Preparemos la familia para la Navidad próxima

Familia sagrada, María Jesús, María y José, rogad por nosotros

El sacerdote y psicoterapeuta Alfons Gea ofrece este artículo en el que reflexiona sobre preparar la familia para la próxima Navidad.

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No cabe duda de que la familia es un anhelo permanente. Necesitamos querer a alguien y que nos quieran. Siendo la familia el primer lugar de aprendizaje y vivencia del afecto que alimenta la persona.

De todos es sabido que lo más anhelado y preciado de las coses de nuestro alrededor, es la familia. No solo según las encuestas, sino según los terapeutas que encentran en la familia el origen de las dificultades psíquicas tanto en el desarrollo cómo en la edad adulta.

Navidad supone en muchos casos un poner en escena los conflictos tapados durante el año, las desavenencias históricas, los malos entendidos, etc., de manera que bastantes respiran ante el final del ciclo navideño.

Afortunadamente son muchos también los que aprovechan cualquier momento para juntarse y compartir la vida, celebrando el nacimiento de Jesús.

Proponemos doce pasos, doce meses, para trabajar aspectos de la familia de cara a sanear nuestra relación familiar.

Más que un guion de trabajo son temas para interiorizar dándole el tiempo necesario para transformarnos, realizar la metamorfosis hacia unas relaciones satisfactorias.

Proponemos seguir los meses del año, pero como es obvio se pueden cambiar de orden, o elegir solamente aquellos que nos van a ayudar más a ser familia.

Ahí van:

Enero. Lo primero es pensar la familia como algo sagrado, dónde Dios se hace visible. Es sacramento de Dios en el mundo. Dios es relación. La unión del hombre y mujer, la maternidad y paternidad son aspectos que exceden al individuo. Ser padre, madre, hijo, abuelo, nieto, excede lo individual. Como un ecosistema qua hay que preservar, así es la familia para la sociedad. La mano de Dios la hace sagrada y así merece ser protegida y admirada.

Febrero. La familia no la elegimos, a diferencia de los amigos que son elección nuestra. Esto es algo que se repite a menudo. Los amigos, en cambio pueden variar a lo largo de la vida, o también puede variar la relación con ellos, más intensa o vaporosa con el paso del tiempo. La familia no la elegimos, como José y María no eligieron ser los padres de Jesús. Les fue dado ser familia como un regalo, un don. La sagrada familia de Nazaret es fruto de la respuesta de José y María al don de Dios. Una respuesta humilde, agradecida y de disponibilidad. Un regalo se debe acoger así, para disfrutarlo.


Marzo: La familia es unión en la diversidad. Somos diferentes y nos complementamos y enriquecemos mutuamente. El problema está en hacer de la diversidad una rivalidad. Las diferencias en clave de rivalidad son destructivas.  En el fondo el celoso es masoquista, busca el dolor de ser inferior reivindicando a los demás la importancia que él en el fondo no se da a sí mismo.

Abril. La unión se forja con el reconocimiento recíproco Ser alguien para alguien. La primera identidad que recibimos es en la familia. Somos receptores de lo que los otros nos dicen, nos hacen llegar con sus palabras y silencios y a la vez nosotros somos portadores de significado para los demás. Damos identidad. Ineludiblemente estamos unidos a nuestra familia. Elisabeth reconoce en María la madre de su Señor. María por su parte reconoce en Elisabeth la prima que necesita ayuda. Hay un intercambio de reconocimientos, de identidades.

Mayo. La fe en las posibilidades del otro. Elisabeth felicita a María por creer. Feliz tú, que has creído. Y la misma Madre de Jesús adelanta la hora, cuando le manifiesta a su hijo, la falta de vino en la boda de Caná. Ella cree y espera de Jesús el milagro. Será el primero y nace de la confianza de su madre. La familia es la responsable de forjarnos en la autoestima, en la confianza en nosotros mismos. Creemos en lo posible porque alguien cree en nosotros, dándonos responsabilidades desde niños y fomentando posibilidades de crecimiento.

Junio. Las incomprensiones, las salidas de tono, los conflictos son inevitables. Jesús se pierde en el templo, era necesario que se encargara de las cosas de su padre. Era su vocación. José y María no lo entienden. Hay procesos de cambio que duran años. Hay posturas que evolucionan hacia lo contrario de lo que se manifestaba. Romper por no saber esperar es malograr muchas cosas. María guardaba todas esas cosas en su corazón. El silencio, la oración y la espera se hacen necesarios para obtener lo que se espera.

Julio. La jerarquía es necesaria. Jerarquía no es poder sino, servicio de responsabilidad. Alguien tiene que tomar decisiones y responsabilizarse. José toma el niño y su madre y huyen a Egipto. Cundo nadie decide se establece la ley del más fuerte. Los tiranos, niños incluidos, si me permiten la broma, nacen de la falta de poder. Se pueden convertir ellos en poder jerárquico sin tener la capacidad ni los conocimientos. El dialogo no elimina la responsabilidad de decidir.

Agosto. La obediencia, diferente de la sumisión. Implica trabajar por un proyecto común. Poner todas nuestras fuerzas en nuestro proyecto familiar. Lo contrario es la disgregación de fuerzas y el rompimiento del proyecto en común. Jesús volvió con sus padres y crecía en obediencia y sabiduría.

Septiembre. Casi una obligación es disfrutar juntos, salidas, comidas, estar en casa, etc. En primer lugar, si no gozamos de la vida, aunque sea sacrificada, estamos restando fuerzas para la lucha. Uno padres tan sacrificados y sufrientes transmiten sin querer el mensaje de que la vida es una amargura, y que por tanto da igual trabajar o estudiar. En segundo lugar, cuando reímos juntos, facilitamos la expresión más natural de lo que somos y nos conocemos mejor y se fortalecen los lazos de unión. Es más fácil después hablar de temas incómodos.

Octubre. La familia no es un cercado donde nos recreamos en la autocomplacencia. El deseo de perfección no puede excluir lo que hay fuera. Formamos parte de la sociedad. Es un bien para la humanidad. Lo que somos repercute en los demás y a la vez formamos parte de otros proyectos más globales como la iglesia o la nación. El aire nuevo vitaliza la estancia. Los pastores fueron a ver el mesías y lo encontraron, con María y José.

Noviembre. El protagonista principal es Dios padre creador. Él se hace presente en el amor de los esposos bendiciendo su unión. Se manifiesta en el misterio de la vida del hijo que nace. La enfermedad, las dificultades, las alegrías son diferentes, bajo el prisma de la fe. Dios acompaña, sobre todo si le dejamos.

Diciembre. La fuerza, el motor y la renovación de la familia está en la oración. Jesús oraba, recitaba los salmos. Había aprendido en una familia judía. María y José hace de su vida un culto al Padre. José escucha y obedece al ángel en sueños. Los tres van descubriendo la voluntad de Dios. Sin la relación íntima y total con Dios no se entiende la sagrada familia.

Familia sagrada, María Jesús, María y José, rogad por nosotros.

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