El desprendimiento de los bienes materiales

Una tarea indispensable para la Alta Dirección

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Bartlett y Ghoshal comentan que “las empresas son una de las más importantes instituciones de la sociedad moderna, si no la más importante”. Del estilo de dirección que tenga la Alta Dirección, por tanto, dependerá mucho el impacto en la sociedad donde ellas operan.  De otro lado, el profesor Sellés explica que la calidad de una decisión depende de tres componentes: el bien objetivo que se persigue, las perfecciones en la inteligencia que la consecución de dicho bien produce, y las cualidades en la voluntad que la obtención de ese bien exige para alcanzarlo.

El también explica que en la naturaleza humana hay una regla sencilla: los bienes pequeños desarrollan perfecciones pequeñas en la inteligencia y generan cualidades simples en la voluntad; mientras que los bienes grandes desarrollan perfecciones grandes en la inteligencia y generan virtudes en la voluntad.

Es por esto, que el desarrollo de las personas y de las organizaciones depende de los objetivos que se quieran alcanzar. Si el objetivo es un bien pequeño, los desarrollos serán limitados; si en cambio, es grande, las inteligencias y las voluntades adquirirán y desarrollarán muchas perfecciones.

Si aplicamos estos criterios para evaluar en el plano empresarial el contraste que hay entre el bien común y los bienes materiales, encontraremos que entre ellos existe una diferencia sustancial: mientras que el bien común demanda acciones de largo alcance, planes muy articulados y acciones complejas, además de fortaleza y perseverancia; los bienes materiales exigen  planes menos complejos, con horizontes más inmediatos, y acciones menos exigentes. Es decir, mientras el bien común es causa de mucho desarrollo hacia dentro de la organización, e incluso hacia fuera; los bienes materiales pueden ser fuente incluso de vicios.


Ahora bien, como en una empresa la elección entre perseguir el bien común o dedicarse a un mayor enriquecimiento material corresponde a la Alta Dirección, es a este nivel al que hay que advertirle, especialmente, de esta realidad peculiar de la naturaleza humana.  Perseguir grandes bienes, como el bien común, produce muchas perfecciones en las personas; y por tanto, como comenta el profesor Cazorla, genera desarrollo en la sociedad: porque el desarrollo es de las personas, y no del entorno físico.

Pero para que la Alta Dirección sea capaz de tomar este tipo de decisiones, antes debe aprender a vivir la virtud del desprendimiento de los bienes materiales. Sin esta virtud es difícil comprender que estos bienes son medios para servir a otros; que su acumulación tiene, por tanto, un sentido relativo; y que la propia persona debe conformarse con aquello que es suficiente para pasarlo bien, y no exagerar ni en las comodidades ni en las facilidades personales, menos cuando se utilizan recursos de la empresa.