Lunes Santo

Además es San Dimas

Pronto hará un año de la muerte de mi padre. Para él, el Domingo de Ramos era una de las fechas más hermosas. ¡Hosanna! se llama su página en la red, y siempre lo celebraba con gozo. ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! El «Ven, Señor Jesús» está puesto en la lápida de nuestro nicho familiar, porque así lo quiso él. Sin embargo, el motivo de estas letras no es hablaros de la fiesta de ayer sino, simplemente, haceros caer en la cuenta que hoy, además de ser Lunes Santo, ese día en que leemos en el Evangelio «seis días antes de la Pascua», cuando estuvo de nuevo en casa de Marta, María y Lázaro… además, es SAN DIMAS.

Mi padre escribió una oración hermosa, hace ya muchos años, para el momento de su muerte. Aquella muerte que explicamos, mis hermanos y yo, hace unos meses en este blog: Últimos recuerdos de nuestro padre. Aquí voy a escribirla, por si quieres rezarla estos días o compartirla:

¡Oh glorioso San Dimas! El más glorioso de los ladrones de la historia, tú que supiste robar del Corazón Sagrado su Reino, su Gloria y su Vida, intercede por mí, para que yo, que soy peor que ladrón, a la hora de mi muerte pueda, sepa y quiera decir contigo: «Señor, acuérdate de mí, cuando vuelvas con el poder de tu realeza».


De mi padre aprendí muchas cosas, y una de ellas, fue que no hay que escatimar en la generosidad para con Dios y los santos. Meditar el Evangelio de hoy nos recuerda que el capitán de todos aquellos que dicen que no hay que gastar dinero en el culto, en las imágenes, y demás actos religiosos o en cálices, patenas y copones, coronas de la Virgen Santísima, catedrales, basílicas, etc.; el capitán de todos ellos fue Judas, porque se quejó de que María gastara un frasco de perfume de nardo. Está claro que a Jesús no le hacía falta el nardo, porque desprende ese olor, sin necesidad de gastar nada, en la Eucaristía, en sus sacratísimas llagas, de repente y sólo porque quiere; sin embargo, María necesitaba dárselo. Hay veces que tener detalles nos enardece el corazón, y enfadarse por los detalles de los demás, a las personas que quieren, o al mismo Cristo, no es más que reflejo de la envidia y el corazón mezquino.

A mí me gustaría invitarte a tener detalles con el Corazón de Jesús, a que le muestres su Amor, a que reflexiones seriamente sobre la verdad última de nuestra Fe, de que su Pasión, Muerte y Resurrección, no es más que la muestra de Amor que está deseando tener con cada uno, y que podemos corresponder, mejor o peor, con nuestras palabras y gestos de Amor a Él y a los demás. Y cuando no nos salga del todo bien, no podemos hacer más que rezar con San Dimas que, bien seguro, él se encargará de facilitarlo todo.

Espero que esta Semana Santa sea para ti un regalo de Amor de Dios y de su Madre Santísima. Te dejo dos vídeos, por si no has podido verlos. Comparte sin duda ninguna. Aquello que te ayuda a ti, puede ayudar a otros.