La misa un tabú

No así para Jon Fosse

El sacerdote y psicoterapeuta Alfons Gea ofrece este artículo a los lectores de Exaudi titulado «La misa un tabú, no así para Jon Fosse».

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Confieso que no había oído hablar del reciente premio Nobel de literatura Jon Fosse, pero la radio que me acompaña mientras viajo me enganchó durante más de media hora con los comentarios de críticos literarios y profesores expertos en literatura que glosaban sobre el estilo, la inspiración y también sobre la propia vida del escritor noruego. El rato se me hizo ameno, además de instructivo. Es de agradecer que una emisora pública y estatal cumpla con el cometido de divulgar cultura.

Me llamaron la atención dos aspectos comentados en la entrevista, uno su alcoholismo, y otro el tema espiritual. El aspecto espiritual tan importante en la obra de Fosse casi monopolizó la tertulia. El valor del silencio, lo indeterminado, el misterio entendido como esencia de la persona. Hicieron mención de su conexión con la mística del siglo de oro, con las obras de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. Pero a pesar de ello, los expertos dejaban claro que la espiritualidad de sus obras no tenía por qué ser religiosa. Y salieron las obras de Federico García Lorca, uno de sus autores favoritos con el que el premiado también se identifica en ese aspecto de drama de la vida. Me fascinó ese insistir en la descripción de los silencios tanto en la obra dramática como en la novelada que transmiten el misterio de una literatura viva. Llegados a este punto los tertulianos se referían a la liturgia en cuanto a forma de expresión. Debo decir que me interesó todavía más el escritor noruego. Alguien comentó su frase “escribir es como rezar” y anotaron que en su Juventud estuvo con los cuáqueros.

Me quedó claro que Jon Fosse es un hombre espiritual, que fue alcohólico y que vive lejos del bullicio y las fiestas en la casa del jardín del palacio del rey de Noruega, como concesión a su obra literaria.

Al llegar a casa me sumerjo en internet para saber más de este autor para mi desconocido hasta ahora, fascinado por su vida interior, y me encuentro que es un neoconverso al catolicismo y que asiste a misa con frecuencia.

Copio a continuación uno de los parágrafos que se repiten en los comentarios que hacen de su persona basados en la entrevista que le hizo en 2019 el periódico danés Kristeligt Dagblad. Dicha entrevista fue mencionada en el programa de radio, no así el fragmento que les trascribo.

“Pero voy a misa y rezo. Aparte de todo, siempre me he sentido muy próximo a los escritos del Maestro Eckhart [dominico alemán, teólogo y filósofo]; pienso que sin haber leído sus trabajos nunca me habría convertido a católico.

Cuando está triste, ¿Dónde busca consuelo? En la literatura, supongo. En leer y escribir. Y en los últimos años también en rezar. Y en acudir a misa. Antes bebía mucho, así que buscaba refugio en el alcohol. Me ayudaba, pero solo hasta un punto, porque llega a ser muy destructivo, por eso dejé de beber, fue cuando me convertí al catolicismo”


Y en referencia a la iglesia católica dice:

“Durante muchos años estuve muy próximo a los cuáqueros, pero hace algunos años me convertí al catolicismo, también porque mi mujer es católica. Y siento la necesidad de mantener la fe, digamos, que con otros. En una iglesia católica me siento en casa”

No entiendo a qué es debido ese soslayar su religiosidad, su conversión al catolicismo y la asistencia a misa, cuando es algo que el mismo manifiesta en entrevistas y además, según los estudiosos de su obra está presente tanto en la forma cómo en la temática.

Una de las afirmaciones que llegaron a hacer en el programa de radio dedicado a los libros, era que se podía decir que era un hombre de fe, pero no “de ritos” Que se podía ser religioso sin religión.

Es obvio que además de no tener idea los tertulianos de la mística de la Eucaristía y de haber interpretado las declaraciones de Fosse por lo que respecta a su vivencia de la fe, prescindieron de un aspecto importante para el Nobel. Una persona nacida en la iglesia luterana, que hace un recorrido por el ateísmo y el agnosticismo, que busca el cristianismo primitivo en los cuáqueros y que encuentra su lugar en la iglesia católica creo que debiera haber sido comentado.

Cuando éramos pequeños no nos hablaban de sexo, en nuestros días no se habla de la muerte, más que cuando se propone la Eutanasia, y ahora podemos añadir un tabú más no se habla de la religión católica ni de los sacramentos. La misa es tabú en nuestros días.

Entiéndase que la palabra tabú designa a una conducta inmoral o inaceptable para una sociedad, individuo, grupo humano, etnia o religión. Es la prohibición de algo supuestamente extraño o incorrecto (en algunas sociedades), de contenido comúnmente religioso, económico, político, social o cultural por una razón que no suele estar justificada o no requiere ser comprendida.

Estamos de acuerdo que pueden darse espiritualidades sin Dios. Entre nuestros contemporáneos se puede hablar por radio o entre amigos de prácticas meditativas y estadas de varios días entorno a la vida interior ambientadas en religiones orientales, pero no se debería prescindir de Dios y su Hijo Jesucristo ni de la gracia al comentar los escritos de santa Teresa, san juan de la Cruz o Jon Fosse.