La visita del Papa a Grecia, “inyección de esperanza”

Testimonio de Ivette, fiel católica que acudió a la Misa presidida por Francisco en Atenas

Ivette Valle Konstantopoulou antes de la Misa del Papa en Atenas © Ivette Valle Konstantopoulou

La reciente visita del Papa Francisco a Grecia “es algo que para las personas como yo que pertenecemos a matrimonios mixtos representa una ‘inyección de esperanza’ porque estoy convencida de que las familias cristianas tenemos un papel importante para ayudar a esa anhelada unidad porque la vivimos en nuestra propia realidad. De hecho, he leído comentarios bastante positivos en medios ortodoxos de Grecia, lo cual no es algo que uno puede dar por sentado aquí”, expresa Ivette, laica en este país.

Exaudi ha acompañado al Papa Francisco en el vuelo papal de su 35º viaje apostólico internacional a Chipre y Grecia, del 2 al 6 de diciembre de 2021, y también ha tenido la oportunidad de conversar con Ivette Valle Konstantopoulou, fiel católica que acudió a la Misa en el Megaron Concert Hall de Atenas el pasado 5 de diciembre, segundo Domingo de Adviento y día de su cumpleaños.

Ivette, originaria de El Salvador, es arquitecta y vive en Grecia porque es el país de su esposo, cristiano ortodoxo. Viven en una ciudad del Peloponeso con su hija. Cuenta que acudió a la Eucaristía con el Papa en Atenas junto a un grupo de feligreses de la parroquia San Andrés de Patras. Además, ella ha sido responsable del diseño del Belén en la catedral de San Dionisio en Atenas, donde el Sucesor de Pedro se reunió con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas.

Con respecto al hecho de que Francisco haya visitado Grecia, expone que “estamos muy felices de la visita del Papa Francisco a este país donde los católicos somos una minoría” y “es una bendición dondequiera que vaya, una ocasión para unificar a los católicos de un país y un llamado a la unidad con los ortodoxos”.

La llegada del Papa, “inyección de esperanza”

Esto, continúa, “es algo que para las personas como yo que pertenecemos a matrimonios mixtos representa una ‘inyección de esperanza’ porque estoy convencida de que las familias cristianas tenemos un papel importante para ayudar a esa anhelada unidad porque la vivimos en nuestra propia realidad. De hecho, he leído comentarios bastante positivos en medios ortodoxos de Grecia, lo cual no es algo que uno puede dar por sentado aquí”.

Asimismo, subraya que “el hecho de que por primera vez un canal nacional de televisión transmita una Misa católica es algo sin precedentes, lo cual permite no sólo a los católicos que no pueden asistir en persona el poder seguirla, sino que da la oportunidad a la población predominantemente ortodoxa a que conozca cómo se realiza una celebración eucarística nuestra”.

Belén en la catedral

Desde antes de que llegase el Papa a Grecia “sentimos esa ‘expectativa nuestra’, en ese conocimiento de que por segunda vez un papa visita la catedral de San Dionisio en Atenas (el 4 de mayo de 2001 la visitó San Juan Pablo II). Como también asistió a la Misa de san Juan Pablo II, (en el estadio OAKA) aún recuerda “la atmósfera en aquella ocasión en que por primera vez un papa volvía a Grecia después del cisma de 1054”.

“Casualmente, el niño que había sido monaguillo en aquella Eucaristía y que ahora es un profesional, me ha ayudado en el montaje del proyecto del Belén en la catedral (de San Dionisio en Atenas) de cuyo diseño soy la responsable. Me llena de ilusión el pensar que un proyecto original que cubre un área de 30 m2 será visto por el Papa y por miles de personas. Y como en Navidad inició el cristianismo con el nacimiento de Jesús, el tema coincide con ese llamado a la unidad, porque en Jesús nos encontramos todos”, apunta la arquitecta.

La Misa, un guiño en el día de su cumpleaños

“Para mí en lo particular, Jesús me ha guiñado el ojo cuando yo al querer regalarle un Belén bonito para su cumpleaños, Él me ha devuelto de regalo el que pueda asistir a una Misa en Grecia presidida por el mismo Papa Francisco el día de mi cumpleaños”. Para ella, esto confirma “una vez más algo que le escuché decir a una amiga del Opus Dei: ‘Dios no se deja ganar en generosidad’”.

Ivette también indica que, como el coordinador general de la visita del Pontífice a Grecia, el padre Giorgo, fue párroco de la iglesia que frecuenta y ahora es el actual párroco de la catedral de Atenas, pudo enterarse de algunos aspectos “de primera mano”. Ella también ha colaborado hasta recientemente con el Comité Pastoral en la organización de los actos conmemorativos del 450 aniversario del triunfo de los cristianos en la batalla de Lepanto, por lo que le fue grato “reconocerles en las transmisiones por la televisión y en la catedral el día anterior”, en el encuentro del Obispo de Roma con la comunidad católica en la catedral católica de la capital griega el día 4 de diciembre.

Precisamente porque ya estaba en la capital desde el día de la llegada de Su Santidad a Grecia, “no tuve la experiencia de viajar con el grupo de la parroquia en el autobús hacia Atenas, pero sí estuve con la Sra. María y su esposo el día sábado en que ella como representante de los catequistas se dirigió al Papa Francisco, quien después nos invitó a rezar juntos el Padre Nuestro” en la catedral.

Padre nuestro en griego

Dado que el Padre Nuestro con los católicos en este acto se rezó en griego, Ivette comenta que “me ha dado mucho gusto que todo esto suceda en este país en el idioma que hablamos, al cual ha hecho referencia el Santo Padre”. También se alegró mucho al “reconocer a los sacerdotes que conozco y pensar en el regalo enorme que ha sido para ellos el concelebrar la Santa Eucaristía simultáneamente con el Papa. Yo soy una feligresa común y corriente por lo que mi atención se centra en nuestros sacerdotes, en los frutos que estos días traerán”.


Después de haber promovido la celebración de Lepanto referida más arriba, “veía con admiración como Dios volvía a superar mis expectativas, pues en el deseo de impulsar el rezo del Santo Rosario en este país, donde gracias a la victoria de los cristianos en Lepanto se estableció la fiesta de la Virgen del Rosario, veía al mismo Papa Francisco repartir rosarios a los obispos de Grecia en Grecia”.

El “desierto” de Ivette

El Santo Padre, en su homilía en la Misa de Atenas, destacó dos aspectos de san Juan Bautista, “el lugar donde se encuentra, el desierto y el contenido de su mensaje, la conversión”. A Ivette esta reflexión “me tocó mucho porque llevo bastantes años sin poder ejercer mi profesión de arquitecto de manera remunerada y en medio de ese ‘desierto’ personal que significa no tener la capacidad de pagar por mí misma las obligaciones con mi gremio (seguro de salud y retiro), Dios me ha permitido producir proyectos para la Iglesia que he hecho como voluntaria en los últimos 5 años (me refiero a los pesebres de la parroquia San Andrés y al de la catedral de Atenas)”.

“Sólo diré que mientras la gente ha mostrado su complacencia en esas instalaciones artísticas, yo he debido ofrecer una dosis de dolor que me hace crecer, y al final reflexiono con la homilía del Santo Padre, lo que cuenta es que ‘El Señor prefiere la pequeñez y la humildad’”.

“En mi diario ofrecimiento de obras al Señor, me encuentro sin poder ofrecerle algo que yo pueda comprar con el producto de la remuneración por un trabajo, pero descubro que puedo ofrecerle mi trabajo silencioso, el no saber si mi situación personal a mi edad podrá cambiar. Le agradezco entonces al Señor por amarme, porque sé que Él ve mi corazón y me abandono en Él sabiendo que está conmigo para guiarme por un camino de conversión”, añade. También resalta “la referencia a μετάνοια (metanoia), pensar más allá y ver con ojos de fe lo que Dios forja en mi corazón”.

Al iniciar los 55 años de su vida en la tierra, la arquitecta desea “tener esperanza de que Dios me ayudará, y con el compromiso del rezo diario del Santo Rosario en el grupo privado que para ese propósito llevo en un medio de las redes sociales, con ese objetivo, sé que nuestra madre la Virgen Santísima me acompaña, así como nuestro padre San José”.

Sentido de comunidad

En el ofertorio de la Misa, Ivette reconoció “a la joven filipina que lleva el grupo de jóvenes de Atenas, al joven que sostenía el micrófono del Papa, quienes también ayudaron en el montaje del pesebre de la catedral” y a “algunas parroquianas mías que participan en el grupo ‘Recemos juntos el Rosario’”.

Juntas se sentaron en la misma línea de asientos para seguir la Eucaristía y “eso ha fortalecido nuestro sentido de comunidad, hemos construido juntas un recuerdo. Mi ahijada que también estuvo ahí ha tomado la foto del grupo, nos hemos tomado fotos juntas, esos pequeños detalles humanos que nos unen… Luego nos hemos ido juntas a comer porque a fin de cuentas también ese día era mi cumpleaños”.

Para mí, “que con mi hija constituimos la totalidad de la población católica practicante en la ciudad donde vivimos, -lo que significa que para nosotros el ir a Misa el domingo de manera presencial significa viajar 100 kilómetros de distancia-, ha sido muy refrescante para el alma el poder participar en esta Eucaristía”. La arquitecta apunta que esta la ofreció por los enfermos de cáncer, “ya que en Atenas existe un hospital para tratar enfermos que padecen de esta enfermedad bajo la protección de san Sabas que tiene su fiesta ese día.

Orgullo de ser “griega y católica”

El día 6 por la mañana, el día después, recibió “la noticia del fallecimiento cerca de la medianoche en Grecia de una prima mía, aquejada por esta enfermedad. Creo que su partida ese día fue una respuesta del cielo al liberarla de manera natural del sufrimiento que le causaba esta enfermedad”.

“Vuelvo a casa después de ir a Misa por el eterno descanso de ella y muy agradecida por la hospitalidad de que he sido objeto en Atenas, con un sentimiento de orgullo de ser griega y católica y de sentirnos un poquito más aceptados por ello por los locales”, concluye.