesen (como es lógico) del metro. En este preciso instante, uno de nuestros más apreciados miembros del grupo gritó: ESTA PARADA NO ES. PARA TANZANIA ES LA SIGUIENTE. Tal fue la contundencia con la que lo dijo que tanto los voluntarios como parte de las personas ajenas al grupo volvieron al metro (incluida una azafata de nuestro vuelo de Fly Emirates). El metro se puso de nuevo en marcha y comenzó su camino de vuelta. Paramos en la siguiente estación donde muchos pasajeros provenientes de otros vuelos se montaron, solo tres salimos del metro: mi tocayo Jacobo Z. e Ignacio S. Todo estaba bien, con ellos no me podía equivocar. Mientras el resto del equipo siguió su marcha a paradas desconocidas, nosotros nos dispusimos a encontrar la dichosa puerta S21. Subimos y bajamos varios pisos cargando nuestras maletas sobre la cabeza pero todo estaba cerrado. Nos topamos con un guardia civil que estaba en el control de fronteras, nos dijo que debíamos volver al metro y comenzar el recorrido de nuevo (efectivamente íbamos al revés). El resto del grupo nos sacaba 20 minutos de ventaja. Volvimos a la lanzadera y llegamos, de nuevo, a la T4. Tratamos de pasar con el billete de vuelo pero las puertas no se abrían al estar ya validado. Hicimos la misma triquiñuela que el grupo que estaba encabeza y conseguimos pasar. Volvíamos a partir de cero: nuevo control y en búsqueda de nuestra dichosa puerta (y grupo).

En ese momento se me pasó por la cabeza que tal y como empezaba el viaje, si llegábamos 19 de 21 personas a Tanzania sería un éxito. Cuando finalmente nos juntamos con el resto, nos encontramos una imagen representativa del mes que nos esperaba. La mayoría estaba disfrutando de una de sus últimas comidas “europeas”. Las bandejas del McDonald’s rebosaban, (las chicas también competían) y solo quedaban 5 minutos para embarcar. Por el fondo se escuchaba: me merece la pena comerme estas hamburguesas y jugarme el vuelo (querido Vos, sabes que no es cierto) pero una pequeña ayuda nos vino del cielo y el vuelo se retrasó un neto de 25 minutos, menudo alivio!

Ya más tranquilos cogimos el primero de los vuelos: 6 horas de pelis, siestas y juegos en grupo (Rafa V. ganador del Bingo y la fila 50 del Trivial). La gente del vuelo sabía que este grupo tenía algo especial. Valentina, nuestra azafata (a la que no dimos casi trabajo) nos preparó dos bolsas llenas de bocadillos y agua para pasar nuestra noche en el aeropuerto de Dubai. A la llegada, nuestro equipo de expedición liderado por Pedro, Jaime y Almu nos encontraron el rincón más tranquilo donde pasar la noche.


Eran las 7 de la mañana y nos dispusimos a embarcar en el segundo de los vuelos. La mayoría no pudo esperar al despegue y concilió el sueño hasta oler la comida del carrito acercándose a sus sitios. Tras la comida, la mayoría siguió durmiendo, otros hacían el intento de dormir y ver la peli a la vez rebobinando las partes en las que se quedaba dormido (Rafa P., no da tiempo para todo)

No me quiero alargar mucho más. Llegamos al hotel, nos duchamos y nos fuimos a cenar cerca de una parroquia donde tuvimos nuestro primer contacto con comida africana: pollo, pescado frito y caldo de pescado (el cual aparentaba ser caldo de verduras y a alguno nos pasó una pequeña mala jugada por estar repleto de espinas). Eso sí, el resto estaba delicioso y sorprendió a los cocineros al ver a la mayoría repetir.

Llegamos al hotel dispuestos a dormir y como si un equipo de fútbol se tratase, una mujer de la discoteca de al lado nos dificultó conciliar el sueño pero no ha sido impedimento para que todos estuviésemos despiertos a las 4 de la mañana para montarnos en el presente autobús.

Padres, amigos y familiares: aún apenas hemos comenzado y sólo puedo decir que este grupo tiene algo especial. Gracias padres por dejarme vivir de nuevo esta experiencia que, sin duda, es una de las mejores de mi vida.

Os mantendremos informados, como siempre.

Os queremos mucho.

Jacobo P.