Vivir de cara a la eternidad

Nuestra misión hoy es ofrecer la oportunidad de encontrar la salvación en el último momento y por la gracia de Dios a personas que están a punto de morir, porque la misericordia de Dios siempre nos está esperando

El concepto de eternidad en el Cielo es una parte fundamental de la creencia cristiana. Según la perspectiva cristiana, el Cielo es un lugar donde las almas de los justos descansan en paz y gozan de la presencia de Dios por toda la eternidad. Esta creencia se basa en la idea de que Dios es infinito y eterno, y que su amor y su misericordia son inagotables.

La eternidad es un concepto difícil de comprender para la mente humana. Sin embargo, para los cristianos, la eternidad no es simplemente una línea infinita de tiempo, sino un estado de ser en el que el tiempo ya no tiene ninguna importancia.

Como seres humanos Dios solamente nos ofrece dos opciones, la vida eterna y la condenación eterna. Este destino es determinado por una sola decisión crucial: el escapar de la corrupción de este mundo. Para ello nuestro Dios nos ofrece un medio de escape que es a través de su Hijo Jesús el cual puede perdonar todos nuestros pecados. El deseo del Señor es que todos escojamos su oferta generosa a través de hacer de Jesús el Señor de nuestras vidas y así escapar de una eternidad de penosa condenación.

La costumbre de orar por los moribundos ha sido una cosa habitual hasta la generación de nuestros abuelos, pero el miedo a afrontar la muerte como parte de la vida y la descristianización de nuestra sociedad han hecho que esta obra de caridad caiga en el olvido.

Cuando se oculta a un enfermo que la muerte está cerca, se crea un ambiente enrarecido que no le ayuda a morir en paz. “El problema está en que se afronta la muerte como un fracaso, cuando en realidad es un proceso natural que para los creyentes es el inicio de una vida apasionante. Para morir bien hay que mirar a la muerte a los ojos”.

Pero ¿de qué hablamos cuando nos referimos a “morir bien”? En el momento de la muerte hay que hacer un “discernimiento de espíritus», el espíritu del mal me va a llevar a la tristeza, mientras que el de Jesús me va a llevar a la alegría, al arrepentimiento y a la paz. Lo ideal es tener un acompañamiento espiritual, unción de enfermos y confesión”.


Si nos llega la muerte de una manera imprevista y no hay sacerdote, es muy importante recordar esta fórmula: “Dios mío, perdóname”

“Mirar hacia la tierra nos produce desánimo, en cambio mirar hacia el cielo nos brinda esperanza y ánimo”. El cristianismo, es una religión en la cual se nos invita a mirar hacia arriba, hacia las cosas eternas y trascendentes, y a no dejarnos engañar por lo temporal y lo terrenal.

“Nuestra misión hoy es ofrecer la oportunidad de encontrar la salvación en el último momento y por la gracia de Dios a personas que están a punto de morir, porque la misericordia de Dios siempre nos está esperando”.

Juan Andrés Segura – Colaborador de Enraizados

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