Un llamado al consenso

La urgente necesidad de preservar el ambiente y los deshielos

Esta columna pretende visibilizar, aún más, y generar conciencia para la acción sobre la urgente necesidad de preservar el ambiente, y con particular relación hacia los deshielos: LAS GRANDES CAPAS DE HIELO HAN SUFRIDO UNA ACELERACIÓN EN SU DERRETIMIENTO, CALIFICADA DE “DRÁSTICA”. Y más allá de que reviste el carácter de catastrófico para el planeta, mi calidad de argentino me lleva a tomar este tema toda vez que los recientes informes de científicos suecos y británicos remarcan que es la Patagonia (región sur de la República Argentina) la zona con mayor afectación.

El derretimiento de los glaciares, fenómeno que se acentuó durante el siglo XX, nos está dejando sin hielo, y es la actividad humana la que reviste mayor culpabilidad con la emisión de dióxido de carbono y otros gases responsables del calentamiento terrestre. Los glaciares llevan más de medio siglo retrocediendo en silencio ante el avance imparable del cambio climático, y no hay rincón en el planeta que resista los efectos de un fenómeno que derretido más de 9,6 billones de toneladas de hielo glacial en el mundo desde 1961, y que amenaza con evaporar más de un tercio de los glaciares para el año 2100. (1)

La formación de un glaciar en un proceso milenario y su tamaño oscilará según la cantidad de hielo que logre retener a lo largo de su vida. El comportamiento de esas masas recuerda mucho al de los ríos, a los que alimentan durante los deshielos, y su velocidad depende la ficción y la pendiente del terreno por el que avanzan. En total, los glaciares cubren el 10% de la superficie terrestre y, junto a las capas de hielo, suman casi el 70% de agua dulce del planeta.

El aumento de la temperatura terrestre ha sido, sin duda, el responsable del derretimiento de los glaciares a lo largo de la historia, pero es tan significativa la rapidez en el avance del cambio climático, que podría extinguirlos en tiempo récord. Las principales causas de deshielo pueden sintetizarse en:

=EMISIONES DE DIÓXIDO DE CARBONO, y de otros gases de efecto invernadero derivados de la industria, el transporte, la deforestación o la quema de combustibles fósiles, entre otras actividades humanas, hace que el planeta se recaliente y se fundan los glaciares.

=CALENTAMIENTO OCEÁNICO generado por la absorción del 90% de calor terrestre por parte de los océanos produce el derretimiento en zonas polares como Alaska.

Y también es importante saber las consecuencias del deshielo: como el aumento del nivel del mar, el impacto sobre el clima, la generación de episodios meteorológicos extremos, la desaparición de especies animales terrestres y acuáticas, la caída en los niveles de agua dulce. (2)

Un llamado al consenso: soluciones para detener el deshielo y preservar la Casa Común según el Papa Francisco


Y un tercer eslabón informativo nos lleva a las posibles soluciones para detener este proceso que daña y lastima, como la disminución en las emisiones mundiales de dióxido de carbono, ejecutar obras para frenar la erosión de los glaciares y otras estrategias técnicas que proponen diversas universidades del mundo para reconstruir los glaciares a través de procesos que reabsorben el agua y la reingresan a su estado anterior.

Concretamos la elección de un tema (el deterioro ambiental), particularizar un aspecto (el deshielo), profundizar sus causas y efectos, y adelantar posibles soluciones técnicas. ¡En este estado corresponde proponer alternativas sumamente válidas a la luz del documento pastoral LAUDATO SI!, del Papa Francisco, en especial la prioritaria conservación de la CASA COMÚN, con la preeminencia del hombre como centro de la creación. El Santo Padre nos urge con un mensaje claro e inequívoco dirigido a todos los habitantes del planeta, hermanos desde diferentes creencias y costumbres, convencidos de que la casa es común, invitándonos a que desde la educación podamos “reconstruir el pacto educativo global” (3). Y es oportuno reproducir el proverbio africano que reza: para educar a un niño se necesita una aldea entera, arrimando a nuestra realidad lo cotidiano –convocatoria terrenal- y lo entero –aspecto inclusivo- y el Papa lo complementa con el término VALENTÍA que conlleva a colocar a la persona en el centro sin desconocer su entorno humano y ecológico; invertir en las mejores energías con vistas a un resultado eficaz y universal.

Sólo con este esquema podremos afirmar que estamos siendo parte de una REVOLUCIÓN, en el cabal concepto de evolución continua que transforma con carácter de necesidad y cambio, revirtiendo la idea surgida de aquellos movimientos que a lo largo de la historia y los continentes han utilizado con mezquindad y deformación para imponer mecanismos contrarios a identidades y principios humanos reconocidos desde la creación. Jesús proclamaba el cambio y lo materializó con testigos para anunciar y denunciar, porque había un mensaje innovador que no todos estaban dispuestos a aceptar, máxime cuando implicaba cambios estructurales y pérdidas de poder. “Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la rebelión” (4). Hoy, la revolución a la que apostamos es verdadera cuando nace del corazón del hombre, haciéndola desde el origen auténtica y legítima.

Y frente a la cuestión climática que nos ocupa y preocupa, sería simple afirmar que los gases de invernadero están presentes porque hay industrias, y con ellas mano de obra y consumo, y con éstos desarrollo económico, y de su mano bienestar. O forjar el concepto de que las emanaciones vienen del transporte que conecta y permite viajar por placer o llegar a trabajar o estudiar, y en definitiva es crecimiento humano que “necesita” esas fuentes para concretarse. Pero nosotros, cristianos activos y seguidores de la enseñanza de la denuncia no nos conformamos con los criterios de la razón idealista o económica, o con la mezquina visión de los resultados financieros, sino que buscamos porque anhelamos, proponemos porque sentimos, afirmamos porque estamos convencidos. Por eso el título del ensayo, “UN LLAMADO AL CONSENSO”, basado en el documento papal ya citado, ¡LAUDATO SI!, y con la fortaleza de otra expresión del Papa Francisco, la carta encíclica FRATELLI TUTTI, que consagra con energía la construcción común, y permite ver en la esencia del consenso esa herramienta útil que hermana pueblos y facilita resultados. “En una sociedad pluralista, el diálogo es el camino más adecuado para llegar a reconocer aquello que debe ser siempre afirmado y respetado, y que está más allá del consenso circunstancial. Hablamos de un diálogo que necesita ser enriquecido e iluminado por razones, por argumentos racionales, por variedad de perspectivas, por aportes de diversos saberes y puntos de vista…”(5) No es casual que esta exhortación se haya promulgado en ASIS, junto a SAN FRANCISCO, patrono de la ecología por su amor a la naturaleza.

Entiendo aplicable, una vez más, el magisterio de la Iglesia a la situación terrenal, a la defensa de la ecología, al respeto hacia la vida y la posibilidad de salvarnos juntos. Los organismos internacionales existen, las comunicaciones están al servicio de gran parte del planeta, la tecnología permite alcanzar voces y oídos que antes no eran simples de coincidir… La cuestión de la naturaleza es realmente preocupante y palpable, su cambio hacia la desaparición y exterminio se evidencia y conoce… Mucha gente con formación académica y convicciones orientadas a la construcción colectiva, elabora, difunde y comparte estudios y análisis serios y concretos… sólo estaría faltando el DIÁLOGO franco y edificante que no defrauda, que podría elaborar CONSENSOS sobre aspectos ya comprobados que traen consecuencia dañosas y como evitarlos o superarlos, y permitiría poner en práctica las técnicas encaminadas hacia la vigencia del hombre centro de la creación, don de Dios y herencia a transmitir.

María, la niña obediente, la joven diferente, la mujer de gestos que siempre ACORDÓ para SER y OFRECER, nos asista siempre y nos nutra en la confianza de su guía con la luz que nos incita a estar de pie frente a los desafíos, hasta llegar a preguntarnos: “¿Y si la cuestión climática del presente siglo la labor necesita más de mí, como actuaré?”.

Horacio Humberto Carnevali Peirano, abogado por la  Facultad de derecho Universidad de Rosario y exalumno de la Academia Internacional de Líderes Católicos

Bibliografía

  • Estudio satelital de la Universidad de Zurich (Suiza), 2019
  • Informe 2019 del Fondo Mundial para Naturaleza
  • LAUDATO SI!, 2015
  • LUCAS 23, 14
  • FRATELLI TUTTI, 2020